El PIB de México crecerá hasta 5%

CIUDAD DE MÉXICO, 29 de marzo.- El gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, reconoció ayer en Nueva York que el crecimiento de la economía mexicana se vio afectado en el primer trimestre por la desaceleración de Estados Unidos y por el clima, pero confió que al final del sexenio se logrará crecer a tasas cercanas a cinco por ciento.

En un discurso pronunciado ante el Economic Club de la ciudad estadunidense, considerada el centro financiero del mundo, el funcionario expuso que los fundamentos macroeconómicos del país están en buena forma, ya que se tiene una fuerte posición externa, aun bajo escenarios de estrés, y se tienen reformas económicas sin precedentes en marcha.

“Todo esto, con el optimista crecimiento económico de EU –nuestro mayor socio comercial– debe permitirnos preservar la estabilidad financiera, aún bajo tiempos turbulentos y elevar gradualmente el crecimiento potencial del PIB, para alcanzar un nivel cercano a cinco por ciento al final de la administración del presidente Peña Nieto”, enfatizó.

Reconoció que en el primer trimestre de este año, la economía mexicana registró un crecimiento menor a lo esperado debido en gran medida por un menor crecimiento en Estados Unidos y que mucho de eso se debe al clima.

Listos contra los impactos externos

La semana pasada, el Banxico advirtió en su reporte de Política Monetaria que la economía mexicana aún no mostraba signos claros de recuperación, debido a que las exportaciones, el consumo y la inversión privada seguía sin acelerar, por lo que decidió mantener su tasa de interés de referencia en 3.5%.

En su discurso pronunciado, denominado Emerging Market Economies: Challenges and How to Move Forward, Carstens manifestó que los países emergentes necesitan estar listos para enfrentar las consecuencias de mayores tasas de interés en Estados Unidos y otras naciones desarrolladas.

Al analizar los principales riesgos que pueden enfrentar las economías emergentes en el futuro, resaltó que desde el punto de vista de la estabilidad financiera, el principal peligro sería encarar salidas súbitas y masivas de capitales, lo cual no ha sucedido.

“Para manejar este asunto, será útil tratar de identificar, cuáles pueden ser los detonantes de perversas reacciones del mercado”, recomendó.

Carstens sugirió a las economías emergentes mantener tres pilares: el primero, fuertes fundamentos macroeconómicos y medidas de política; el segundo, sostener como un objetivo de política un sector externo resistente bajo escenarios de estrés; el tercero, promover el crecimiento económico haciendo a la economía más competitiva, elevando la productividad total de los factores y con ello el crecimiento de su PIB potencial.

El funcionario advirtió que en el sector interno de los países hay escenarios de riesgo, como puede ser el mantener pobres políticas macroeconómicas con la intención de estimular artificialmente el crecimiento de sus economías.

También los desbalances internos o externos. “No sólo importa la cuenta corriente”, expresó, sino también la magnitud y composición de los flujos de activos brutos.

“Los detonantes externos de un periodo crítico de volatilidad podrían ser cambios abruptos en las políticas monetarias de los países avanzados, una interrupción en el fortalecimiento de la recuperación de la Unión Europea, un contagio en los mercados financieros y la posibilidad de un rápido rebalanceo de los portafolios de los inversionistas.”

Carstens también vislumbra riesgos geopolíticos, lo cual puede ir más allá del control de los bancos centrales.

Reiteró que el principal desafío de los países emergentes estriba en como estimular el crecimiento económico, sin comprometer la estabilidad financiera, al enfrentar al mismo tiempo un escenario internacional plagado de incertidumbre.