Colegio Nacional de Economistas

18 Ago, 2014

La economía mundial pasa de nuevo por momentos de riesgo recesivo

La economía mundial sigue con dificultades para dejar atrás los efectos de la “gran recesión” que surgió de Estados Unidos y se esparció por el mundo a inicios de 2008, afectando las economías de los países —a algunos más y a otros menos— y no se ha resignado a desaparecer, porque de repente da señas de que se fue, y luego, otras de que regresó.

Siguen existiendo muchas distorsiones en las economías de los países, en un mundo en el que algunos se portan bien mientras otros actúan mal, y no contamos con instituciones o procedimientos efectivos, como en otras épocas, para poner orden en las relaciones económicas y financieras entre las naciones.

Las instituciones nacidas de Bretton Woods, que fueron muy importantes para los países de Occidente, parecen no tener ya formas de regular el comportamiento entre todas las naciones, porque los “vasos comunicantes”, como son los instrumentos de comunicación que utilizan los ciudadanos de casi todos los países, establecen todavía más limitantes.

Europa, por ejemplo, da de nuevo señas de que su situación económica está incierta. Sostienen analistas económicos que mientras persistan los altos niveles de deuda en el continente y no se reduzcan a cero los desequilibrios de cuenta corriente de sus balanzas de pagos, y los de sus finanzas públicas, el crecimiento económico de la región continuará en deterioro.

Luego, complica más la ecuación, la existencia de centros de poder que integran a países en alianzas opositoras, expandiendo la dimensión de lo complicado, mientras que los europeos no disponen del instrumento monetario de ajuste, porque todos comparten la misma moneda, el euro.

Tan mal está su situación económica, que la comparan desfavorablemente con la crisis latinoamericana de la década de los 80, cuando los principales países se vieron en apuros, pero tomaron medidas de ajuste en sus políticas macroeconómicas —monetarias y fiscales— y la actividad productiva pudo fortalecerse y su deuda externa dejó de crecer.

Además, los países grandes del viejo continente, que podrían ser un factor compensatorio por ser los motores de crecimiento de que dispone Europa, no se encuentran en condiciones bonancibles. Alemania, por ejemplo, registró una contracción de 0.2% en su Producto Interno Bruto (PIB) recientemente, por la debilidad registrada en los sectores de comercio exterior y la inversión; Francia reportó un crecimiento nulo por segundo trimestre consecutivo, e Italia, con una contracción de 0.2%, cayó en recesión por tercera ocasión desde 2008.

De ahí que París y Roma han intentado inclinar la política de la Unión Europea hacia medidas que impulsen el empleo y el crecimiento, en vez de fomentar la reducción de la deuda, pero Alemania y otros sólo lo han apoyado con palabras, y poco.

Los demás países de la zona euro tuvieron desempeños ligeramente mejores. Holanda, por ejemplo, revirtió la contracción del primer trimestre para registrar un crecimiento de 0.5%, Austria, de 0.2%, y Finlandia, con un alza de 0.1%, dejando atrás una breve recesión.

Pero se oyen palabras de discrepancias con los resultados de las políticas de Alemania y Francia. El jefe del Bundesbank dijo la semana pasada que la política monetaria de la zona euro no debería tener como objetivo un debilitamiento del euro. “Los estados del bloque deberían tomar medidas para impulsar el crecimiento de forma individual, indicó, en rechazo a los llamados de Francia para que Alemania y el Banco Central Europeo tomen acciones.

Por su parte, la Comisión Europea dijo que el informe del PIB del jueves pasado muestra la importancia de aplicar reformas estructurales. “El actual ajuste en la zona euro, hoy en día, tiene que ver con un profundo cambio estructural,” comentó el portavoz de la Comisión Europea: “Los acontecimientos externos podrían incrementar la incertidumbre, pero las bases permanecen intactas,”  dijo.

Finalmente, el ministro de Economía de Alemania, Sigmar Gabriel, sostuvo que la desaceleración del país se produjo por las amenazas geopolíticas en Europa del Este y Oriente Medio y por la debilidad general de la zona euro. Sin embargo, consideró que el PIB alemán debería avanzar en lo que queda de 2014, pero admitió que los riesgos del exterior se han incrementado.

Y en nuestro continente, el Banco de México recortó otra vez la previsión anual del PIB, en la que ahora prevé una expansión de entre 2% y 2.8%, con lo que ajustó el rango anterior de entre 2.3% y 3.3 por ciento.

Mientras, nuestro vecino al Norte planteó un cambio histórico en su política monetaria ahora que Janet Yellen, presidenta del Banco Central de Reserva, comunicó que “prefiere luchar contra la inflación que enfrentar otra depresión económica”, es decir, está decidida a no subir la tasa de interés en el corto plazo para no poner en riesgo la frágil economía de su país.

 

(*) Presidente de la Federación de Colegios de Economistas de la República Mexicana, A.C.

@acanovelez