El ABC de los impuestos

Una de las maneras en que el gobierno obtiene recursos para ofrecer servicios es a través de los impuestos. Conoce sus características
Economía -
No existe un sistema tributario único óptimo, sino que algunos impuestos sirven mejor para lograr ciertos objetivos y otros para conseguir unos distintos. Foto: Photos.com
No existe un sistema tributario único óptimo, sino que algunos impuestos sirven mejor para lograr ciertos objetivos y otros para conseguir unos distintos. Foto: Photos.com
Un gobierno necesita recursos para ofrecer servicios de salud, educación, pagar pensiones a las personas que se han retirado, mantener un ejército que salvaguarde la seguridad nacional, construir carreteras y acueductos, pagar sueldo a sus empleados, etc. Dichos recursos pueden obtenerse de distintas maneras: por la recaudación vía impuestos, por contratación de deuda, emisión de moneda o explotación de algún recurso por parte del gobierno. 
 
En ese sentido, el objetivo de este artículo es analizar presente estructura fiscal del país, comparando las ventajas y desventajas entre los diferentes tipos de impuestos existentes. En términos económicos, un impuesto se entiende como una expropiación de recursos de individuos o empresas por parte del gobierno. 
 
Para que un impuesto pueda considerarse como óptimo debe satisfacer las siguientes características:
 
a) Equidad. Por equidad se entiende que los impuestos deben estar relacionados con la capacidad de pago de los individuos. En busca de una distribución más uniforme de los recursos, el gobierno cobrará mayor cantidad de impuestos a las personas más ricas con tal de lograr dicho fin. Este concepto se denomina progresividad, mientras mayor sea ingreso de las personas, mayor será el pago proporcional de impuestos.
 
b) Eficiencia. A excepción de los impuestos de suma fija, los impuestos generan una brecha en precios: existe un precio para el consumidor y uno para el productor. Como resultado de dicho cambio en precios se generará una pérdida irrecuperable de bienestar, asumiendo que en dicho mercado no existen fallas.  Por eficiencia se entiende que se generen las menores distorsiones posibles y que dicha pérdida sea lo más chica posible.
 
c) Simplicidad. Para recaudar impuestos se necesita un sistema burocrático. Mientras más complicada sea la forma de los impuestos, mayores serán los costos de recaudación y administración.
 
d) Incidencia clara. Si la incidencia (quién paga el impuesto) no es clara, entonces los individuos no podrán tomar decisiones de manera adecuada. Un ejemplo de un impuesto cuya incidencia no es clara el impuesto a las herencias: ¿Gravamos a quien deja la herencia o a quien la recibe? Si se grava a quien deja la herencia entonces el impuesto es muy distorsionante, pues dicho individuo preferirá gastar su dinero antes de morir en lugar de dejarlo a su heredero, pues el gobierno le quitaría una parte de éste. En cambio,  si se grava a quien recibe la herencia, entonces es como un impuesto de suma fija, no distorsiona en lo absoluto sus decisiones, sólo es una cantidad que recibe independientemente de sus decisiones.
 
El problema de encontrar un sistema tributario óptimo radica en que las características previamente descritas no siempre van de la mano. Existen impuestos que satisfacen eficiencia, pero fallan en equidad. En las líneas posteriores se analizarán los impuestos al consumo, al ingreso laboral y al ahorro bajo la óptica de impuestos óptimos, comparando ventajas y desventajas entre ello.
 
Comencemos por estudiar los impuestos al consumo. Este tipo de gravamen es regresivo, en el sentido de que las personas más pobres pagan más impuestos proporcionalmente que las más ricas, ya que las familias de menores recursos destinan una mayor parte de su ingreso al consumo y las más ricas tienen posibilidad de ahorrar. Es por eso que un impuesto al consumo no es equitativo.
 
Para lidiar con el problema de la regresividad se podría establecer un impuesto escalonado en el que las personas que más gasten tengan que pagar una tasa más alta. Sin embargo, esta política sería un tanto inútil, pues los individuos desagregarían el consumo. Me explico, los individuos irían dos veces al súper en lugar de una con tal de pagar menos impuestos, es más, no necesitarían ir dos veces, simplemente hacer dos cuentas diferentes para que el monto sea menor y paguen menos impuestos.
 
