El vino saca a relucir su faceta romántica en Baja California

VALLE DE GUADALUPE.- Romántica. Así es como se describe la familia Badan, una de las más conocidas en esta región vitivinícola de Baja California, ya que fue precisamente eso lo que movió a su hermano Antonio a hacer un gran vino para México y así crear Cavas del Mogor en 1985 –que toma su nombre de una cañada que corre hasta la Sierra Blanca–, proyecto que fue retomado por Natalia, su hermana, luego de su fallecimiento.

 “Es una declaración bien fuerte”, dice una de las mujeres más aguerridas y activas del sector, quien además es una ávida promotora de la cultura en la entidad.

Mogor Badán es su etiqueta más representativa, la cual ha sabido colocarse y permanecer en el gusto de los consumidores a lo largo de 31 años, sin modificar su estilo ni competir con otras etiquetas, en especial con otro producto emblemático: Chasselas del Mogor, un vino elaborado con la variedad blanca chassela, que Antonio trajo de Suiza. 

Natalia asegura que el romanticismo que lleva su familia en la sangre le ha llevado a emprender proyectos que se antojan de una gran complejidad y comprar un viñedo en Francia para fabricar Pirineo, una mezcla galo-mexicana.

“La verdad es que es un berenjenal (…). Hay que cuidar los viñedos allá, vinificar y luego traernos los caldos, mezclar y hacer un poco lo que se nos pega la gana porque afortunadamente aún tenemos mucha libertad, porque el vino mexicano no deja de ser todavía experimental. 

"(Es un reto logístico) tremendo, pero son proyectos románticos, no donde hay una planeación estratégica (…) y luego esto de pagar impuestos allá, pagar impuestos aquí, es un enorme reto, de hecho; nada más a nosotros se nos ocurre”, comentó sobre este proyecto, que tiene alrededor de 12 años; sin embargo, considera que en general así son los productores del Valle, porque a diario emprenden gestas heroicas. 

Tanto así, que deben ser creativos para poder alcanzar sus metas de fabricación, en especial teniendo en cuenta que 2018 se perfila como uno de los más secos en los últimos 70 años.

“Es el año más seco desde que tenemos registros climatológicos; simplemente no llovió y es brutal, no sé cómo hemos sobrevivido. 

Es un reto para nosotros y no es posible predecir lo que va a suceder. Los agricultores vivimos día a día, estación por estación”.

Para salir adelante se requiere cambiar prácticas agrícolas, aprender sobre técnicas de captación de lluvia, plantar las viñas evitando la erosión del suelo y reutilizar el agua de las ciudades. 

Badan esperó que esta situación sea anómala, pero sí lo atribuyó al cambio climático.

Más retos

La excoordinadora del Centro de las Artes (Cearte), y ahora presidenta de la Asociación de Vitivinicultores de Baja California, consideró que una de las mayores amenazas del sector es el mal manejo del uso de suelo.

“Los que vienen, porque es un valle turístico, a hacer viñedos rápidos, a usar tierras buenas para la agricultura en aras de recibir millones de personas, eventualmente pueden aplastar todo. 

El gran reto es mantener esta vocación de valle agrícola, que podemos compartir con un turismo pensado, enológico, ecológico y cultural, pero no el turismo masivo que nos están tratando de imponer (…). 

De pronto empezamos a recibir grupos y artistas que no tienen nada que ver y yo respeto mucho, quiero ser enfática en eso, pero se vienen a presentar aquí cuando no es el lugar adecuado.

“Me estoy peleando durísimo por lograr que se respete el ordenamiento y el uso de suelo. Es un tema, una vez más, de corrupción. 

Nos tenemos que poner firmes y exigir que se respete la ley, no estamos pidiendo las perlas de la virgen. Somos un gremio fuerte, la gran mayoría pensamos lo mismo al respecto”, comentó.