El Big Brother mexicano

CIUDAD DE MÉXICO, 8 de julio.- Doce y media del día. Piso superior del Centro de Control de Reacción, Prevención y Operación del DF (C-4) que incluye videovigilancia. Un mensaje llega al celular del director. Lo lee y, sin perder la calma, sus ojos se dirigen a dos de las tres pantallas principales que retransmiten al centro de la pared blanca lo que ven las cámaras de vigilancia de las calles de la Ciudad de México. Un automóvil arrolló a una serie de puestos de mercado al sur de la ciudad.

Hay varios heridos y se realizan acercamientos para que desde el centro de control se determine la reacción. Abajo, en donde se desarrolla toda la acción entre despachadores de seguridad pública, bomberos y protección civil, con cuatro pantallas cada uno, se observa en especial a un hombre con un radio, que a su vez mira las pantallas y se comunica con el personal de tierra para indicarles cómo actuar.

Los agentes siguen en sus actividades, no se sorprenden, estas escenas son el pan de cada día en su trabajo. De vez en vez algunos levantan la vista para enterarse del accidente, pero parece que no descuidan las 40 cámaras que cada uno de ellos vigila diariamente.

En las pantallas se ve a los elementos de seguridad llegando a la escena, disuelven la aglomeración y brindan apoyo a los heridos. Esas grabaciones quedarán guardadas en el sistema durante siete días en caso de necesitar ser usadas por un Ministerio Público ante una denuncia.

Vigilados

En la Ciudad de México la seguridad no descansa precisamente en las armas, sino en los cientos de ojos que día a día monitorean sus calles a través de más de 14 mil dispositivos de vigilancia desde el C-4i4, inaugurado en 2011 y que costó seis mil millones de pesos. 

Detrás de cada uno de esos artefactos que siguen los movimientos de los habitantes, hay tecnología no tan elevada como la de otros países, pero que incluye un anillo de fibra óptica para controlar las más de 6 mil cámaras que se ubican en las estaciones del Metro y las más de 8 mil en las calles.

Además de las herramientas con las que cuentan los agentes como un sistema de cartografía, un sistema de escritura, las transmisiones de las cámaras de seguridad y los sistemas de integración de comunicaciones, explicó a Excélsior el director general de Atención a Emergencias y Protección Ciudadana del DF, Gerardo X. González Manjarrez.

Retransmitir la señal

Los dispositivos de este sistema de vigilancia, instalado bajo el Proyecto Bicentenario. fueron fabricados e instalados por Samsung y Pelco. “Son cámaras PTZ IP, es decir que utilizan la fibra óptica para su operación, tienen 360 grados de visión, y un zoom capaz de acercar a 10 metros lo que originalmente está a 100 metros”, dijo a Excélsior Daniel González, representante de Fouet México, empresa dedicada a la venta de sistemas de vigilancia, con clientes como Apasco y Banamex.

“Nuestra tecnología en el C-4 pasa por diferentes firewall y de ahí puede retransmitirse la información. Los equipamientos están en un site y éstos son controlados desde un Centro de Operación de Redes”, explicó González Manjarrez.

Y aunque añadió que hasta ahora ni el C-4, ni ninguno de los cinco Centros de Control (C2) que hay en la ciudad han tenido intentos de intrusiones (hackeos) a los artefactos de grabación, éstos no están exentos de vulnerabilidades.

“El cable de fibra óptica puede ser vulnerado en las repetidoras, ubicadas para reforzar la señal pues ésta se va debilitando en el transcurso. Esta señal después llega al site. Pero la inversión para hackear es grande, pues a cada repetidora llega la señal de tres cámaras”, dijo González, de Fouet.

Otra vulnerabilidad es usar las contraseñas dadas por los proveedores; sin embargo el director del C-4 dijo que ellos indican y cambian sus propias contraseñas sin que nadie fuera del Centro de Control tenga acceso a ellas.

Privacidad a cambio  de seguridad

Si bien la Ley Que Regula el Uso de Tecnología Para la Seguridad Pública del Distrito Federal, publicada en 2008 es la que respalda el Proyecto Bicentenario e indica bajo qué estándares y dónde se han de ubicar las cámaras de seguridad, en ningún apartado se trata el tema de la privacidad.

Con sistemas de videovigilancia los ciudadanos renuncian a una porción de su privacidasd a cambio de una seguridad que en algunos casos todavía no ha sido garantizada.

“Debido a que están en espacios públicos eso es lo que nos permite estar garantizando su visión (...) en caso de que sea necesario éstas pueden bloquear ciertos aspectos  como ventanas, puertas e interiores para evitar grabar dentro de los domicilios”, dijo González Manjarrez.

