Análisis superior

31 Mar, 2014

Totalmente enloquecidos

Este fin de semana se manifestó una buena parte de los orates y loquitos que tanto daño le hacen al sector de las telecomunicaciones, así como a los consumidores que hoy tienen servicios tan caros como malos.

El iluminado del rencor, Javier Corral, llegó a un acuerdo con otro iluminado, Cuauhtémoc Cárdenas, para hacer el Frente en la Defensa de las Telecomunicaciones o algo así.

El legislador del PAN lleva muchos años luchando contra el molino de viento del duopolio de las televisoras, quizá porque alguna de ellas le cobró jurídicamente los servicios que contrató, o alguna otra locura.

Curiosamente, sus molinos de viento son selectivos. Mientras pide más sanciones para las televisoras abiertas, sigue en su defensa embozada de la empresa, que fue calificada como preponderante en telecomunicaciones con base en la reforma constitucional que hace un año presumía como un trabajo en el que él había jugado un papel determinante dentro del Pacto por México.

Con base en esa reforma constitucional se determinó que para ser preponderante en un sector de las telecomunicaciones se debe tener la mitad más uno de uno de los mercados relevantes. De acuerdo con la interpretación constitucional del Instituto Federal de Telecomunicaciones, los únicos que están en ese supuesto son el grupo de empresas de Televisa y de Carso. Así que luchar contra el duopolio es una frase acabada por las mismas reglas que el panista ayudó a construir.

Desde la negociación del Pacto por México, Corral se alió con otros representantes de la izquierda como Purificación Carpynteiro y algunos otros más para tratar de cumplir con sus caprichos.

Sin embargo, lo del fin de semana llegó al escándalo con su alianza con Cárdenas, quien podría ilustrar perfectamente la definición de un “emisario del pasado”. Este hombre, que parece salir de los sarcófagos al conjuro del nombre de su padre, ahora también está a favor de lo que sea con tal de mantener su lucha.

Luego de acusar durante décadas a Manuel Bartlett de haberle robado la Presidencia en 1988, ahora son íntimos en lo que según un reciente anuncio del PRD es una lucha popular que deben dar los mexicanos “por el honor del general Cárdenas”.

Que quede claro: el honor de un expresidente no debería ser motivo para hacer ninguna consulta popular. México debe tener el enfoque como el que se plantea en las reformas Energética y de Telecomunicaciones, en el cual se pone por encima el interés de los consumidores sobre el de las empresas, donde se busca una verdadera transformación en sectores que han sido muy poco productivos para el país.

El junior

Cárdenas junior, quien se ve a sí mismo como el único capaz de interpretar los sagrados designios de su padre, ha logrado convencer a una izquierda enamorada de los tótems de que puede dirigir sus designios.

Suponiendo que el mismísimo Dios le hubiera dado al Tata Lázaro el decreto de la expropiación petrolera y por lo tanto hubiera sido perfecto, funcionaba para el México de la década de 1930. No para el país de 2014 y los años por seguir.

El mundo camina en otro sentido que es el planteado por la Reforma Energética presentada por el presidente Enrique Peña Nieto y aprobada por la mayoría del Congreso de la Unión, así como de los congresos de los estados.

La alianza para oponerse a las leyes secundarias del sector de las telecomunicaciones parte de una mentira. Que es el duopolio de la televisión abierta quien está atrás de la legislación secundaria.

Televisa ha señalado abierta y públicamente que le preocupa que no se estén tomando todas las medidas posibles en contra del preponderante en telecomunicaciones, y que las normas son incluso más duras que las establecidas en la regulación del IFT.

Azteca emitió un comunicado en el cual expresa abiertamente su beneplácito no sólo por la reforma constitucional, sino también por las leyes secundarias a las cuales califica como “benéficas para los mexicanos, porque la iniciativa del Presidente fomentará la competencia y la inversión a favor de los mexicanos”.

Pobrecito

El domingo se publicó una entrevista con otro de los hombres de Corral. Escondido atrás de la carriola de su pequeño hijo, Mony Sacha de Swaan se dice “más buscado que el Chapo Guzmán” porque pisó el callo de las dos televisoras abiertas.

Como aquellas excabareteras, se trata de llorar, pobre. Dice que vive en una casa rentada en la colonia Condesa y según su dicho: “Hoy tengo pendientes siete denuncias penales, 14 administrativas, cuatro auditorías en la Auditoría Superior de la Federación y, en su momento, una controversia constitucional”.

Este hombre, quien, siendo presidente de Cofetel dijo trabajar en la Reforma Constitucional a las Telecomunicaciones, responde cuando se le pregunta a qué se dedica: “Asegurándome que aquel proyecto que comencé hace año y medio llegue a buen puerto... Trabajando principalmente con el PRD, en la mesa a la que se ha sumado el PAN (sic) a raíz de la declaratoria conjunta”.

Cuando se le pregunta sobre los legisladores del PAN que dicen estar a favor de la reforma, responde: “Quien quiere ser gobernador de Puebla está dispuesto a entregar a su madre en el proceso”.

Alude al presidente de la Comisión de Telecomunicaciones del Senado de la República. Javier Lozano fue uno de los factores fundamentales por los cuales Mony Sacha llegó a la presidencia de Cofetel, puesto que incluso abogó por él frente a los entonces comisionados del organismo.

Necesidades

La exhibición de estos personajes, que por motivos bastante mezquinos están en contra del paquete de leyes secundarias del sector de las telecomunicaciones, tiene como objetivo reiterar uno de los puntos fundamentales que han sido reiterados en esta columna.

Hoy el Senado de la República iniciará los trabajos con esta ley y entre el 2 y 4 de abril se realizará la consulta pública, en la cual se debe dejar de hacer caso a las voces de los iluminados del rencor y escuchar argumentos serios y sólidos.

La reforma está a favor de los consumidores y propicia, por primera vez en la historia, una competencia efectiva a favor de la mayoría y en detrimento de los monopolios.