La tarjeta SIM en riesgo de desaparecer

La mayoría de los dispositivos móviles pueden conectarse a través de Wi-Fi, y sus tarjetas SIM ya no parecen tan indispensables
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Quienes esperan la muerte de la tarjeta SIM en su forma actual e inflexible deberían ser cuidadosos de lo que desean, y no solo por razones de seguridad. Foto: Getty
Quienes esperan la muerte de la tarjeta SIM en su forma actual e inflexible deberían ser cuidadosos de lo que desean, y no solo por razones de seguridad. Foto: Getty
Apple revolucionó la música en línea con el iPod y iTunes. Quizá esté a punto de transformar la industria de los pagos, dado el exitoso lanzamiento de Apple Pay. Las siguientes empresas que podrían ver volcarse sus carros de manzanas podrían ser las operadoras de telecomunicaciones móviles.
 
Algunas de las iPads más recientes de Apple tienen un nuevo tipo de tarjeta SIM que permite a los usuarios cambiar fácilmente entre operadoras sin reemplazar la tarjeta. Esto pudiera debilitar seriamente el dominio de las operadoras en su mercado, especialmente si Apple a continuación pusiera las nuevas SIM en los iPhones o las remplazara con software.
 
Foto: Apple
 
El trabajo de la SIM – que es la sigla en inglés de “módulo de identidad del suscriptor” – es almacenar algunos números únicos y una clave de encriptación, que se usan para identificar a los suscriptores cuando el aparato está comunicándose con la red.
 
Mientras las redes inalámbricas transferían mayormente llamadas de voz, las SIM funcionaron bien. Sus chips son difíciles de hackear, porque abrirlas forzadamente para obtener la información almacenada puede hacerlas autodestructibles. Como solo a las operadoras móviles se les permitía emitir SIM, y como tenían mucha influencia en las condiciones bajo las cuales lo hacían, podían crear planes de pago mensuales que subsidiaban el costo de enganche de un aparato. 
 
El riesgo sería que la muerte de la tarjeta SIM conduciría a menos opciones, y precios más altos, para los usuarios.
 
Esto ayudó a que la era de la telefonía móvil se pusiera en marcha, y por tanto ofreció un mecanismo para convencer a los consumidores de seguir cambiando sus viejos teléfonos por nuevos, cada vez más sofisticados.
 
Ahora, sin embargo, la mayoría de los dispositivos móviles pueden conectarse a través de Wi-Fi, y sus tarjetas SIM ya no parecen tan indispensables. 
 
La mayoría de las tabletas, incluso aquéllas con espacio para tarjetas SIM, no son compradas a un operador móvil, y el costo y fastidio de contratar una tarjeta SIM, como para usar el dispositivo cuando no haya una red Wi-Fi disponible, es demasiado para muchos compradores. 
 
Las nuevas SIM de Apple están destinadas a facilitar suscribirse con una operadora móvil; y a alentar a la gente a elegir los modelos de iPad más costosos que los contienen.
 
Las SIM reprogramables también podrían ayudar a promover el “Internet de las cosas”, al cual todo tipo de dispositivos, desde refrigeradores hasta autos, estarán conectados. 
 
Los fabricantes de autos, por ejemplo, podrían pegar las tarjetas para que no se caigan con las sacudidas, y también podrían cambiar a una operadora diferente para sus servicios de autos conectados sin que los conductores tengan que instalar nuevas tarjetas.
 
Ya que las SIM reprogramables facilitan no solo suscribirse con una operadora móvil sino también cambiar de una a otra, las operadoras se muestran cautelosas ante la innovación. Tienen algunas preocupaciones de seguridad legítimas sobre las nuevas tarjetas. 
 
La mayoría necesitaría hacer grandes cambios a sus sistemas de facturación y otras funciones de respaldo para adaptarse a un mundo en el cual los clientes compraran su gigabyte de conectividad a la vez a una variedad de operadores, en vez de firmar un contrato a largo plazo.
 
