15 Jul, 2014

Industria automotriz: un caso de éxito

La industria automotriz se divide en dos grandes segmentos: el ensamble de vehículos y la fabricación de autopartes, en esta ocasión comentaré sobre el primer segmento. En los últimos años el sector automotriz ha sido uno de los más dinámicos dentro de la industria manufacturera y se ha convertido en un referente del desarrollo e innovación tecnológica en México, que lo han llevado a los primeros planos en el ámbito mundial:

En 1999, en México se ensamblaron 1.5 millones de vehículos lo que lo situó como onceavo productor mundial, mientras que en 2013 se produjeron 2.9 millones de vehículos, con lo que ascendió al octavo sitio. Además, la orientación exportadora del sector colocó al país como el cuarto exportador de vehículos a nivel mundial con un total de 2.4 millones de unidades.

Este dinamismo le ha permitido incrementar su aportación a la economía nacional: la industria aporta al sector manufacturero 15% de su PIB, 19% de su personal ocupado y 31% de las exportaciones de ese sector. A nivel nacional recibe uno de cada cinco dólares que ingresan al país por Inversión Extranjera Directa, además, el sector contribuye con uno de cada cuatro dólares que ingresan al país por exportaciones, lo que lo coloca como la principal fuente de divisas superando las petroleras y del turismo.

La industria automotriz mexicana pasó de ser meramente maquiladora a una más competitiva y de mayor valor agregado, lo que se tradujo en una mayor presencia regional: antes de la firma del TLCAN, México tenía 6% de la capacidad instalada de América del Norte, hoy cuenta con 19% al pasar de sólo ocho plantas a 33, con las que cuenta al día de hoy y con una perspectiva creciente por las de Audi y BMW, que entrarán en operación en 2016 y 2019, respectivamente.

De los factores que han hecho atractivo al país para la industria automotriz destacan los siguientes:

Acceso preferencial a distintos mercados derivado de una gran gama de acuerdos comerciales que le permiten el ingreso a mercados con más de mil millones de consumidores.

La integración con el segmento de producción de autopartes originales representa una red de proveeduría eficiente lo cual permite ahorrar en costos derivados por inventarios, por transporte, tiempos de entrega, etc.

Cercanía con el principal mercado del mundo: Estados Unidos, lo cual le otorga una ventaja logística sobre países como China, Japón y Alemania.

La vinculación de la industria con institutos superiores de educación ha elevado la disponibilidad de mano de obra calificada: en 1999, uno de cada siete alumnos egresados del nivel superior estudió una ingeniería, en 2012 esa relación se colocó en 1 de cada cinco alumnos.

La competitividad creciente de los factores de producción de México implicó la incorporación de eslabones de mayor valor agregado en la cadena de producción, prueba de ello es que actualmente existen en el país más de 30 centros de diseño e ingeniería automotriz.

Avance y desarrollo de infraestructura, lo cual ha facilitado la interconexión de la cadena productiva del sector. Tan sólo en el sexenio 2007-2012, se construyeron y modernizaron más de 23 mil  kilómetros de carreteras en el país, lo cual representó una cifra récord.

Impulsos e incentivos coordinados por parte de los tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal) para que las ensambladoras se instalen en el país con ventajas competitivas.

Sin embargo, a pesar del vertiginoso avance y desarrollo de la industria automotriz, aún hay retos por enfrentar. En las ventas internas México se ha quedado rezagado al ubicarse en el lugar 17 en el ámbito global: de los 2.9 millones de vehículos ensamblados en 2013, 2.4 millones (82%) se destinaron a la exportación, mientras que sólo medio millón (18%) se orientaron al consumo interno. Lo anterior indica que existe una amplia demanda potencial para el sector automotriz, para lo cual no sólo las empresas del sector deberán de establecer estrategias tendientes a satisfacer ese segmento, sino que también deberán de instrumentarse políticas públicas proactivas enfocadas a fortalecer al mercado interno a través de la generación de empleo, en un entorno de estabilidad macroeconómica que coadyuve a incrementar el ingreso real de las personas y que permita mejorar su poder de compra.