No se trata sólo de ser un buen jefe, sino un excelente líder en el mundo donde la competitividad y el desarrollo son clave. Emprender un proyecto requiere de métodos y habilidades que facilitan el camino al éxito.
En su libro, Sylvia Lafair menciona algunos de los comportamientos que definen a los líderes ideales:
Colaboran más. Los grandes líderes saben que el éxito no está basado únicamente en logros individuales, aunque no están separados del todo. Fomentan logros grupales e individuales.
Construyen nuevas realidades. La sensación de que todo es posible y que los desafíos siempre pueden ser superados, además de ver la esencia de la esperanza en el planteamiento de un problema es lo que permite a una empresa abrirse paso por nuevos mercados.
Se ríen de los problemas. No se trata de burlarse de la situación, sino usar el humor como una herramienta para poner las preocupaciones inmediatas en otra perspectiva. Una broma dicha en el momento adecuado reduce el estrés y relaja el ambiente.
Ayudan a otros a visualizar el futuro. No se trata sólo de ver una parte del futuro, sino canalizar los deseos y necesidades de los colaboradores en un panorama compartido y benéfico para todos.
Integran piezas a una totalidad. Como en un rompecabezas, una proyecto se compone de piezas que no son idénticas. El trabajo del líder es poder ver todas las caras y hacer que todas embonen de manera correcta.
Crean ambientes de confianza. Un ambiente confiable es el pegamento que mantiene las piezas de una organización unidas y sobre todo, un líder sabe que de esta manera todas las partes ganan.