Pagando hoy por el carbono de mañana

Muchas empresas usan un precio del CO2 interno para calcular el valor de los proyectos futuros y guiar las decisiones de inversión
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Para muchas compañías, la intención es prepararse para la legislación ambiental futura. Foto: Photos.com
Para muchas compañías, la intención es prepararse para la legislación ambiental futura. Foto: Photos.com
Los mercados para el CO2 han tenido un año tan bueno como el Obamacare.
 
El sistema de comercio de emisiones de Europa, el mercado de carbono más grande del mundo, colapsó en abril. El nuevo gobierno de Australia está aniquilando al naciente mercado de ese país.
 
Aun así, las compañías están contentas. El “precio del carbono interno”, el precio de una tonelada de CO2 usado para propósitos de planeación dentro de las empresas, se ha vuelto una herramienta de negocios cada vez más común. Quizá las compañías sepan algo que los mercados y los políticos no saben.
 
Un estudio realizado por CDP, un grupo de investigación, preguntó a grandes empresas basadas o que operan en Estados Unidos qué herramientas tenían para manejar el riesgo, y 29 dijeron que usaban un precio del carbono interno. De manera anecdótica, son más los que aplican ese precio pero no lo mencionaron como una medida para mitigar el riesgo.
 
Ésta es la primera imagen de toda la economía relativa al desempeño del precio del carbono interno y para qué se usa.
 
Los precios oscilan entre 6 y 7 dólares por tonelada de bióxido de carbono en Microsoft hasta 60 dólares la tonelada en Exxon Mobil. La diferencia no es sorprendente, ya que las compañías usan los precios del carbono para diferentes propósitos. Como regla, algunas, como las compañías petroleras, cuyos activos tienen una vida productiva larga y que pueden verse afectados por políticas ecologistas muy a futuro, usan precios más altos que las empresas de bienes de consumo cuyos productos se ven influenciados principalmente por las políticas actuales.
 
Para muchas compañías, la intención es prepararse para la legislación ambiental futura. 
 
AEP, un proveedor de electricidad, dice que usa el sistema porque “supone que un precio del carbono empezará en Estados Unidos para aproximadamente 2020”. Delta Air Lines dice que usa un precio para evaluar los vuelos a Europa “en anticipación del cumplimiento con el ETS de la UE”.
 
Esta no es la única razón. Muchas empresas usan un precio del carbono interno para calcular el valor de los proyectos futuros y guiar las decisiones de inversión. 
 
Conoco Phillips, una firma petrolera, requiere que los proyectos de capital con valor de más de 75 millones de dólares calculen el costo de las emisiones basadas en un precio de entre 8 y 46 dólares por tonelada, dependiendo de la vida del proyecto. 
 
El valor de predicción de un nuevo campo petrolero se calcularía multiplicando su producción estimada por el precio petrolero futuro estimado menos los costos de desarrollo y las emisiones de carbono.
 
Shell, otra compañía petrolera, aplica un precio del carbono de 40 dólares por tonelada para algunas operaciones actuales, no solo las futuras. La idea es identificar unidades importantes con una contaminación desproporcionada. El precio implica que los proyectos existentes pudieran gastar hasta 40 dólares para reducir una tonelada de CO2 a través de medidas como la eficiencia energética.
 
“Aplicamos el precio del carbono tanto para impulsar la mitigación como para cuantificar los riesgos”, dice Angus Gillespie, vicepresidente para CO2 de Shell.
 
Disney, un conglomerado de medios, va más lejos. Invierte en planes para compensar o reducir las emisiones de carbono y carga el costo de éstas a las unidades de negocios en proporción de cuánto contribuyen a las emisiones generales de la compañía. De hecho, esto funciona como un impuesto al carbono interno.
 
Quizá lo más intrigante sobre los precios, sin embargo, es cuán altos son algunos de ellos. El precio del mercado del carbono es de 6.70 dólares por tonelada de CO2 en la Unión Europea y de 11.50 dólares en California, pero las grandes compañías petroleras cargan 34 dólares o más. Eso está más cerca del “costo social del carbono”, el costo del daño producido por una tonelada extra de CO2, que del precio de mercado. El gobierno de Obama estimó recientemente el costo social en 37 dólares por tonelada.
 
Estos precios cambian el comportamiento. Se pone una cantidad enorme de atención en la acción del gobierno, pero el tipo de precio del carbono que algunas compañías están usando para planificar, si se volviera un precio del mercado, tendría un impacto mucho más grande que cualquiera de las políticas de las que los gobiernos están hablando ahora. 
 
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