2015, el séptimo año 'bull' en Wall Street

Los mercados seguirán con dinero barato, aunque se prevé un alza en las tasas de la Fed en el año
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Foto: AFP
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CIUDAD DE MÉXICO.- Wall Street lleva seis largos años latiendo gracias a los borbotones de dinero fresco que los banqueros centrales, empezando por la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), han inyectado, sin cesar, al sistema financiero. Dinero barato es sinónimo de euforia bursátil: así ha sido desde marzo de 2009, cuando los inversionistas “bulls” o alcistas se instalaron en Wall Street en una vorágine compradora que aún hoy continúa.

El S&P’s 500, en ese tiempo, se ha triplicado, al ofrecer un rendimiento ligeramente por encima de 200 por ciento, mientras que el índice Dow Jones ha trepado 175 por ciento y ha rebasado 18 mil puntos y el Nasdaq se ha disparado más de 275 por ciento para quedarse a cinco por ciento de su récord histórico, es decir, un valor de cinco mil 48 puntos que tocó en marzo de 2000, antes del estallido de la burbuja tecnológica.

De hecho, con ese espectacular rally, la fiesta, el mercado “bull”, puede continuar un año más. Los mercados globales seguirán inundados de dinero barato. El gran acontecimiento del año será el probable aumento de tasas por parte de la Fed en algún momento de este 2015, quizás a mediados de año.

Esa posibilidad tiene nervioso al resto del mundo, sobre todo a los países emergentes, a sus divisas, a sus mercados de bonos. Pero no a Wall Street.

Margen de maniobra

No lo está porque Wall Street, mejor que nadie, está en condiciones de lidiar con el inicio de un incremento de tasas. En primer lugar, la economía de Estados Unidos parece extraterrestre, como sacada de otro planeta. En este mundo que pisamos y respiramos, China pierde pulso, Europa toma bocanadas de aire para evitar una nueva recesión, Japón no sale de su eterna depresión, Rusia se ha desbarrancado y los países emergentes, sobre todo en Latinoamérica, se tambalean ante el derrumbe de las materias primas. 

En medio de ese mundo poco alentador, Estados Unidos vive fuera de él, en una isla, como si se tratara de la mítica y poderosa Atlántida.

Su economía se expande a ritmos de vértigo: el crecimiento anualizado del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos en el tercer trimestre del año pasado fue de cinco por ciento, la tasa más elevada en 11 años, tras incrementarse 4.6 por ciento en el segundo trimestre.

Así, el promedio observado en esos dos trimestres, de 4.8 por ciento, es el más alto desde el cuarto trimestre de 2003.

Fuerte impulso

De hecho, ese ritmo de crecimiento le ha permitido encadenar diez meses consecutivos en los que se han generado más de 200 mil empleos al mes.

Asimismo, la tasa de desempleo ha descendido con fuerza para ubicarse en 5.8 por ciento, escala mínima desde mediados de 2008. Además de que hay indicios de que por fin los trabajos empiezan a ser mejor remunerados.

Las mayores oportunidades de empleo, los mejores salarios, las ganancias bursátiles, las bajas tasas de interés y la caída de los combustibles ha hecho que el voraz consumidor estadunidense, que representa en torno a 70 por ciento del PIB, esté de vuelta, lo que propulsará  el crecimiento durante este año: se prevé que en 2015, la economía de Estados Unidos crezca tres por ciento, una sustancial mejora respecto a la tasa de crecimiento anual de entre 2.3 y 2.4 por ciento que se estima para 2014, y la más alta desde 2005, la cual fue de 3.3 por ciento.

Fed, sin prisas  

Por tanto, la economía está lista para que en algún punto de este año la Fed empiece a subir tasas. Pero la Fed no se apresurará, será “paciente”, como dijo la presidenta de la institución, Janet Yellen, en la última reunión del año pasado, y además su impacto sobre el mercado de bonos de Estados Unidos creemos que será modesto.

El margen para la paciencia es amplio: si de algo no padece la economía de Estados Unidos, como sucede con el resto del mundo, es de riesgo de inflación, y menos tras el reciente derrumbe en las cotizaciones del petróleo y su impacto sobre los precios de los combustibles.

Incluso, la inflación en Estados Unidos permanece anclada, por debajo del objetivo anual de dos por ciento.