Su mayor temor, sin embargo, es que, conforme pierdan el control de la relación con el cliente, los márgenes de ganancia seguramente sufrirán.
 
Fue apenas a fines del año pasado que la GSMA, una asociación de operadoras móviles, se puso de acuerdo sobre una especificación común para las SIM reprogramables. Ahora que Apple está probando un dispositivo que contiene esa tarjeta, las operadoras están observando con nerviosismo, para ver cómo reaccionan los consumidores.
 
Las operadoras perderían el control del mercado, pero Apple y otros fabricantes de dispositivos lo ganarían.
 
De las cuatro grandes operadoras inalámbricas en Estados Unidos, solo T-Mobile apoya completamente el experimento de Apple. Verizon decidió no tomar parte. Los usuarios de la nueva iPad pueden usar su tarjeta SIM reprogramable para suscribirse a AT&T, pero tendrán que instalar una nueva tarjeta si quieren cambiar de operadora posteriormente. Quienes seleccionen Sprint tendrán que pasar por un proceso de registro adicional para activar el servicio. En Europa, solo una operadora, EE, ha aceptado participar hasta ahora.
 
Cualquiera que sea el resultado, las tarjetas reprogramables están a punto de propagarse, predice Philippe Vallee de Gemalto, el mayor fabricante de SIM del mundo. Están saliendo todo tipo de nuevos dispositivos conectados, y las operadoras tendrán menos objeciones ante las que tengan el nuevo tipo de SIM en ellos. Por ejemplo, Gemalto está suministrando SIM reprogramables para un “reloj inteligente” que está siendo producido por Limmex, una empresa suiza.
 
El nuevo tipo de tarjeta cobrará más impulso si más países siguen el ejemplo de Holanda, que ha empezado a permitir a organizaciones diferentes a las operadoras, como empresas de servicios públicos y compañías automovilísticas, emitir SIM
 
Alemania podría ser el siguiente. Si sus gigantescos fabricantes de autos emitieran sus propias SIM, y su rentaran capacidad de espacio excedente a la infraestructura inalámbrica de las operadoras, pudieran ahorrar en conjunto 2,500 millones de dólares al año a través de precios más bajos y contratos más flexibles, estima Rudolf van der Berg de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, un grupo de análisis basado en París.
 
 El mayor interrogante es si las SIM reprogramables encontrarán su camino hacia los smartphones y, de ser así, en qué forma. Los fanáticos de Apple predicen que la empresa pronto lanzará un iPhone con una tarjeta preinstalada que les permita cambiar de proveedores. Algunos esperan que eventualmente dé el siguiente paso lógico y reemplace la tarjeta con una “soft SIM”, una pieza código de software que haría la misma función.
 
Las operadoras presentarán una firma resistencia para poner SIM reprogramables, ya no digamos soft SIM, en los teléfonos, dijo Dean Bubley de Disruptive Analysis, una firma consultora. En 2010, se creía que Apple estaba desarrollando un iPhone que vendría con esa SIM, pero se dice que fu amedrentada por las operadoras que amenazaron con dejar de promover sus teléfonos. 
 
Gestionar SIM para teléfonos que manejan llamadas de voz es mucho más complejo que para los dispositivos que son solo de datos. En muchos países, por ejemplo, las personas tienen que mostrar una credencial de identificación cuando se suscriben. Las preocupaciones de seguridad de las operadoras sobre las soft SIM, dijo Bubley, serían aún mayores que aquellas para las tarjetas reprogramables.
 
Quienes esperan la muerte de la tarjeta SIM en su forma actual e inflexible deberían ser cuidadosos de lo que desean, y no solo por razones de seguridad. Las operadoras perderían el control del mercado, pero Apple y otros fabricantes de dispositivos lo ganarían. Si los reguladores se los permite, podrían elegir qué operadoras aparecerán en el menú cuando los compradores de sus teléfonos y tabletas estén configurándolos.
 
El riesgo entonces sería que la muerte de la tarjeta SIM conduciría a menos opciones, y precios más altos, para los usuarios.
 
#kgb
 

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