Italia revive la amenaza que acabaría con el euro

Italia ha sido, desde siempre, un quebradero de cabeza para Europa
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Italia ha sido, desde siempre, un quebradero de cabeza para Europa. Foto: Archivo
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CIUDAD DE MÉXICO. - Italia ha sido, desde siempre, un quebradero de cabeza para Europa. La causa está en una deuda excesiva que siempre ha rebasado los criterios establecidos por sus socios europeos.

Y así ha ido desde la misma creación del euro: Italia nunca cumplió con la regla de Maastricht de un techo para la deuda pública del 60% del PIB.

Pero con el fin de que la tercera economía de la zona euro entrara en la moneda única, se relajó el criterio: se le permitió que se adhiriera a la Eurozona bajo la condición de que recondujera su nivel de deuda al límite establecido a un ritmo satisfactorio mediante un plan creíble de austeridad.

Sin crecimiento, desempleo estructuralmente alto y elevado gasto en pensiones debido a una población envejecida, es muy difícil intentar recortar la deuda pública.

Los efectos

La crisis económica de 2008-2009 sumió al país en otra etapa de postración que lo único que hizo fue agravar la situación de la deuda, que actualmente representa más de un 130% del PIB.

Hay dos problemas más: uno, la banca italiana tiene una posición muy debilitada, cerca de la bancarrota; y dos, provocó una recesión que generó más descontento e irritación social.

La economía italiana es aún 5.5% más pequeña en relación a sus niveles previos a la crisis de 2009, siendo la única economía del G7 que aún no ha logrado regresar a los niveles de precrisis. En medio de la crisis social, se han fortalecido dos partidos populistas que han capitalizado todo ese malestar.

Uno de ellos es el Movimiento 5 Estrellas, un partido que emergió en 2009, y que es algo así como el Syriza de Alexis Tsipras en Grecia, o el Podemos de España, y que lidera un famoso cómico del país, Beppe Grillo.

El otro es un viejo conocido: la Liga Norte, un partido de ultraderecha de principios de los noventa, xenófobo y euroescéptico.

Ahora ambos partidos se han aliado para formar un gobierno con un programa común que se salta las reglas europeas.

En lo social, pretenden expulsar hasta 500,000 inmigrantes irregulares. Pero en el ámbito económico, quieren ignorar a sus socios europeos.

Están dispuestos a gastar y generar más deuda para reactivar la economía. Proponen:

  • Una tasa impositiva única (que sería más baja a la actual), que para las familias sería de entre el 15% y el 20% y para las empresas del 15%
  • Una renta básica a la ciudadanía de 780 euros mensuales (algo así como 18,000 pesos)
  • Bajadas de impuestos sobre la gasolina e ideas tan excéntricas como subvencionar las guarderías, pero sólo para los italianos.

Esos planes de recorte de impuestos y mayor gasto social o tienen ninguna base de financiamiento, lo que derivará en déficits fiscales más amplios y una mayor deuda.

Por tanto, aunque han borrado de su programa de gobierno las ideas más radicales (como eliminar los 250,000 millones de euros que el Banco Central Europeo posee de deuda italiana o plantear un mecanismo para salir de Europa y regresar a una Italia anterior a Maastricht, con la lira italiana de nuevo campando) sí supone una indisciplina respecto a las exigencias europeas de un mayor rigor en el manejo de las cuentas públicas.

Italia, al igual que lo hizo Grecia, quiere también brincarse las normas de disciplina europeas. Con la expansión fiscal que planean, pretenden impulsar el crecimiento económico, y ese mayor dinamismo económico contribuirá a reducir la deuda.

Con la diferencia de que su amenaza de salirse de Europa, dado el tamaño de su deuda, de 2.3 billones de euros, la tercera más abultada en términos nominales después de la de Estados Unidos y Japón, generaría una ver dadera convulsión en toda la región.

A Grecia se la podía expulsar y absorber el daño. A Italia, no. La confrontación está servida, así como los nuevos interrogantes sobre el futuro de la Eurozona.

Y el mercado ya lo está pagando. La tasa de 10 años se ha disparado de niveles cercanos a 1.75% hace un mes, a un cierre de 2.23% el viernes pasado, un incremento de casi 50 puntos base (pbs), y la tasa más elevada en casi un año. Eso ha significado un sustancial deterioro en la percepción de riesgo de Italia.

Por ejemplo, Italia está pagando por su deuda 75 pbs más de lo que remunera España -un país con el que tiende a comparársele-, cuando a inicios de mes ese diferencial no llegaba a 50 pbs.

Las crisis italianas, por lo que representan para la Eurozona, suelen ser bastante más graves que las demás. El episodio de 2012, cuando el presidente italiano del BCE, Mario Draghi, desactivó la crisis de la deuda soberana diciendo aquello de que “haría todo lo que fuera necesario para salvar al euro” nos lo recuerda.

Pues bien, la nueva coalición de gobierno en Italia pone en bandeja otra potencial crisis para la Eurozona.

dvr

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