David Páramo

Análisis superior

David Páramo

22 May, 2018

Dos candidatos

 

Luego de ver el segundo debate, queda claro que hay dos candidatos que tienen una visión de presente y futuro para el país; otro que sigue buscando respuestas en recetas de mediados del siglo pasado y uno que simplemente es ridículo.

Comencemos por El Bronco. Este candidato, simplemente, va de ocurrencia en ocurrencia, como asegurar que se podría expropiar Citibanamex como parte de la negociación con Estados Unidos. Lo bueno es que las posibilidades de ganar de este tipo son cercanas a cero. No vale la pena detenerse en él.

Más allá de las habilidades verbales que pueda tener uno y otro candidato al momento del debate Andrés Manuel López Obrador plantea respuestas para el México actual y del futuro, recetas que se usaron en el pasado, algunas de ellas sin éxito.

Ha dicho que su modelo económico se basará en el desarrollo estabilizador, que correspondía a una economía cerrada, y que se aplicó desde mediados de la década de los 50 del siglo pasado y reventó en 1972, ante el cambio de las circunstancias de la economía.

Ayer anunció que su modelo de diversificación de las exportaciones sería el de La Alianza para el Progreso, con el que básicamente Estados Unidos daría dinero a los países firmantes a cambio de imponerles reglas, como comerciar justamente entre ellos y ser democráticos. A pesar de que estuvo vigente entre 1961 y 1970, jamás llegó a funcionar porque algunas naciones, como Cuba, no lo firmaron.

Ha reiterado, incluso en documentos, que buscará la autosuficiencia alimentaria. Un modelo que estuvo vigente en el país hasta 1982. También ha dicho que buscará que las carreteras sean pavimentadas a mano, un programa que se aplicó durante el gobierno de Luis Echeverría Álvarez.

MODERNIDAD

Con mayor o menor efectividad, las propuestas de Ricardo Anaya y José Antonio Meade corresponden a un país moderno, con impulso para lograr el bienestar de sus habitantes mediante un crecimiento económico incluyente, en el cual las nuevas tecnologías y la economía del siglo XXI sea lo que realmente aplique.

En ambos casos, los candidatos buscan que el país crezca por la vía de incentivar las actividades productivas y que las desigualdades tiendan a reducirse mediante la toma de decisiones correctas que parten de la estabilidad macroeconómica y la generación de empleos.

Ambos candidatos saben que la manera de combatir la pobreza es por la vía del crecimiento económico, el libre mercado y la inclusión de los sectores menos favorecidos. Se trata de dos candidatos que, sin lugar a duda, tienen visiones modernas y que sí han funcionado en el mundo.

MARGEN

Las elecciones son un proceso de contratación. No se elige a un salvador, tampoco se premia o se castiga a determinada administración. Votar con el hígado es un verdadero error, puesto que no corrige los problemas del pasado, sino que puede complicarlos.

Se dice que se castiga a los partidos, la inmensa mayoría de los políticos cambia de partido de acuerdo a su conveniencia. Si usted cree que va a castigar a un político votando, no sólo puede resultar muy ingenuo, sino que además puede estar tomando una pésima decisión.

Tomar decisiones enojado o con base en información insuficiente o mala es la ruta más sencilla para un desastre de grandes proporciones. Regresar al populismo sería profundamente errado.

La determinación de a quién contratar como Presidente de la República necesariamente pasa por entender dónde está la economía mexicana, que ha tenido uno de sus periodos más largos de crecimiento en la historia (todo este siglo, la economía ha crecido consistentemente, salvo 2009), con la inflación promedio anual más baja desde que se tenga registro.

Más allá de hacer un detallado análisis en torno a dónde está la economía, con cifras como el crecimiento del empleo o la colocación de créditos, una pregunta muy razonable tiene que ver con usted mismo: Si recuerda las décadas de los sesenta y setenta, piense cómo vivía su familia y las continuas crisis en la economía. Ahora compárelo con su vida actual.

Una vez teniendo claro el marco de referencia y de comparación, desde mi punto de vista, parece que la determinación debe estar sobre quién tiene los mejores atributos y experiencia para manejar la economía del presente y el futuro. Aquel que tenga el temple para enfrentar situaciones complejas en la economía internacional, que busque el crecimiento del país y, lo más importante, que tenga la experiencia para manejar asuntos complejos.

 

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