Atrás de él, la imagen de las pantallas ha cambiado, ya no refleja el accidente en el mercado. Ahora se observa en otra zona de la Ciudad de México el seguimiento de un vehículo sospechoso.

El C-4 formó parte del Proyecto Bicentenario Ciudad Segura iniciado en 2008. Pretendía ser finalizado en 2011.Durante esta administración se colocarán 7 mil cámaras más, según datos obtenidos del presupuesto de egresos del DF.

Videovigilancia sin reglas claras

Como si se tratara de un planteamiento emanado de   la imaginación del escritor británico George Orwell en su celebrada novela 1984 (publicada en 1949), la vigilancia llegó para quedarse. Estar dentro de una casa o un local, es decir en propiedad privada, con un circuito cerrado de televisión (CCTV) no implica que la información de quienes están ahí esté a salvo de miradas ajenas. 

Según el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, IFAI, la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de Particulares no tiene un apartado específico para garantizar la salvaguarda de la información obtenida a través de la videovigilancia.

Sin embargo en una respuesta orientativa de dicho organismo se establece que lo revelado por una de estas cámaras pueden ser datos privados y sensibles que identifiquen a una persona física.

Si cualquier persona quisiera hacer valer su derecho de acceso, rectificación, cancelación u oposición ante una videograbación que incluya su imagen deberá recurrir a la ley y cada caso tendrá que ser analizado para llegar a una resolución.

“No hay ninguna ley todavía que regule el CCTV, pero a partir de los problemas de seguridad en antros y bares, el gobierno federal ya está invitando a estos locales que tengan este sistema”, dijo el representante de Fouet México, Daniel González.

Tiempos de oportunidad

Esto es una oportunidad para empresas como Fouet México, que ha vendido sus kits de videovigilancia a comercios de la Zona Rosa y la Condesa. González agregó que “gracias a que los costos del CCTV se han reducido, el nuevo mercado se ubica en los pequeños negocios”, rama que ahora representa alrededor de 30 por ciento de los ingresos de la firma, cuando hace tres años significaban el 15 por ciento.

La conectividad móvil fue la diferencia. “El hit del CCTV se dio a partir de que la gente puede ver las grabaciones y lo que la cámara capta en tiempo real desde su Smartphone o iPad gracias a la conexión vía Wi-Fi”, dijo González.

Pero esa facilidad es la mayor vulnerabilidad de estos sistemas, explicó a Excélsior el director de Investigación y Análisis de la firma de seguridad informática Kaspersky Lab en América Latina, Dmitry Bestuzhev.

“Todos los dispositivos de red, incluidos los Wi-Fi, tienen una opción de manejo remoto habilitada; conociendo la contraseña cualquier persona puede conectarse y controlarla desde cualquier parte del mundo. De ser hackeadas las cámaras se vuelven ventanas hacia nuestra privacidad”, dijo Betuzhev.

Las contraseñas dadas por el fabricante se pueden descifrar fácilmente. por lo que Betuzhev recomendó cambiarlas, deshabilitar el control remoto y actualizar el software para evitar filtraciones.

Proponen cuidar los datos captados

El Instituto de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales del Distrito Federal (InfoDF) propuso resguardar las imágenes de las cámaras de videovigilancia que hay en 63 instituciones públicas del gobierno local, para garantizar un manejo adecuado de la información que captan.

La propuesta del comisionado ciudadano Luis Fernando Sánchez Nava, pretende crear un sistema de datos personales específico y resguardar no sólo imágenes, sino el audio que se graba a través del sistema de videovigilancia de instituciones como la Procuraduría General de Justicia y el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, así como la Junta Local de Conciliación y Arbitraje y el Sistema de Transporte Colectivo (Metro) son algunas de esas 63 instituciones que tienen cámaras de vigilancia propias.

“Se requiere un manejo adecuado porque el uso de este equipo hace vulnerables a los ciudadanos al poderse conocer sus hábitos, horarios y rutinas cíclicas, mediante la observación y estudio de esos videos”, argumentó el comisionado ciudadano.

Espionaje institucional

Agregó que en el InfoDF hay preocupación de que se graben todos los días imágenes de quienes transitan por los espacios públicos, además de comercios y casas habitación que quedan dentro de su alcance.

Reiteró la necesidad de verificar a todos los entes públicos que cuentan con esos equipos para asegurar que la obtención, tratamiento, transferencia, archivo y destrucción de los datos personales que recaban se realice a la Ley de Protección de Datos Personales para el Distrito Federal.