La Fed y su política monetaria

Parece no haber consenso de los integrantes del Comité de Mercado Abierto sobre flexibilizar más la política monetaria.
Opinión -
El presidente del Fed busca que el fortalecimiento del crecimiento económico y del empleo descanse no sólo en la política monetaria, sino también en la fiscal.
Ben Bernanke

Los próximos 19 y 20 de junio, casi empalmada con la reunión del G 20 en Los Cabos, Baja California, se celebrará la próxima reunión del Comité de Mercado Abierto del Banco de la Reserva Federal (Fed), órgano encargado de definir la política monetaria de los Estados Unidos. Sin restar relevancia a la reunión de los líderes del G20, de la que se esperan al menos algunas directrices o recomendaciones con respecto a las estrategias para atender la grave situación en Europa y la desaceleración de la economía global; la atención de los mercados financieros estará puesta en la decisión que tomen las autoridades monetarias estadunidenses con respecto a su política monetaria.

La reunión de la Fed es relevante, no sólo por el deterioro de algunos indicadores económicos, sobre todo de empleo, que corresponde a uno de los dos mandatos de la institución (el otro es la estabilidad de los precios) y al empeoramiento de las condiciones en el exterior, sobre todo las presiones en los mercados financieros por los problemas de deuda soberana y salud de los bancos en Europa, sino por que en junio termina la denominada operación “Twist” (inició en agosto del año anterior), consistente en intercambiar hasta un monto de 400 mil millones de dólares de instrumentos de deuda de corto plazo por instrumentos de deuda de largo plazo. Este programa ha tenido como propósito mantener en muy bajos niveles las tasas de interés de largo plazo, un determinante importante en las decisiones de los hogares y empresas con respecto a su gasto (la tasa del bono a diez años se mantiene en niveles mínimos históricos, aunque en su caída influyó también la reasignación de fondos a nivel global por la mayor aversión al riesgo).

Hasta ahora parece no haber consenso de los integrantes del Comité de Mercado Abierto sobre flexibilizar más la política monetaria, al considerarse que los malos datos de empleo y de algunos otros indicadores, como ventas minoristas, pedidos de fábrica y confianza del consumidor, entre otros, pudiera ser algo transitorio, dadas las benignas condiciones climáticas del invierno, ya que se logró un ritmo de actividad y de generación de empleos mayor al que en otras circunstancias se habría tenido.

En su última comparecencia ante el Congreso (junio 7), el presidente de la Fed abordó diversos temas, pero en ningún momento se refirió a la posibilidad de adoptar una estrategia monetaria más acomodaticia, lo que causó desánimo entre los inversionistas. Solicitó a los congresistas no adoptar medidas fiscales demasiado restrictivas el próximo año, ya que se podría poner en riesgo la recuperación de la economía. En otras palabras, el presidente del Fed busca que el fortalecimiento del crecimiento económico y del empleo descanse no sólo en la política monetaria, sino también en la fiscal.

Sin embargo, un día antes de la comparecencia de Bernanke, la vicepresidente de la Fed se refirió a que si se elevan de manera significativa los riesgos para el crecimiento, o la inflación estuviera en peligro de ubicarse por debajo de 2% (objetivo de la Fed), la institución podría extender su estrategia monetaria actual o adoptar acciones que incrementen su hoja de balance (un nuevo programa de facilidades cuantitativas). Cabe destacar que la inflación al consumidor de mayo se ubicó en 1.7 por ciento.

Pensamos que en esta reunión de la Fed muy probablemente no se adoptará ninguna acción de política monetaria; en espera de información adicional que precise si la desaceleración que reportan la economía y los malos datos de empleo es algo meramente temporal. Más adelante, si se confirma que la pérdida de fuerza de la economía sobrepasa lo coyuntural, la Fed podría reanudar la actual operación “Twist”, o en su caso instrumentar un nuevo QE3.

En México, aunque la economía arrancó el año mejor de lo que se esperaba, pudieran resentirse los efectos de un menor crecimiento en Estados Unidos, así como las consecuencias de las mayores turbulencias en los mercados financieros por la situación de Europa. El Banco de México, que anteriormente había señalado que podría ser conveniente una política monetaria más acomodaticia, como lo han hecho otros países avanzados y emergentes, sobre todo en el contexto de bajo crecimiento económico y moderadas presiones inflacionarias, advirtió en su última reunión del riesgo que para la inflación es la reciente depreciación del tipo de cambio, por lo que no hizo evidente que vaya a bajar su tasa objetivo de interés. Los pronósticos extienden de nueva cuenta el 4.5% hasta diciembre.

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