Cómo estrellar tu startup contra la pared

Sólo para hustlers -
Lo único que debes hacer si quieres estrellar contra la pared a tu primera startup es ignorar por completo al equipo. Foto: Visual Hunt
Lo único que debes hacer si quieres estrellar contra la pared a tu primera startup es ignorar por completo al equipo. Foto: Visual Hunt

CIUDAD DE MÉXICO.- Construir una startup no es sencillo. Si tener un socio es como tener una relación, entonces tener tres socios con quienes además compartes techo, es tan complicado como “malabarear” una relación poligámica (no es que haya estado en una). En la etapa del desarrollo del producto, tener al equipo ideal es fundamental para el éxito de tu startup.

La historia de mi primera startup sucedió como en una película en fast-forward. Todo comenzó un jueves por la noche cuando mi amigo Jorge (tocayo) me escribió para contarme sobre un proyecto que tenía en mente. Era su proyecto de titulación y me dejó impresionado.

Se trataba de un gadget que permitía a las personas controlar un teclado con los ojos. Las posibilidades eran impresionantes. Implicaba que, de lograrse, miles de personas con discapacidad motriz severa en México y el mundo podrían acceder a Internet y comunicarse de una manera hasta ese momento imposible.

Acordamos que le ayudaría a construir la compañía. Trabajaría con su equipo en un plan de negocios, la administración de la startup, así como el desarrollo del producto. Siendo honesto, en ese momento no conocía NADA sobre emprendimiento, startups, diseño de productos y mucho menos de las implicaciones técnicas de manufactura de un hardware. Sin embargo, mi presentación le encantó al equipo y en ese momento me subieron al barco de los miembros fundadores.

Rápidamente el destino tocó a nuestra puerta. Por casualidad la Semana Nacional del Emprendedor del 2013 coincidió con el inicio de nuestra travesía. El Hub de Emprendedores ofrecía premios al mejor emprendimiento de alto impacto, 50, 20 y 10 mil pesos a los tres primeros lugares.

Nos pusimos manos a la obra y cuatro miembros del equipo estuvimos hasta las cuatro de la mañana, rodeados de libretas, computadoras, piezas enigmáticas de hardware y latas vacías de Red Bull, desarrollando el Lean Canvas que nos pedían para el concurso.

Ojerosos pero radiantes de ánimo llegamos en vivo a la Semana del Emprendedor. Presentamos el Lean Canvas y más tarde pasamos a un simulador de inversiones. Pronto estábamos frente a una multitud de inversionistas, emprendedores y uno que otro Godínez colado, presentando el proyecto y haciendo todo lo posible para no tartamudear.

Ganamos el primer lugar. Cuando llegó el dinero, meses después, lo gastamos en materiales y equipo de desarrollo: unas máquinas extrañas como de película del Santo que al principio no entendía para qué servían.

Así de feliz se ve una startup antes de tronar.

El premio también trajo consigo mi nombramiento como CEO de la startup. Visto con la perspectiva que da el paso del tiempo, yo no tenía la experiencia necesaria para dirigir una startup de ese tipo. Mi equipo no tenía el conocimiento suficiente en diseño y desarrollo de productos para cumplir con nuestras ambiciones. 50 mil pesos no eran suficientes para armar una compañía como la que queríamos. Todo lucía favorable luego del premio pero la realidad ya nos pisaba los talones.

Lo que más me ayudó como emprendedor fueron las capacitaciones que tomábamos como parte de distintos concursos. Hustlers, hipsters, hackers, beachhead market, lean startup, minimum viable product, todo ese trabalenguas de jerga startupera se volvió mi pan de cada día. Estudiaba a fondo y todo lo aplicaba al proyecto.

Nuestro ánimo era tal que decidimos mudarnos juntos para trabajar de tiempo completo. Como parte de esta ola de cambios, pedí establecer la regla “quien no se mude se va”, por lo que dos miembros que rara vez estaban en las juntas se fueron. Una tercera persona decidió renunciar inconforme con los cambios. Las piezas que terminarían por acabar con mi startup estaban ahí, pero desde adentro, todo se veía excelente.

Me enfoqué en la funcionalidad básica del producto: reconocer el movimiento de los ojos. Posteriormente decidí usar la tecnología existente como plataforma: adiós pantalla y teclado ¡hagamos un app móvil! Decidí que nos lanzaríamos a participar en el Premio Santander para conseguir dinero y dedicarnos a eso de tiempo completo.

Tiempo después, el equipo, en secreto, nunca me perdonó por dejar ir a tres miembros que, aunque a todas luces eran improductivos, pero habían estado con ellos desde el principio. Por mi parte, yo era completamente ajeno a la parte de investigación y desarrollo y me había convertido en una especie de gerente y ellos en una junta directiva.

Mi deber último en la vida era conseguir inversión para que ellos pudieran dejar sus trabajos y dedicarse al diseño del producto. No sonaba mal salvo por el hecho de que al mismo tiempo yo “malabareaba” un trabajo de medio tiempo, la universidad, la administración interna del equipo y además la búsqueda constante de inversionistas, mentores y oportunidades.

Para entonces la presión ya era demasiada. El camino era ríspido y el futuro incierto. Dos semanas después de la presentación de la final del premio Santander, donde obtuvimos el tercer lugar, renuncié para dedicarme de tiempo completo a mi trabajo en una agencia de relaciones públicas.

Casi dos años después sigo siendo amigo de mi tocayo Jorge. Hace poco supe que luego de algunos intentos de retomar el proyecto, decidió dedicarse de tiempo completo a su trabajo en TELMEX. Puedo decir con sinceridad que me entristece, pues creo que era un proyecto con mucho corazón y potencial para cambiar la vida de miles de personas.

Sostengo lo que dije al inicio de este post. Tener al equipo indicado es fundamental para que una startup viva. Pero no basta con tenerlo, también hay que cuidarlo. Administrar un buen equipo no es sólo procurar talento, sino cuidar las relaciones y la dinámica del grupo. Eso es algo que yo no vi, ya que mi falta de experiencia y mi ego no me lo permitieron hasta que fue demasiado tarde y el grupo se había desbandado.

Así que esto es lo que debes hacer si quieres estrellar contra la pared a tu primera startup: Ignorar por completo al equipo.

Por: Jorge Sánchez

Director General de Tundra Comunicación

@JorgeSagar

*livm

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.
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