Mitos comunes de los desórdenes alimenticios

CIUDAD DE MÉXICO.- De acuerdo con la Asociación Nacional de Anorexia Nerviosa y Desórdenes Relacionados, sólo 1 de cada 10 personas con trastornos de la alimentación reciben tratamiento. Sin embargo, los trastornos alimenticios tienen la tasa más alta de mortalidad de todos los trastornos de salud mental.

El sitio psychcentral.com enumera algunos de los mitos comunes acerca de los trastornos alimenticios.

Mito: Los trastornos alimenticios sólo les ocurren a las adolescentes.
Realidad: Los trastornos alimenticios no discriminan género, edad, origen étnico u orientación sexual. Datos señalan que entre 2001 y 2010 hubo un aumento del 42% de los trastornos alimenticios en mujeres de mediana edad.

Mito: Para hacer un diagnóstico de trastorno de alimentación, el paciente debe presentar un peso bajo.
Realidad: Si bien es cierto que los que sufren de anorexia nerviosa son de peso bajo, la mayoría de las personas con trastornos de la alimentación son de un peso normal. El peso corporal no es el único factor determinante de la gravedad de un trastorno alimenticio.

Mito: La mayoría de las personas con trastornos de la alimentación tienen anorexia nerviosa o bulimia nerviosa.
Realidad: El trastorno por atracón es el tipo más común de trastorno alimenticio. Las estadísticas señalan que se produce casi por igual entre hombres y mujeres.

Mito: Los trastornos alimenticios son una fase, uno llega a salir de ese problema sin ayuda.
Realidad: Los trastornos alimenticios son un grave trastorno de salud mental, casi siempre están acompañados por otro padecimiento mental, como la depresión o la ansiedad. La mayoría de los trastornos de la alimentación no desaparecen por sí solos. El tratamiento se lleva a cabo por un equipo de especialistas (psiquiatras, psicoterapeutas, dietistas y un médico de atención primaria). Si no es tratado adecuadamente puede conducir a la muerte.

Mito: La anorexia nerviosa es el único tipo de trastorno alimenticio que es fatal.
Realidad: Todos los tipos de trastornos de alimentación, si no se trata, puede conducir a la muerte prematura.

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