El argumento a favor del gasto en armas

Los ingresos de 17 de los 20 principales fabricantes de armas estadounidenses se contrajeron en 2013
Actualidad -
La creciente riqueza en las economías emergentes y las nuevas amenazas en Siria, Irak y el Mar del Sur de China están alentando un rápido crecimiento del gasto en Asia, el Medio Oriente y Latinoamérica. Foto: Getty
La creciente riqueza en las economías emergentes y las nuevas amenazas en Siria, Irak y el Mar del Sur de China están alentando un rápido crecimiento del gasto en Asia, el Medio Oriente y Latinoamérica. Foto: Getty
La estrella del espectáculo estuvo ausente en los cielos por encima de la Feria Aérea de Farnborough, la mayor reunión aeroespacial de Europa, que comenzó el 14 de julio.
 
El caza F-35, que iba a hacer su primera aparición fuera de Estados Unidos, ha estado en tierra después de un incendio en su motor. 
 
No alzar el vuelo cuando se espera es un rasgo del jet de Lockheed Martin, por supuesto. Está años rezagado y estratosféricamente por encima de lo presupuestado. Su ausencia fue un motivo de vergüenza para Lockheed pero, de nuevo, su presencia habría recordado a los funcionarios de defensa que andaban comprando equipo en Farnborough el tipo de programa complejo y costoso que quieren evitar suscribir en el futuro.
 
Los fabricantes de armas pasan por un periodo de austeridad. Algunos grandes contratos, como aquellos para producir bombarderos, aviones de entrenamiento y drones, aún están disponibles en Estados Unidos, el país que más gasta en el mundo, pero incluso el gobierno estadounidense y otros del mundo rico, que pasan apuros para frenar sus déficits, se están esforzando más por conseguir lo máximo por el menor precio. 
 
Los ingresos de 17 de los 20 principales fabricantes de armas estadounidenses se contrajeron en 2013.
 
Las guerras encabezadas por Estados Unidos en Afganistán e Irak habían ayudado a elevar el gasto mundial a un récord de 1.7 billones de dólares en 2008. Desde entonces, según Jane’s, la ampliamente respetada firma de consultoría militar, se ha desplomado en 100,000 millones de dólares.
 
La buena noticia para los fabricantes de armas es que lo peor probablemente ya pasó. El Congreso de Estados Unidos ha revertido parcialmente los recortes automáticos que había impuesto para hacer frente a un déficit creciente. En Europa, la tasa de declinación se está desacelerando. 
 
La creciente riqueza en las economías emergentes y las nuevas amenazas en Siria, Irak y el Mar del Sur de China están alentando un rápido crecimiento del gasto en Asia, el Medio Oriente y Latinoamérica.
 
En general, el mercado para el equipo militar – excluyendo a China y Rusia, que en gran medida están cerrados a las empresas occidentales – tocará fondo el año próximo.
 
Aunque el presupuesto del Pentágono es tan grande como el de los siguientes 15 ministerios de defensa combinados, sus arcas ya no son insondables. Quiere más “reciclado”, un mejoramiento del equipo existente. El modelo aquí es el venerable bombardero B-52 de Boeing, que ha sido constantemente reacondicionado y cumplirá su 90º cumpleaños en 2042.
 
El Pentágono se ha alejado de los contratos convencionales de “precio de costo más beneficio”, que dan a los contratistas un incentivo para gastar en exceso, ya que tienen garantizado un margen por encima de lo que resulten ser sus costos. En la evaluación anual del departamento de sus propias competencias como comprador, publicadas el mes pasado, señaló que los contratos de precios fijos alternativos no siempre han resultado mejores. En realidad, los contratistas en ocasiones terminan con márgenes de utilidad “espectacularmente” más altos que en los acuerdos de costo más beneficio.
 
Por tanto, el Pentágono está buscando crear contratos más sofisticados que alienten a los fabricantes de armas a encontrar ahorros de costos que serán compartidos con el contribuyente.
 
Estados Unidos se está interesando en las acciones al otro la del Atlántico, especialmente en Gran Bretaña, para hacer que las compañías asuman la propiedad y mantenimiento de los sistemas de armas. Un acuerdo de 2009 al que Gran Bretaña llegó con BAE Systems ofrece “poder de ataque por hora” para los jets Eurofighter Typhoon de la Real Fuerza Aérea (RAF, por su sigla en inglés). 
 
El compromiso de la RAF con los vuelos de bajo costo se reforzó con el anuncio, en Farnborough, de que los contratos de mantenimiento para las transportadoras se concederían a Flybe, una aerolínea de bajo costo. Gran Bretaña incluso contempló subcontratar todo su sistema de adquisiciones militares recientemente, sólo para retractarse de una medida tan radical.
 
Una primera reducción en el gasto militar, en los años 90, provocó una serie de fusiones, conforme los fabricantes de armas reducían costos uniendo fuerzas. 
 
Esta vez, el Pentágono ha puesto en claro que no aceptará una mayor consolidación que perjudique a la competencia. En Europa, la oposición política obstaculiza los esfuerzos de consolidación: El intento de 2012 de Airbus de fusionarse con BAE Systems fracasó por esta razón.
 
