Las razones por las que Dinamarca paga altos impuestos y México no

Paradigma Liberal -
¿Qué ofrece su sistema en compensación por una elevada tasa de impuestos? Foto: Especial
¿Qué ofrece su sistema en compensación por una elevada tasa de impuestos? Foto: Especial

CIUDAD DE MÉXICO.- Nuestro país está atravesando momentos complicados por la inseguridad, impactos por los sismos, huracanes y por el atraso que hay en algunas regiones en materia económica como el sureste y existen voces que proponen que para solucionar estos problemas hay que aumentar los impuestos. ¿Tienen razón?

México tiene una baja recaudación y ocupa el último lugar en la OCDE, al recaudar solamente el 19.7% del PIB. Las economías de los países que pertenecen a la OCDE muestran una gran dispersión y se tiene que analizar la situación particular de cada uno, para comprender mejor por qué unos recaudan más que otros. La proporción de los impuestos en el PIB de los países que pertenecen a la OCDE oscila, desde el 19.7% de nuestro país, hasta el 48.1% de Dinamarca.

México tiene una baja recaudación, además de una enorme dependencia de los ingresos petroleros para financiar su gasto público. Aunque el país se encuentre con fundamentales económicos sólidos respecto a muchas otras naciones, la baja recaudación lo hace vulnerable.

En el caso de México, la recaudación de la actividad petrolera representa un porcentaje muy elevado del ingreso gubernamental. Si se eliminan los ingresos de las ventas de Pemex, resulta que México recauda en realidad, alrededor del 10 por ciento del PIB. Algunas preguntas relevantes pueden ser: ¿Por qué Dinamarca tiene una recaudación tan elevada? ¿Qué le hace diferente respecto a México? La respuesta no solo está en las tasas impositivas, sino en el pacto social. Por ejemplo, Dinamarca ha tenido mejores resultados que México en variables como el índice de transparencia en el manejo de los recursos públicos.

Sin embargo, una de las diferencias es que el pacto social de Dinamarca es muy distinto al de México. Dinamarca es el país con menor índice de percepción de corrupción, es decir, tiene un sistema intolerante a la corrupción que empieza por la clase política. Según la última estadística de Transparencia Internacional, el sector público danés es percibido como el más transparente, seguido de cerca por el de Finlandia y Nueva Zelanda.

Como consecuencia del bajo nivel de corrupción en las instituciones públicas en Dinamarca, existe una elevada disposición de la sociedad a cumplir con sus obligaciones fiscales.

¿Qué ofrece su sistema en compensación por una elevada tasa de impuestos? Tolerancia cero ante cualquier actitud impropia por parte de sus políticos, inversión en sus propios ciudadanos mediante una educación pública competitiva, servicios de salud de calidad y pensiones dignas. Todo ello es parte del éxito del pacto social en Dinamarca.

Evidentemente México no es Dinamarca. Según el informe de Transparencia Internacional, nuestro país se encuentra cada vez en mayor riesgo y debe enfrentar los principales problemas que padece: la corrupción y la desviación y el mal uso del gasto público que se utiliza con fines electorales y políticos. En materia de educación, salud y pensiones también estamos muy lejos de la situación en Dinamarca.

En el estudio “Development Center 2007”, elaborado por la OCDE, se presenta evidencia de que los contribuyentes mexicanos dudamos de la eficiencia del gasto público. El nivel de confianza es de los más bajos en América Latina. En México, sólo el 15% cree que el gasto gubernamental puede ayudar al crecimiento, mientras el promedio en América Latina es de 21%.

Sin aspirar a los niveles de Dinamarca, México debe aprender de las experiencias exitosas de otros países como Chile, cuyo éxito se debe a que tienen un bajo impuesto sobre la renta y alto impuesto general al consumo, lo que hace más atractiva la inversión que el consumo en general su economía creció tres veces más que la mexicana.

Los impuestos forman parte de la vida económica de todas las sociedades modernas. Por ello no sorprende la atención que han tenido en la literatura económica. Cuando los impuestos no se aplican correctamente, pueden tener consecuencias poco benéficas en la generación de riqueza, ya que lejos de estimular el crecimiento económico, pueden tener efectos negativos en la actividad económica en general.

El solo hecho de que una persona tenga que pagar más impuestos es, en sí, distorsionante. Lo mismo ocurre cuando un empresario dedica una enorme parte de su tiempo a buscar maneras de disminuir sus impuestos, en lugar de mejorar la calidad de sus productos. En un mundo globalizado, los inversionistas buscan los países que sean fiscalmente más atractivos para invertir y, cuando dejan de serlo, simplemente mueven sus capitales hacia donde puedan obtener mayor rentabilidad.

Sin embargo, cuando hay abundante financiamiento externo, como el que se ha dado en México desde 2009, tarde o temprano se puede afectar el comportamiento de otras variables como el déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos y se pueden gestar mayores riesgos para la economía. Sería un error asumir que el crecimiento del ahorro externo continuará a los ritmos recientes. La volatilidad que puede tener el ahorro externo que financia al sector público puede llegar a ser muy elevada y en buena medida es lo que ha generado la depreciación del peso.

*Jorge Sánchez es investigador asociado de la Fundación de Estudios Financieros – FUNDEF A.C.

Jorge.sanchez@itam.mx

@jorgeteilus

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.
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