Inversión inteligente

20 Nov, 2014

¿Está la inseguridad, afectando nuestra economía?

Esta pregunta  sale a relucir en todas las presentaciones que hago durante la semana,  a distintos grupos y me la hacen tanto clientes como amigos. Debido a que el concepto “nuestra economía” es muy amplio, la respuesta no es sencilla.

Comentaré al respecto, de acuerdo con los siguientes marcos: macroeconómico, flujos de capital y economía doméstica.

En el aspecto macroeconómico y el relativo a los grandes inversionistas institucionales, sinceramente no se siente que los problemas internos que está viviendo México —mismos que han alcanzado gran intensidad con lo acontecido a los 43 normalistas desaparecidos o probablemente asesinados en Guerrero— hayan afectado nuestra economía o a los inversionistas grandes, quienes participan a diario en estos procesos.

Para ser más explícito, el tipo de cambio que es una de las variables macroeconómicas más sensibles —cuando hay problemas internos—, no ha sufrido con tan lamentables hechos. El que la relación peso-dólar esté en niveles de 13.60 pesos por dólar, a diferencia de los 13.00   pesos por dólar en los que se encontraba a principios de septiembre, se debe a factores externos como el fortalecimiento de la moneda estadunidense en relación a las demás monedas del orbe; asimismo, a la pronunciada baja  en el precio del petróleo.

Por lo que toca a los flujos de capital, vemos que la inversión extranjera directa mantiene su ritmo, de más menos 18 mil millones de dólares para el presente año, y la inversión de portafolios —que es muy sensible a eventos de corto plazo—, a fines del mes de octubre de este año estuvo cerca de 14 mil millones de dólares, ligeramente arriba de la del año pasado. Esto quiere decir que los extranjeros siguen incrementando sus inversiones en México. Como ejemplo de lo anterior, está la exitosa colocación de bonos en dólares que realizó nuestro país el martes en el exterior, por un plazo de diez años y a la tasa de interés más baja en nuestra historia (3.6%).

A pesar de todo lo mencionado, en la economía doméstica, el fenómeno es muy negativo no sólo en sectores obvios como el turismo, en el que ha habido plazas verdaderamente afectadas como Acapulco y otros muchos destinos de playa, ya que los visitantes se han reducido por la inseguridad que impera en todo el país. Qué podemos decir del comercio que sufre todos los días de la corrupción dominante  por parte de funcionarios públicos, que exigen pagos para permitir que los negocios puedan seguir funcionando, quienes además se encuentran indefensos ante grupos criminales que también les demandan cuotas, sin la más mínima esperanza de que los gobiernos puedan o quieran defenderlos; siendo este el caso, la inseguridad, la corrupción, la impunidad y la violencia, por supuesto están aquejando los procesos económicos.

Pienso que en estos temas estamos tocando fondo y algo que se debería hacer es aprovechar este ánimo generalizado, para que todos juntos: gobierno, partidos políticos y sociedad civil, presentemos la reforma más importante que queda pendiente que es la de restablecer el Estado de derecho; algo que desafortunadamente se ha perdido. Los tres Poderes: Ejecutivo, Legislativo —“haciendo a un lado sus absurdas posiciones partidistas”— y Judicial, conjuntamente, deberían preparar y proponer esta gran reforma, ya que sin ella, todo lo demás pasa a un segundo plano.

¡Basta de titubear; es imperativo empezar a actuar de inmediato!