En nuestro país, el IVA tiene una estructura de tasas diferenciadas: hay una tasa general de 16%, una tasa fronteriza de 11%, tasa cero y exenciones. La tasa fronteriza es menor que la general para evitar arbitraje, es decir, para que los agentes prefieran consumir en nuestro país, en lugar de cruzar la frontera y hacerlo allá. Los bienes con tasa cero y exenciones no pagan impuesto, la diferencia entre estos dos conceptos, es que con el primero sí se es sujeto de impuesto y con el segundo, no. En otras palabras, se puede pedir la acreditación del IVA para los bienes con tasa cero, lo cual puede entenderse como un subsidio, el problema radica en la estructura del mercado, pues si el monopólico, el beneficio lo apropiará el productor.
 
Ahora bien, en términos de eficiencia, un impuesto al consumo eleva el precio del bien, esto genera dos efectos: por un lado, el individuo sustituirá el bien que se ha vuelto más caro por los que son más baratos en términos relativos; por otro lado, como el individuo es más pobre a causa del impuesto, gastará menos en consumir. De esta manera, se distorsionan las decisiones de los agentes: cambiará la composición del gasto. En lo tocante a la simplicidad, gravar el consumo es relativamente sencillo y su incidencia es clara, quien compre el bien, debe contribuir con recursos.
 
En segundo lugar, un impuesto al ingreso laboral es más progresivo que el impuesto al consumo, ya que las personas más ricas reciben mayores salarios que las más pobres y, por ende, pagarán relativamente más impuestos. El ISR tiene dos componentes que fomentan la progresividad. Por un lado, mientras mayor sea el ingreso del individuo, mayor será la tasa de impuesto aplicada y, por otro lado, un subsidio al empleo, mientras menores sean los ingresos de los individuos se les otorgará una transferencia y conforme aumente su ingreso, menor será el monto de la transferencia, hasta que pasando un cierto nivel ($7,382.34 al mes) ya no reciban éstas. De esta manera, los primeros deciles no pagan ISR, por el contrario, reciben transferencias. 
 
 
 
En lo concerniente a la eficiencia, un impuesto al ingreso laboral lo que modifica es la decisión ocio-consumo de los individuos. Los individuos reciben utilidad por tener ocio (flojera), pero el ocio tiene un costo: el salario, pues el tiempo que estuviste inactivo, pudiste haber trabajado y generado un ingreso. Al implementar un impuesto al ingreso laboral, se reduce el salario que percibe el individuo, haciendo más barato el ocio, de nuevo en términos relativos. El efecto sobre el cambio en el número de horas trabajadas dependerá de muchos factores, entre ellos, quién es el individuo: si es un jefe de familia, probablemente no modifique su cantidad ofertada de trabajo. No obstante, si fuera un generador secundario, esperaríamos que disminuya la cantidad de tiempo que dedica al trabajo.
 
La recaudación vía impuestos al ingreso laboral no es tan complicada y su incidencia es clara, quien genere el ingreso tendrá que contribuir a dicho gravamen.
 
Por último, un impuesto al ahorro es el más progresivo de los analizados con antelación, pues como ya se ha mencionó, las personas con mayores recursos son las que ahorran, por eso gravar el ahorro es más equitativo, se cobra más en términos proporcionales a quien más tiene.
 
Si bien se logra un mayor nivel de progresividad con este tipo de gravamen, la eficiencia no se comporta de igual manera. El ahorro es la forma en que los individuos trasladan recursos del presente al futuro. Al gravar el ahorro, disminuye la tasa de interés y, con ello, los incentivos a ahorrar. Es decir, se distorsiona el precio de los bienes en el futuro. Esto provocará modificaciones en la inversión y en el crecimiento de la economía. Además, si bien los individuos, en general, no ahorran lo suficiente para el retiro, con un gravamen al ahorro se ve comprometido su ingreso futuro. 
 
En lo tocante a la simplicidad, ésta tampoco se es muy favorable, pues dada la gran cantidad de activos e instrumentos financieros su recaudación es sumamente complicada, pues la tasa del impuesto depende del activo y del agente. 
 
Para concluir este ensayo, no me queda más que recalcar que no existe un sistema tributario único óptimo, sino que algunos impuestos sirven mejor para lograr ciertos objetivos y otros para conseguir unos distintos. La elección del sistema tributario dependerá de cómo se ponderen estas características.
 
Texto de José Luis Cruz
#RA
 
 
 

Tips para tus finanzas personales directo en tu correo.
Al registrarme acepto los términos y condiciones

  TAGS

Taboola
Icono de te puede interesar de en dineroenimagen

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR