Lecciones de Harvard: Por qué tu empresa debería usar el modelo de Kickstarter

El modelo Kickstarter debería ser parte de la infraestructura de innovación de toda empresa mundial que tome en serio la creatividad empresarial
Management -
Desde su lanzamiento en 2009, Kickstarter afirma que más de 4.1 millones de personas han comprometido más de 624 millones de dólares para financiar más de 41,000 proyectos.
Desde su lanzamiento en 2009, Kickstarter afirma que más de 4.1 millones de personas han comprometido más de 624 millones de dólares para financiar más de 41,000 proyectos

Por: Harvard Business School Publishing Corp. / Michael Schrage

CIUDAD DE MÉXICO.- En un periodo impresionantemente corto, Kickstarter se ha convertido en la “mashup” (aplicación web híbrida) referencial de sensibilidad de financiamiento colectivo y esfuerzo empresarial. Si usted tiene una idea genuinamente creativa, la plataforma de financiamiento colectivo de Kisckstarter ofrece una forma     verdaderamente innovadora de financiar la creatividad y la innovación. Desde su lanzamiento en 2009, Kickstarter afirma que más de 4.1 millones de personas han comprometido más de 624 millones de dólares para financiar más de 41,000 proyectos. Eso es emocionante.

La efectividad de Kickstarter para facilitar comunidades creativas plantea un desafío provocador para los directores ejecutivos de todo el mundo: ¿Dónde están sus Kickstarters? ¿Por qué los líderes no están explotando las capacidades de financiación colectiva de sus propios ecosistemas de innovación?

El modelo Kickstarter debería ser parte de la infraestructura de innovación de toda empresa mundial que tome en serio la creatividad empresarial.

El capital de riesgo y los programas internos de desarrollo avanzado no son nada nuevo. Corporaciones gigantes como IBM y 3M están buscando constantemente formas de apalancar su escala de forma costo-eficiente al tiempo que exploran oportunidades de innovación.

Pero un problema con la abrumadora mayoría de las iniciativas de innovación que he visto es lo compartimentadas y aisladas que se vuelven. Estos esfuerzos están diseñados para apelar a los creativos e innovadores, no a toda la empresa.

Aún más, los fondos para la innovación provienen abrumadoramente de “presupuestos” y no de fondos discrecionales pertenecientes a individuos o pequeños equipos. La idea de que los empleados podrían contribuir con su propio dinero para ayudar en el inicio de una propuesta provocativa es una herejía organizacional. Tal vez debería serlo. ¿Pero qué pasaría si una pequeña parte de la compensación de la gente fuera denominada para financiación     discrecional “Kisckstarteresco”? ¿Por qué no convertir a la empresa en un mercado que cree la opción de explotar el “entusiasmo de los empleados” en lugar de “la sabiduría de las masas”?

Virtualmente toda empresa mundial de renombre ahora tiene las redes sociales y de trabajo internas necesarias para crear una iniciativa similar a Kickstarter. La pregunta es si sus líderes verdaderamente han empezado a meditar las implicaciones de innovación de estas herramientas. Lo dudo.

Permítanme robar el consejo de Kickstarter a los artistas y empresarios que desean utilizar su plataforma para pedir apoyo: “Las audiencias responden a la pasión, la sinceridad y la habilidad para ejecutar. Desean ver que lo comunique en su video, y quieren que les ofrezca recompensas creativas a un precio justo”.

¿Qué tan difícil sería que las empresas mundiales tradujeran en acción ese llamado? ¿Qué CEO no querría saber qué nuevos productos o servicios sus empleados estarían dispuestos a financiar? ¡Qué forma fascinante – y fantástica – de medir la temperatura de innovación de una empresa!

*Michael Schrage es investigador del Centro de Negocios Digitales de la Escuela Sloan del Instituto Tecnológico Massachusetts. Es autor de "Serious Play".

*bb

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