El principal indicador de precios que sigue la Fed, el deflactor del gasto de consumo, apenas se ubicó en 1.2 por ciento en noviembre, y excluyendo los volátiles componentes de alimentos y energía, registró un aumento de 1.4 por ciento.

De esta manera, ya son 31 meses en que los precios se han situado por debajo del objetivo de dos por ciento.

Además, las expectativas de inflación se han hundido conforme se desplomaban los precios del crudo: el “break even” de inflación de cinco años, el indicador favorito de la Fed para seguir las perspectivas de inflación del mercado,  se ha derrumbado a niveles cercanos 1.2 por ciento frente a dos por ciento a principios de julio.

Pero además, con el resto del mundo convulso, dudamos que las tasas de largo plazo reaccionen  a las acciones de la Fed. Yellen, nos tememos, podría heredar la maldición de Greenspan, su “conundrum”, su acertijo, esto es, el hecho de que las tasas de largo plazo, la de 10 años, que sirve de referencia para fijar la tasa de los créditos hipotecarios, préstamos automotrices y la compra de bienes duraderos, responda con aumentos de las tasas de los fondos federales.

Incertidumbre

En efecto, alrededor del planeta hay focos de tensión que pueden ocasionar episodios de volatilidad y de aversión al riesgo que podrían detonar que los inversionistas busquen refugio en los activos más seguros, los bonos del Tesoro de Estados Unidos. Esa tendencia, además, se puede ver exacerbada por el triple atractivo de la deuda estadunidense frente a activos comparables como la tasa de diez años de Estados Unidos, la cual ofrece una rentabilidad de 2.1 por ciento comparada con 1.7 por ciento en el Reino Unido, 1.5 por ciento en España, 0.5 por ciento en Alemania y 0.3 por ciento en Japón.

En segundo lugar, Estados Unidos es el país que con más éxito está reduciendo el déficit público, que podría ser inferior a 2.5 por ciento del PIB este año, y en tercer lugar prever que el liderazgo del dólar se afiance a lo largo de 2015 y se aprecie frente al resto de divisas del mundo. Por tanto, los bonos de Estados Unidos se presentan, a los ojos de los inversionistas, como los activos más seguros del mundo y los que prometen un mayor rendimiento.

Los mercados europeos pueden atravesar episodios de turbulencia con las elecciones legislativas de Grecia del 25 de enero, y las generales de España a finales de año, donde dos partidos catalogados como “antiausteridad”, el Syriza en Grecia y el Podemos en España, con resistencia a continuar con las políticas draconianas de Europa, podrían ganar y provocar inestabilidad en los mercados de deuda soberana.

Commodities, a la baja

También es un factor de riesgo global y de volatilidad la situación en Rusia, o las dificultades de cuenta corriente y déficit público de algunos países emergentes ante la caída de los precios de las materias primas, lo que podría suscitar salidas de capitales. 

En consecuencia, esa idílica combinación de una economía robusta en Estados Unidos, lo que significa mayores ganancias corporativas, y una política monetaria que, pese a alguna posible alza de tasas, seguirá siendo muy laxa, es una combinación perfecta para Wall Street. Además, con el resto del mundo alicaído y los riesgos de deflación que acechan a no pocas economías, nuevos estímulos económicos se pueden anunciar para Europa, Japón y China.

Incluso habrá sobresaltos en Wall Street, como se ha observado en los últimos meses: pero hasta ahora ha primado la filosofía de comprar la caída y remontar con fuerza, señal de que los inversionistas todavía creen en este mercado alcista. 

Expectativas

Nuestro pronóstico es que el S&P’s 500 podría ganar cerca de siete por ciento adicional para terminar en torno a dos mil 200 puntos. El consenso estima un aumento de cinco por ciento o menos.  Ahora bien, no nos llevemos a engaño: que este mercado “bull” todavía tenga cuerda no quiere decir que no esté caro. Lo está, y en verdad se está conformando una terrible “burbuja” que da vértigo, una burbuja que puede ser “la madre de todas las burbujas”.

Wall Street, sí, por las condiciones arriba citadas, todavía puede librar 2015, pero dudamos que vaya mucho más allá, y nuestros augurios indican que en 2016 podría acontecer el gran cataclismo.

* Director de llamadinero.com

 

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