Hay un factor que las empresas ignoran cuando hablan de productividad

Talentos@Work -
La realidad es que las empresas no conceden esta libertad a los trabajadores, porque simplemente no confían en ellos. Y porque la confianza se construye y es bidireccional. Foto: Photos.com
La realidad es que las empresas no conceden esta libertad a los trabajadores, porque simplemente no confían en ellos. Y porque la confianza se construye y es bidireccional. Foto: Photos.com

Hay una realidad, nadie es 100% productivo, pero querámoslo o no, nuestro desempeño muchas veces está medido por los niveles de productividad y eficiencia que manejamos.

Datos demuestran que los mexicanos somos los que pasamos más tiempo “trabajando”, o mejor dicho en nuestro lugar de trabajo, sin embargo, esto no quiere decir realmente que seamos productivos. Muchas empresas todavía exigen a sus empleados el cumplimiento de horarios estrictos, jornadas de 8 horas (o más) con una de comida y retardos que se reflejan en descuentos.

Pero ¿en realidad el empleado es productivo? Muchas veces no, todos nos hemos encontrado oficinas donde la hora de entrada es a las 9 de la mañana y se ve llegar a tanta gente como cabe en los elevadores, pero ¿quiénes llegan directamente a trabajar? La gran mayoría llega a saludar a los amigos, comentar el evento / chisme del día, muchos irán a desayunar, otros a terminar de arreglarse, en fin, innumerables actividades que no tienen nada que ver con las obligaciones laborales, pero eso sí, para el reloj checador, el empleado estará muy puntual cumpliendo su horario de trabajo, mas no su trabajo.

¿Por qué lo hacen las empresas? ¿Por qué se siguen realizando estas prácticas si saben que en realidad no fomentan la productividad? Para Erick Fromm, uno de los más grandes psicólogos y filósofos humanistas de nuestra época, podría ser por mera personalidad. Porque así somos.

Para Fromm, la verdadera productividad se refleja cuando el hombre relaciona sus responsabilidades con la conquista de su libertad y su tiempo. Es decir, cuando la persona asume que es dueño de su tiempo pero éste tiene que ser empleado para el cumplimiento de sus obligaciones.

La realidad es que las empresas no conceden esta libertad a los trabajadores, porque simplemente no confían en ellos. Y porque la confianza se construye y es bidireccional.

Pongo un ejemplo, si la empresa implementa la política de realizar trabajo en casa o trabajar los viernes medio día, ¿cómo responden los empleados? Probablemente al principio los empleados se sentirán motivados y reconocidos, pero con el paso del tiempo y por vicios y costumbres mal arraigadas, habrá aquellos que en lugar de trabajar en casa, dejarán de cumplir con sus asignaciones sin entregar resultados, algunos pensarán que ese día de “home office” es un día de vacaciones y terminarán por no hacer nada relacionado con el trabajo, o los “viernes cortos” serán destinados a socializar, festejar los cumpleaños del mes, etc. sólo para pasar el tiempo “al fin que hoy nos vamos temprano y ya no da tiempo de hacer nada”.

Y de nuevo, la empresa que se ve afectada por la baja productividad y por lo tanto en rentabilidad, volverá a implementar políticas estrictas para el cumplimiento de horarios que generarán descontento entre los empleados.

¿Se puede cambiar esta tendencia? No sólo se puede, se DEBE, tanto las empresas como los empleados debemos encontrar mecanismos que nos funcionen para construir la confianza que está desgastada o que muchas veces no existe. Los empleados debemos cambiar nuestro enfoque de conformismo y esa idea de que la empresa nos paga porque nuestro currículum dice que sabemos hacer nuestro trabajo.

Debemos demostrar a la empresa que lo que nos paga está justificado porque nuestro trabajo se refleja en los ingresos (o ahorro en costos) que genero para la empresa. Que el monto de mi sueldo se paga con lo que los clientes de la empresa pagan por mi trabajo realizado.

Porque mientras yo controle mi productividad en el trabajo, las políticas restrictivas de la empresa para la que colabore serán desbaratadas con resultados y ahí es cuando ejerceremos plenamente la libertad que menciona Fromm sobre la gente productiva. Y entonces sí, podré exigir lo que realmente doy: RESULTADOS.

*DR

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.
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