La carrera por igualar la mente

CIUDAD DE MÉXICO, 10 de mayo.- A 16 años de que la supercomputadora de IBM, llamada Deep Blue, derrotó a Gary Kasparov, considerado el mejor jugador de ajedrez de todos los tiempos, la ciencia y la tecnología están aprovechando los modelos artificiales de inteligencia para dar respuesta a uno de los más grandes misterios de la humanidad: cómo funciona su propia mente, aunque no han conseguido hacer máquinas que imaginen.

El 11 de mayo de 1997 la ficción se encontró con la realidad cuando ese ordenador, capaz de realizar 200 millones de cálculos por segundo, superó a los billones de conexiones neuronales de nuestra corteza cerebral, tras entender y simular las funciones cognitivas del ser humano.

En este punto de la historia, nuestro concepto de modernidad dio un giro cuando las computadoras ocuparon el trono evolutivo del planeta.

El triunfo de Deep Blue acercó a la humanidad al siglo XXI con su máximo triunfo al superarse a sí misma en una partida de ajedrez y replicar su propia mente en una tarea específica, lo que dio lugar a otras investigaciones.

¿Máquinas que imaginan?

Los científicos se han dado a la tarea de entender procesos más elevados, como la imaginación y la creatividad, para explicar los fenómenos abstractos que ocurren en nuestra mente, mediante su representación en un modelo computacional.

Este problema, es una de las interrogantes más elusivas en el campo de la inteligencia artificial, dijo a Excélsior el investigador Jim Davies, del Instituto de Ciencias Cognitivas de la Universidad de Carleton en Canadá, quien diseñó un experimento en donde una computadora puede generar un nuevo tipo de ave, a partir del análisis de diferentes especies.

“Es muy difícil observar lo que pasa en la cabeza de una persona y saber qué está pensando (…) otro aspecto de esta dificultad es que para que una maquina sea capaz de imaginar historias o escenas se requiere un enorme conocimiento del sentido común, y es muy difícil  hacer que esto lo razone una computadora.”

Aclaró que existe un gran desacuerdo respecto a si la inteligencia artificial puede igualar las capacidades de la mente humana al grado de adquirir conciencia, y aunque no se sabe realmente qué es ésta, esos avances nos ayudan a comprender mejor el cerebro humano y concuerdan con la idea que algún día “una de pieza de software en algún momento, pueda ser conciente”.

Bruno Edmond, investigador senior del Instituto  Nacional del Consejo de Investigación de Tecnología de la Información en Canadá, dijo a Excélsior que “la tendencia actual es ligar estos modelos artificiales en el campo de la neurociencia, con el fin de entender su base neurológica y saber cómo funciona nuestra mente.”

Así, el desarrollo de inteligencia artificial no sólo crea sistemas que puedan resolver problemas lógicos, sino que nos ayuda a entender el funcionamiento del cerebro humano.

En pañales

Sin embargo, a 16 años del triunfo de Deep Blue, diversos especialistas señalan que todavía existe una gran brecha entre la creación de computadoras  autómatas y la forma en que trabajan  nuestras funciones cognitivas.

Una muestra de ello es la computadora Watson, también de IBM, que superó a sus contendientes humanos  en un juego de Jeopardy!, o el sistema EdX, desarrollado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y la Universidad de Harvard, capaz  de entender y calificar las tareas de estudiantes universitarios; no obstante, ambos son incapaces de realizar más de una tarea. 

“Podemos crear inteligencia para resolver problemas específicos, pero no algo tan general como la inteligencia humana, la cual puede resolver muchísimos  problemas a la vez (...) una máquina puede ganarnos en una partida de ajedrez, pero ese mismo programa no va a ser capaz de jugar a las cartas o al billar.”