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LONDRES.- El Gobierno británico intensificó este lunes su campaña para impedir que Escocia abandone Reino Unido, al publicar un documento afirmando que el nuevo país estaría al margen de organismos internacionales como la Unión Europea.
El Partido Nacional Escocés (SNP), que está a favor de la independencia, encabeza los planes para celebrar un referéndum sobre este delicado asunto el próximo año, y ha restado importancia al impacto del "sí" en el estatus internacional de Escocia.
Pero el documento de 57 páginas - redactado para el Gobierno británico por dos expertos en derecho internacional - dijo que las implicaciones podrían ser de amplio alcance, comparando la situación con la creada por el colapso en 1991 de la Unión Soviética, cuando Rusia fue declarada sucesora legal de la URSS.
Aquel factor obligó a otros 14 estados soviéticos a forjar de nuevo sus relaciones internacionales.
El peso abrumador de un precedente internacional sugería que Escocia sería considerado legalmente como "nuevo país", un escenario que la forzaría a volver a solicitar su ingreso en organismos internacionales como la UE, Naciones Unidas y la OTAN, según el texto.
La intervención gubernamental coincide con un informe de un comité de expertos, entre ellos dos economistas ganadores del Nobel, que señala que el plan del SNP de conservar la libra esterlina en caso de independencia era una estrategia inteligente, sugiriendo que también lo sería preservar el Banco de Inglaterra como entidad central.
El SNP argumenta que los ingresos por el petróleo del Mar del Norte, junto con los recursos pesqueros, agrícolas y de la industria del whisky, bastarían para que Escocia fuera solvente.
Pero críticos afirman que el petróleo se está acabando, que Escocia perdería una ayuda del Gobierno británico sumamente generosa, y que tendría dificultades para conseguir suficientes impuestos para pagar las facturas.
La decisión poco habitual del Gobierno británico de publicar estos documentos refleja su preocupación ante la posibilidad de que los escoceses puedan votar a favor de la independencia, espoleando la ruptura de un Reino Unido que comprende Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, cree también que Escocia sería un "nuevo Estado". Cuando se le preguntó por ello, dijo repetidamente que cualquier nuevo Estado que se escinda de un país actual de la UE tendría que volver a solicitar entrar en el bloque.
El Gobierno español afronta un desafío similar con Cataluña, donde al menos un sondeo señala que más de la mitad de los catalanes elegiría la independencia si se les diera la oportunidad.
El primer ministro británico, David Cameron, intervino en el debate el domingo, al decir que Escocia tenía lo necesario para ser una nación independiente, pero argumentó que disfrutaba "de lo mejor de los dos mundos" dentro de Gran Bretaña.
"Sencillamente: Reino Unido funciona. Reino Unido funciona bien. ¿Por qué dividirlo?", escribió en un artículo publicado en los periódicos escoceses.
