¿Te has preguntado qué pasó con Cantarell? La respuesta te sorprenderá

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La única forma de recuperar para México el título de potencia petrolera es explotando los yacimientos de aguas profundas. Foto: Numérico
La única forma de recuperar para México el título de potencia petrolera es explotando los yacimientos de aguas profundas. Foto: Numérico

Seguramente sabrás que los precios del petróleo en todo el mundo han caído drásticamente en el año. También habrás escuchado que los precios de la mezcla mexicana de crudo están por los suelos. Lo que no escuchamos tan a menudo es que nuestro volumen de producción está cayendo de manera también impresionante. De hecho, desde junio de 2015 ya no somos exportadores netos de petróleo. Sí, así como lo leíste: desde junio de este año importamos más hidrocarburos de los que exportamos. ¿Cómo llegamos a esto?

El origen de la época dorada de México como un país petrolero puede rastrearse al sexenio de José López Portillo, quien anunció la necesidad de “acostumbrarnos a administrar la abundancia” tras el descubrimiento del segundo pozo más grande del mundo, el famoso Cantarell, en las costas de Campeche. En ese momento comenzó la petrolización de nuestra economía: los ingresos provenientes de la venta del crudo permitieron financiar una cantidad colosal de programas de gobierno.

Sin embargo, la abundancia no duró para siempre. En el año 2000 el gobierno observó una caída en la producción de crudo y gas natural de los pozos del complejo de Cantarell, por lo que se decidió forzar la producción del yacimiento mediante la inyección de nitrógeno (una técnica común en campos maduros). Así, se detonó la producción en el complejo pero al mismo tiempo se redujo su vida útil.

El gobierno tenía razones económicas para hacerlo: mientras que en 2003 el precio por barril de crudo se ubicaba en el mercado internacional en 23 dólares, en 2008 la cifra ya había pasado los 140 dólares. La mala noticia: para ese mismo año comenzaba a ser irreversible la caída en la producción de Cantarell.

Cuando fue definitiva la caída de Cantarell, el gobierno centró sus esfuerzos en incrementar la producción del segundo mayor yacimiento del país, el Ku-Maloob-Zaap, que en 2009 se volvió el principal campo mexicano. Desafortunadamente, su volumen de producción no alcanza a cubrir los 900,000 barriles al día, lo que lo deja muy lejos de la época dorada de Cantarell: cuando producía poco más de 2 millones de barriles al día.

En julio de este año Cantarell produjo tan sólo 0.2 millones de barriles diarios (mbd), lo que significa una caída estrepitosa de 91% desde diciembre de 2003, cuando produjo su máximo histórico de 2.1 mbd. Hoy en día México produce en el total de sus campos un promedio alrededor de los 2.2 mbd.

Algunas voces insisten en que recuperar la posición de potencia petrolera pasa por asignar más recursos a Pemex. Sin embargo, mayor inversión no siempre significa mayor producción. Según datos de la paraestatal, las reservas probadas actuales de petróleo en el país garantizan el aprovisionamiento hasta por 10 años. Estas reservas se encuentran en yacimientos explotables con los recursos tecnológicos con los que se dispone actualmente. Por ello, el incremento en la producción de Pemex depende en gran medida de las reservas existentes de crudo y no exclusivamente de la capacidad extractiva de la empresa.

La única forma de recuperar para México el título de potencia petrolera es explotando los yacimientos de aguas profundas, como el Trión 1, cuyo descubrimiento fue anunciado a finales del sexenio de Felipe Calderón. Sin embargo, harían falta muchos yacimientos de ese tamaño para cubrir la ausencia del otrora gran gigante mexicano, Cantarell, y que hoy es sólo el espejo de la condición despetrolizada de nuestra economía.

*gl

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