¿Qué tan alto puede volar Pemex?

CIUDAD DE MÉXICO, 27 de enero.- En la más reciente visita de funcionarios de la Secretaría de Energía de México a  Brasil, sus ojos se enfocaron en los nuevos laboratorios de investigación y desarrollo de Petrobras, la compañía petrolera estatal del país. A no muchos kilómetros de distancia de la playa de Copacabana, los laboratorios están rodeados por compañías petroleras internacionales que realizan su propia investigación de alta tecnología. Enrique Ochoa, subsecretario de Energía de México, espera que uno de los efectos de la reforma energética de diciembre sea crear ese conjunto en México.

Eso es un reto a corto plazo, y no sólo porque la mayor parte de las áreas donde opera Pemex lucen como sucias manchas de tinta comparadas con Río. Según Nelson Mojarro, un investigador que está afiliado al Instituto Oxford para Estudios Energéticos, Pemex, el monopolio petrolero de México, está drásticamente rezagado en términos de innovación. Un número enormemente mayor de patentes son generadas por las grandes empresas petroleras en Estados Unidos en comparación con las compañías estatales, incluidas las cotizadas públicamente como Petrobras. Vía su subsidiaria de investigación y desarrollo, el Instituto Mexicano del Petróleo, Pemex está detrás incluso de sus similares estatales.

En una entrevista con The Economist esta semana, Ochoa se mostró optimista. Dice que los brasileños creen que las habilidades innovadoras de Petrobras mejoraron drásticamente una vez que su monopolio terminó en 1997, y espera que lo mismo suceda a Pemex.

El complemento, pronto

Ochoa también es optimista sobre la perspectiva para la legislación que en los próximos meses debe acompañar a las reformas constitucionales de diciembre, las cuales por primera vez permiten contratos privados y asociaciones entre Pemex y otras compañías, poniendo fin a un monopolio de 75 años. Dice que las leyes secundarias ofrecerán suficiente flexibilidad para que diferentes condiciones fiscales y de regalías puedan quedar asentadas en contratos individuales. Se siente ligeramente incómodo con la idea de que la “parte gubernamental” necesariamente debiera ser de alrededor de 75 por ciento, como han sugerido otros simpatizantes de la reforma, e insiste en que la transparencia es clave, para que todos los contratos puedan ser analizados detalladamente y el público pueda ver dónde se gasta el dinero.

Otra prioridad de la legislación secundaria será establecer los parámetros para la capacidad de Pemex para competir y forjar asociaciones, como otras compañías petroleras. El objetivo, dice Ochoa, es darle a Pemex más autonomía, un régimen fiscal más competitivo, una mayor capacidad para retener el talento y un consejo que promueva mejores prácticas internacionales. Sin embargo, los detalles son escasos.

Pemex también tendrá la oportunidad de formar alianzas estratégicas, o incluso deshacerse de activos si lo decide. Ochoa pone el ejemplo de Deer Park, una refinería en Texas operada por Pemex y Royal Dutch/Shell, que es más productiva que cualquiera de las refinerías en México que Pemex opera por sí solo.

“Imagine qué locura”, dice. “Poder tener algo que le produzca buenos resultados en Texas que no pueda tener en su propio territorio”.

Con la reforma, espera que Pemex forje muchas de esas asociaciones en operaciones como la refinación en México. Duda, sin embargo, de que Pemex trate de abandonar actividades no rentables.

La legislación secundaria debe ser aprobada para fines de abril. Para octubre debería ser claro cuáles campos de petróleo y gas desarrollará Pemex y para cuáles concederá licencias o contratos de operación a otros. Sin embargo, Ochoa no espera que las licitaciones sobre nuevos campos comiencen hasta fines de 2015 cuando muy pronto. Esto es en parte porque se necesitará tiempo para capacitar a los nuevos reguladores –espera que algunos surjan entre retirados de Pemex– y para encontrar especialistas en la elaboración, licitación y adjudicación de contratos.

Para entonces, además, quizá sea más claro dónde pudiera surgir un conjunto energético. Veracruz ya ha reclamado un laboratorio de investigación de aguas profundas. Esperemos que Tamaulipas, un estado en el noreste afectado por la violencia del narcotráfico, también sea considerado. Necesita desesperadamente un futuro más brillante.