Europa pierde a sus jóvenes; migran o son un problema

CIUDAD DE MÉXICO, 19 de noviembre.-Los jóvenes constituyen el estrato de la población que está cargando la losa más pesada de la crisis financiera en la Unión Europea, ya que en los países de la región, el número de personas entre 15 y 29 años sin empleo, que tampoco están estudiando y que no están en algún programa de entrenamiento (ninis), cada mes se eleva exponencialmente y ahora suman cerca de 14 millones de personas, por lo que ya duplican en número de mexicanos en misma situación estimado en siete millones de jóvenes.

Los ninis europeos representan un costo fiscal para los países del viejo continente de 153 mil millones de euros, establece un cálculo del diario inglés The Guardian.

Este costo, explican economistas de México y España entrevistados por Excélsior, se debe a que sus gobiernos gastan por un lado recursos en programas para capacitarlos, pero como, aún así, no encuentran ningún empleo, los estados también sufren una pérdida fiscal al no recibir de ellos ningún impuesto.

Federico Novelo, jefe del departamento de Producción Económica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), lamentó que mientras haya un objetivo de austeridad, no importa el empleo, sino cumplir con la meta de disminuir el gasto y el déficit. “En México el objetivo de austeridad es el control de la inflación y tampoco importa el empleo”.

“En algunos países como España y Grecia los jóvenes están buscando migrar para buscar trabajo a Alemania o naciones emergentes, e incluso los ibéricos buscan colocarse en México, por medio de las grandes empresas con operaciones en el país, como los bancos y constructoras.

“Seguramente se podría hablar de una generación perdida para estos jóvenes, ya que sus gobiernos no están pensando en crecimiento ni en empleo. El único país que está pensando en crecimiento es el gobierno francés, pero no hay ninguna replica ni en  Alemania, ni en España, ni en Italia ni en Grecia”, enfatizó.

Agregó que esto también impacta en el desarrollo de la nación, pues si muchos de sus jóvenes se van a buscar empleo a países emergentes, repercute en el crecimiento de su país.

Generación perdida

Pero esto no es todo, ya que a los estragos económicos que está sufriendo está generación pérdida, como algunos ya se apresuraron en llamarla, también se suman efectos sicológicos, “ya que serán una generación de baja autoestima”, dijo Novelo.

Explicó que Paul Krugman en su último libro, Parar ya esta crisis, plantea que la duración de la problemática, genera un sentimiento de pérdida de autoestima que descalifica frente a sí misma a mucha gente.

“A esto se deben sumar las consecuencias sociológicas por las rupturas familiares que ya se están presentando ocasionadas por la falta de dinero en los hogares”, advirtió Antonio Palazuelos, catedrático de economía de la Universidad Complutense de Madrid.

Pablo López Sarabia, coordinador de Estudios Económicos de Banamex, advirtió que a estos jóvenes la crisis los está condenando a tener un menor bienestar de por vida, comparada con el que disfrutaron sus padres, ya que las condiciones salariales y pensionarias se están deteriorando, además de que como tardarán más tiempo en incorporarse al mercado de trabajo, demorarán también más en pensionarse.

Luis Enrique Casais, profesor de Economía Política Mundial de la Universidad Complutense de Madrid, agregó que una prueba del deterioro laboral se observa en la propia Alemania, otrora ejemplo del bienestar económico en Europa, en donde más de siete millones de trabajadores ya ni siquiera pueden aspirar a ser mileuristas (ganar mil euros al mes), debido a que tienen un salario de 400 euros al mes, gracias a las reformas laborales puestas en marcha en 2003 por Gerhard Schroeder, para crear los mini jobs, como una solución al problema del desempleo.

El problema es que con un mini empleo sólo tendrán derecho a una pensión básica de 139.95 euros tras 45 años trabajados.

Casais también lamentó el deterioro de las condiciones laborales en la Unión Europea, y lamentó que hasta 70% por ciento de los jóvenes trabaje con contratos temporales, en comparación con 20% de los adultos.

Dónde se originó el término nini

Aunque nadie ha patentado la autoría del concepto nini, su invención se atribuye a los españoles y concretamente al diario El País, que el 22 de junio de 2009 publicó el reportaje Generación Nini: ni estudia ni trabaja, en el cual ya advertía que los jóvenes se enfrentan hoy al riesgo de un nivel de vida peor que el de sus padres.

En dicho reportaje el diario ibérico destacaba que de acuerdo con los resultados de una encuesta de Metroscopia: 54 por ciento de los españoles de 18 a 34 años decía no tener proyecto alguno por el cual sentirse interesado o ilusionado.

También señalaba que los sociólogos detectaron la aparición de un modelo de actitud adolescente y juvenil: la de los Nini, caracterizada por el simultáneo rechazo a estudiar y a trabajar.

Gustavo Matías, académico de la Universidad Autónoma de Madrid, explicó a Excélsior que en parte esta actitud surgió en los jóvenes debido a que se daban cuenta que las oportunidades laborales se estaban cerrando y que los sueldos eran cada vez más bajos, por lo que los inundó la desesperanza y la apatía.

Sociólogos señalan que la crisis ha venido a acentuar la incertidumbre en el seno de una generación que creció en un ámbito familiar de mejora continua del nivel de vida, y que ha sido confrontada al deterioro de las condiciones laborales: precariedad, infraempleo, mileurismo, no valoración de la formación.

También se señala que el término equivale al acrónimo inglés NEET, de la expresión Not in Employment, Education or Training (Ni trabaja, ni estudia ni recibe formación), el cual fue utilizado por primera vez por el gobierno británico y su uso se ha extendido en otros países, entre los que se incluyen Japón, China, Corea del Sur y México.