Con las fusiones fuera de la jugada, los grandes contratistas militares tuvieron que actuar rápidamente para prepararse para la más reciente ronda de recortes de gasto, reduciendo costos y despidiendo a batallones de trabajadores. 
 
Ahora están analizando qué más pueden hacer para prepararse para una era en la cual los presupuestos han dejado de caer, pero los ministerios de defensa son compradores más demandantes.
 
Una respuesta es encontrar nuevos mercados civiles para sus productos. Algunos grandes proveedores de las fuerzas armadas – como Boeing y UTC, que es dueña de Pratt & Whitney, un fabricante de motores de avión – ya tienen incluso divisiones civiles más grandes. Sin embargo, los intentos anteriores de las empresas más dedicadas a la defensa de diversificarse a trabajos no militares resultaron “poco tocados por el éxito”, en palabras del ex jefe de Lockheed Norm Augustine.
 
No obstante, muchas de las cosas que producen tienen usos civiles. Los sistemas de comunicaciones seguros pudieran ayudar a proteger a los bancos y a otras empresas de los hackers. 
 
Raytheon vendió recientemente su sistema de detección de francotiradores Boomerang a empresas de electricidad estadounidenses después de que un hombre armado dejara fuera de funcionamiento varios transformadores que proveían de electricidad a Silicon Valley.
 
Sin embargo, esos contratos siguen siendo aún una parte pequeña de la mayoría de las operaciones de las compañías de armas. La ciberseguridad civil y las actividades relacionadas ofrecen solo alrededor de 2 por ciento de los ingresos de Lockheed, por ejemplo.
 
 Aunque los fabricantes de armas son “esencialmente empresas tecnológicas”, como lo expresa Rami Myerson del banco Investec, podrían pasar apuros para competir con firmas de Silicon Valley más ágiles.
 
En realidad, esas compañías están empezando a invadir el territorio de la industria de defensa.
 
“La guerra se está volviendo digital”, observa Tom Captain de Deloitte, una firma consultora.
 
Las empresas tecnológicas han demostrado que pueden proveer de robots, naves teledirigidas y software de espionaje. Spacex, fundada por el emprendedor de tecnología Elon Musk, está llevando a la Fuerza Aérea de Estados Unidos a los tribunales en un esfuerzo por reabrir una licitación para un contrato de lanzamiento de satélites concedido a Boeing y Lockheed.
 
Si es difícil para los proveedores militares hacer la transición al mundo civil, no es mucho más fácil para ellos promover su equipo ante nuevos clientes de exportación.
 
Muchos países, desde el Medio Oriente hasta el este de Asia, están gastando más en armarse con jets, misiles y tanques. Los reclamos territoriales cada vez más asertivos de China están provocando que sus vecinos mejores sus defensas. 
 
Sin embargo, el mercado está altamente fragmentado.
 
Brasil, entre los que más gastan, tiene un presupuesto de defensa de solo 4 por ciento el tamaño del de Estados Unidos. No solo es costoso vender a muchos clientes más pequeños, sino a menudo insisten en que parte de la manufactura se haga localmente o demandan acceso a tecnología delicada que los gobiernos locales de los proveedores de armas no permitirían. India, el premio mayor, es un cliente terriblemente duro, imponiendo todo tipo de condiciones a cambio de contratos de armas.
 
La competencia para vender a las potencias extranjeras es más intensa que internamente. Los países asiáticos y latinoamericanos preferirían equipo ruso o chino que no es tan bueno como el occidental, pero es mucho más barato. Cada vez más países con industrias de armas propias están alentando a sus empresas a buscar nuevos mercados de exportación como Japón y Corea del Sur.
 
Aquellos fabricantes de armas que son parte de grandes conglomerados aeroespaciales pueden distribuir sus gastos generales de investigación y desarrollo sobre una base más amplia. 
 
También tienen una mejor oportunidad de hacer ventas cruzadas a los ministerios de defensa de países cuyas líneas aéreas estatales ya son sus clientes. La reciente reestructuración de Airbus estuvo en parte dirigida a lograr esto. 
 
La industria aeroespacial civil está en auge, dando a esas empresas un fuerte poderío financiero. Los compradores potenciales de equipo militar se sentirán seguros de que estas compañías seguirán existiendo en una o dos décadas, cuando se necesiten actualizaciones.
 
Las compañías que fabrican principalmente productos militares podrían encontrar que la vida es más difícil. El cambio en el ciclo de gasto podría alentarles a soñar que los enormes programas generadores de mucho dinero como el F-35 regresarán, y que los buenos tiempos volverán.
 
Sin embargo, la evidencia sugiere que una industria a menudo poco confiable, ineficiente y excesivamente recompensada finalmente está siendo obligada a cambiar sus métodos para sobrevivir.
 
#kgb 
 
 

Tips para tus finanzas personales directo en tu correo.
Al registrarme acepto los términos y condiciones

  TAGS

Taboola
Icono de te puede interesar de en dineroenimagen

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR