Wikileaks nunca estuvo fuera del radar de EU

Un portavoz del Departamento de Justicia confirmó que “tiene una investigación sobre los asuntos que involucran a WikiLeaks, y que esa investigación sigue en curso”
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Julian Assange está refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres. Foto: Reuters
Julian Assange está refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres. Foto: Reuters
En junio de 2011, Ogmundur Jonasson, el ministro del interior de Islandia en ese momento, recibió un mensaje urgente de autoridades estadounidenses.
 
Decía que “habría un ataque inminente a la base de datos del gobierno islandés” por parte de piratas cibernéticos y que la FBI enviaría a unos agentes a investigar, dijo Jonasson en una entrevista telefónica.
 
Sin embargo, cuando llegaron “ocho o nueve” agentes del FBI en agosto, dijo Jonasson, se percató de que no investigaban un ataque inminente, sino que recopilaban material sobre WikiLeaks, el organismo activista que ha sido responsable de publicar millones de documentos confidenciales en los tres últimos años y que cuenta con muchos operarios en Islandia.
 
Jonasson pidió a los agentes que abandonaran el país, dijo, porque habían tergiversado el propósito de su visita.
 
La operación en Islandia fue parte de una investigación de gran alcance de WikiLeaks y su fundador Julian Assange por el papel que jugaron en la revelación de documentos militares y diplomáticos estadounidenses en 2009 y 2010. 
 
Con ella, discretamente, había estado recopilando material desde por lo menos octubre de 2010, seis meses después del arresto del soldado Bradley Manning, el recluta militar acusado de proporcionar la mayor parte de las filtraciones.
 
Bradley Manning está acusado de dar a conocer más de 700,000 documentos clasificados al sitio web WikiLeaks. Foto: Reuters
 
Hasta su resurgimiento como aliado de Edward J. Snowden, el ex contratista informático que filtró los detalles sobre la vigilancia realizada por el Organismo Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés), Assange parecía un hombre olvidado. 
 
WikiLeaks no había dado a conocer información importante en varios años, habían disminuido sus fondos y varios de los organizadores  de sus sistemas se habían ido por causa de disputas internas.
 
El propio Assange está refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres, a donde huyó para evitar la extradición a Suecia para que lo interrogaran por los alegatos de abuso sexual.
 
Sin embargo, el gobierno estadounidense no se había olvidado de él. 
 
Entrevistas con agentes gubernamentales, fiscales y otros familiarizados con la investigación a WikiLeaks, así como un examen de las constancias de autos, indican que por lo menos cuatro organismos del gobierno estadounidense están investigando a Assange y a WikiLeaks, junto con un gran jurado que ha citado a testigos.
 
Se han recopilado decenas de miles de páginas de evidencias. Y por lo menos otros cuatro ex integrantes de WikiLeaks han tenido contacto con autoridades estadounidenses que buscan información sobre Assange, dijeron los e xmiembros a condición de guardar el anonimato al hablar de un asunto que, según les informaron, es confidencial.
 
En respuesta a preguntas recientes de The New York Times y otros, un portavoz del Departamento de Justicia confirmó que “tiene una investigación sobre los asuntos que involucran a WikiLeaks, y que esa investigación sigue en curso”, pero declinó proporcionar detalles.
 
La acusación contra WikiLeaks podría colocar al gobierno en un territorio jurídico complicado. WikiLeaks es una organización internacional y, a diferencia de Manning y Snowden, Assange y otros miembros no trabajaban para el gobierno estadounidense ni para sus contratistas, y no les pueden levantar cargos por espionaje.
 
WikiLeaks sostiene que fungía como editor al permitir que se diera a conocer información en el interés público, y con frecuencia ha sido socio de agencias de noticias tradicionales, incluidas las de The New York Times y The Guardian. Si el gobierno acusa a WikiLeaks y a Assange de coconspiración, estaría arguyendo que, a diferencia de sus socios, no son periodistas.
 
“Dada la agresión del gobierno en el caso Snowden, yo esperaría que continúe avanzando con el caso Assange en una teoría de la conspiración, aun cuando WikiLeaks parecería elegible para las protecciones de la Primera Enmienda”, dijo James C. Goodale, un abogado especializado en la Primera Enmienda, quien trabajó antes en The Times y es el autor del libro “Fighting for the Press” (Lucha a favor de la prensa).
 
Agregó que nunca se ha juzgado exitosamente a un reportero bajo cargos de conspiración, pero las acciones recientes, como la investigación del reportero de Fox News, James Rosen, es evidencia de que el gobierno “avanza hacia la criminalización del proceso periodístico”.
 
Nunca se ha establecido contacto con The Times como parte de la investigación de WikiLeaks, dijo David E. McCraw, su abogado general asistente. “Pero notaría que la propuesta ley escudo”, dijo, describiendo una nueva ley que el gobierno dice es un esfuerzo por proteger a periodistas contra procesos judiciales, “trata de definir a editores tipo Wiki a partir de la definición de agencias de noticias”.
 
Assange declinó ser entrevistado, pero dijo en una declaración a The Times que el Departamento de Justicia “y su investigación del FBI están cegados por el fervor de deshacerse de editores que le dicen la verdad al poder. Creen que los organismos estadounidenses pueden incumplir las leyes, coaccionar a las personas para que se vuelvan informantes, robar nuestra propiedad y detener a nuestras presuntas fuentes sin juicio”.
 
En gran medida, la investigación se ha realizado en secreto, como la mayoría, pero han surgido algunas pistas. 
 
En diciembre de 2010, el fiscal estadounidense del Distrito Oriental de Virginia solicitó a Twitter información sobre las cuentas de, entre otros, Manning, Assange y Birgitta Jonsdottir, una exactivista de WikiLeaks y actualmente integrante del Parlamento islandés.
 
En una versión editada del citatorio expedido sobre Jonsdottir, se menciona una disposición específica de conspiración que podría haber estado orientada a aquellos que se creía que habían asistido a Manning.
 
Se han dado a conocer otras órdenes judiciales. La semana pasada, Herbert Snorrason, un exmiembro de WikiLeaks, otrora cercano a Assange, escribió en su sitio web que le habían entregado órdenes, reveladas el 2 de mayo, que incluían una de allanamiento, entregada a Google para obtener “todos los correos electrónicos asociados a mi cuenta de Gmail, hasta la más mínima información que tuviera sobre mi identidad y cualquier cosa que hubiese cargado a un servicio de Google”.
 
Aunque no se dio ninguna razón para una incautación general de información, dijo, cree que “se debe a que sostuve una conversación, o unas cuantas, con un tipo australiano de cabello blanco”, una referencia a Assange.
 
Snorrason dijo que por lo menos otra persona más en el círculo extenso de colaboradores de WikiLeaks recibió una orden similar al mismo tiempo.
 
“Se le han entregado este tipo de órdenes a más de las personas que conozco de lo que realmente me interesa saber”, notó.
 
Las audiencias previas al juicio de la causa de Manning también han proporcionado algunos indicios. De acuerdo con una declaración en audiencias en 2011 y 2012, según transcribió Alexa O’Brien, una activista que estuvo en el juzgado, el mayor Ashden Fein, a nombre de la fiscalía, dijo al juez que un expediente de la FBI con información sobre Manning “es mucho más amplio” que sólo su causa y contiene declaraciones secretas ante el gran jurado. Señaló que ese expediente consta de 3,475 documentos y hasta 42,135 fojas.
 
Las actividades de la FBI en Islandia proporcionan quizá el panorama más claro del interés del gobierno en Assange. Un joven activista en internet, Sigurdur Ingi Thordarson (conocido como Siggi), dijo en una sesión cerrada del Parlamento de Islandia este año que había estado cooperando con agentes estadounidenses en la investigación de WikiLeaks cuando estuvo la FBI en el país en 2011.
 
“En ese entonces, iba y venía para reunirse con Julian” en Ellingham Hall, una mansión rural donde estuvo bajo detención domiciliaria y “trataban de hacerlo que llevara puesto un micrófono”, dijo Jonsdottir en una entrevista.
 
No fue posible localizar inmediatamente a Thordarson en los teléfonos y las direcciones de correo electrónico enlistadas bajo su nombre en Islandia.
 
No se sabe con certeza el grado al que cooperó, comentó Jonsdottir. Algunos activistas allá creen que Assange lo utilizó como agente doble para recopilar información sobre la investigación mientras parecía estar cooperando.
 
Los esfuerzos de la FBI hicieron temblar a los partidarios de WikiLeaks en Islandia. “La paranoia”, señaló Jonsdottir, “nos va a matar a todos”.
 
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