La bonanza de Estados Unidos es engañosa

La reciente medición del crecimiento en el tercer trimestre del año, a una tasa de 3.9% anual, parte de una base muy baja ya que la economía se contrajo primero
Economía -
El crecimiento económico de Estados Unidos, que preside Barack Obama, parece bueno sólo porque el punto de comparación con las demás economías del mundo es muy malo, consideraron especialistas. Foto: AFP
El crecimiento económico de Estados Unidos, que preside Barack Obama, parece bueno sólo porque el punto de comparación con las demás economías del mundo es muy malo, consideraron especialistas. Foto: AFP

NUEVA YORK.- Una reciente revisión elevó el crecimiento económico anualizado de Estados Unidos en el tercer trimestre a 3.9 por ciento, el mercado accionario sigue alcanzando nuevos niveles récord y el crecimiento del empleo se está acelerando. Pero las cifras pueden ser algo engañosas.

La bonanza estadunidense es aún más notable porque el resto del mundo ha entrado en terreno resbaladizo. Japón se ha deslizado hacia la recesión. Europa está coqueteando con la deflación y China ha reducido las tasas de interés mientras el crecimiento flaquea. El 25 de noviembre, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un club principalmente de países ricos, anunció que las economías de sus miembros crecerán sólo 1.8 por ciento este año y 2.3 por ciento el próximo, alrededor de medio punto menos de lo que se había proyectado en mayo. Los riesgos, señaló, se inclinan a la baja.

¿Por qué la divergencia? En parte es un peculiaridad estadística. La economía de Estados Unidos se contrajo en el primer trimestre, de manera que su reciente fuerza parte de una base baja. La producción en el tercer trimestre ascendió un poco espectacular 2.4 por ciento respecto de un año antes, y el ritmo del crecimiento en el trimestre actual probablemente será similar.

Sin embargo, eso sigue siendo mucho mejor que el resto del mundo, para lo cual hay dos razones principales: El comercio sigue siendo una parte pequeña de la economía de Estados Unidos, y el resto de la mala fortuna del mundo realmente ayuda, reduciendo las tasas de interés y el precio del petróleo.

Comercio internacional atorado

Sin duda, los mercados extranjeros débiles han tenido un precio: las exportaciones estadunidenses han aumentado sólo uno por ciento este año, mientras que las importaciones subieron tres por ciento. El comercio ha sido un modesto lastre sobre el crecimiento, después de hacer una pequeña contribución en 2012 y 2013. No obstante, las exportaciones, en apenas 13 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), son menos importantes en Estados Unidos que en cualquier otro país de la OCDE, y la exposición a la zona del euro es particularmente modesta.

La OCDE simuló las repercusiones externas de una crisis en la zona euro en la cual las expectativas de inflación cayeran en medio punto porcentual, los mercados bursátiles descendieran 10 por ciento y las familias tuvieran que pagar un punto porcentual adicional por pedir prestado. Concluyó que el crecimiento caería en 0.17 puntos porcentuales en Gran Bretaña, 0.15 en Japón, 0.14 en China y sólo 0.08 en Estados Unidos.

Aunque las multinacionales estadunidenses han visto sufrir  sus utilidades extranjeras, las nacionales las han compensado por mucho, de manera que los márgenes en general siguen estando cerca de niveles récord.

Una política monetaria más relajada en Europa, China y Japón está haciendo bajar las tasas de interés. Eso ha hecho descender sus monedas y subir al dólar en alrededor de 6 por ciento sobre una base ponderada según el comercio desde julio, en detrimento de las exportaciones estadunidenses. A largo plazo, sin embargo, Estados Unidos se beneficiará si otras grandes economías eluden el desastre gracias a este estímulo. Mientras tanto, las tasas de interés bajas en todo el mundo han ayudado a restringir los costos de endeudamiento en Estados Unidos, apuntalando a la vivienda.

El asunto del petróleo

La demanda mundial débil así como una mayor oferta de Estados Unidos y la OPEP han bajado los precios del petróleo. La producción nacional en aumento y las importaciones en declive hacen que el crudo barato sea menos un impulso que antes, pero sigue siendo bueno para la economía.

Bruce Kasman, de JPMorgan Chase, dijo que sólo tres veces en los últimos 25 años el dólar subió y los precios del petróleo bajaron tanto como este año: en 2001 y 2008, cuando el mundo estaba entrando en recesión, y en 1997-1998, durante la crisis financiera asiática,

El segundo acontecimiento fue seguido por un auge del consumo en Estados Unidos, y estimó que es el mejor paralelo con el presente. El consumo mundial, señaló, ha estado inversamente relacionado con la inflación general en los últimos años, y esta vez no será diferente. Una inflación más baja en Estados Unidos, estimó, impulsará al poder adquisitivo en dos por ciento a una tasa anualizada durante el trimestre actual y los próximos.

Sin embargo, existe un potencial obstáculo. Las recesiones mundiales rara vez se propagan a través de los enlaces comerciales, sino más bien por medio de una sacudida común, como una crisis financiera o un significativo salto en los precios petroleros. Otra recesión europea o una crisis de deuda en China pudieran, vía los mercados financieros, desgastar la confianza en todas partes.

Eso expondría otro problema. Aunque el petróleo poco costoso es bueno para los clientes, también podría llevarlos a esperar una inflación más baja, de esa manera elevando las tasas de interés reales; es decir, las ajustadas a la inflación. Hay poco que la Reserva Federal pudiera hacer al respecto: Las tasas de interés nominales ya están cerca de cero y no pueden caer por debajo de eso, ya que la gente simplemente mantendría sus ahorros en efectivo

 

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