La economía de Brasil, en riesgo por Petrobras

Contratistas, proveedores de insumos, maquinaria, e incluso bancos están siendo afectados por la Operación Lavado de Autos, que sacó a la luz la corrupción imperante en la petrolera brasileña
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Foto: Reuters
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SAO PAULO.- Las acusaciones de corrupción en el seno de la compañía petrolera estatal de Brasil Petrobras ya han provocado un escándalo político y cambios en la administración. Ahora, los problemas están amenazando a otras empresas e incluso podrían hacer caer al país en la recesión.

Sería difícil exagerar la importancia que tiene Petrobras en Brasil. Produce más de 90 por ciento del petróleo del país, es dueña de todas las refinerías, maneja cerca de 34 mil kilómetros de ductos, domina la distribución al mayoreo de gas y de diesel e incluso posee la cadena de estaciones de servicio más grande.

“El plan del gobierno era hacer a Petrobras lo más grande posible”, señala Samuel Pessoa, economista de la Fundación Getulio Vargas en Río de Janeiro. Él calcula que la compañía, a través de sus propias operaciones y las de sus contratistas, es responsable de cerca de la décima parte de la producción económica brasileña.

Padecen los contratistas

Ante las investigaciones policiacas, llamadas Operación Lavado de Autos, en las que se puso al descubierto que los proveedores y contratistas de Petrobras habían sobornado a ejecutivos de la empresa a cambio de contratos inflados, la compañía ha suspendido el pago en numerosas obras. También ha prohibido nuevos contratos con algunas de las empresas de ingeniería y servicios petroleros más grandes del país.

La reducción en el gasto de la compañía probablemente recortará 0.75 por ciento del crecimiento económico del país este año, advirtió Pessoa, suficiente para desequilibrar levemente una economía lenta que está padeciendo una recesión ligera.

Las medidas de la compañía también están amenazando el renglón de ganancias de los contratistas, que resultan afectados por partida doble: su flujo de caja se ha desplomado y la crisis significa que no pueden pedir prestado para salir del apuro.

El sector financiero
Los problemas de Petrobras también se están extendiendo a los mercados de capital de Brasil.

Debido a la incertidumbre respecto de cuánto tendrá que rebajar el valor de algunos bienes debido a la corrupción, el auditor de Petrobras, PricewaterhouseCooper, se negó a firmar su declaración de ingresos trimestral.

Sin esta declaración certificada, Petrobras, que tiene una deuda neta de 110 mil millones de dólares, no puede recurrir al mercado mundial de bonos.

Ya que Petrobras se consideraba la más estable de todas las compañías, sus bonos tradicionalmente servían de referencia para todas las empresas brasileñas.

Sin esa referencia, otras compañías de Brasil ni siquiera están tratando de recurrir al mercado de bonos.

El año pasado, las empresas brasileñas vendieron 37 mil millones de dólares en bonos globales, según Dealogic. Desde noviembre de 2014, cuando Petrobras no pudo producir una declaración de ingresos certificada, no ha llegado al mercado ni una sola emisión de bonos de corporaciones brasileñas. Enero suele ser un buen mes para que las empresas de Brasil vendan sus bonos. En enero de 2014 vendieron bonos por un total de 6,500 millones de dólares.

“Hay algunas cuantas compañías con finanzas sólidas que podrían seguir vendiendo bonos, pero como tendrían que pagar más que antes, mejor se mantienen al margen. Y hay otras empresas que necesitan recaudar dinero ahora mismo y que no pueden”, observa Marcel Kussaba, director de investigación de títulos y deuda de la administradora de bienes brasileña Quantitas.

Quiebras en cascada

Un contratista de Petrobras, Alumini, ya pidió la protección del tribunal de bancarrotas, alegando que Petrobras le adeuda 1,200 millones de reales, equivalentes a 420 millones de dólares.

OAS, la quinta empresa de ingeniería más grande del país e importante contratista de Petrobras, ha fallado en el pago de sus bonos y está tratando de negociar con sus acreedores para evitar la bancarrota. OAS tiene una deuda por 7,900 millones de reales (2,800 millones de dólares), de los cuales cerca de 1,800 millones son en bonos, muchos de ellos en manos de inversionistas extranjeros.

Se dice que la compañía perforadora Sete Brasil está negociando con bancos estatales para conseguir 4,500 millones de dólares y mantenerse a flote.

Pero, dado que algunos ejecutivos actuales y pasados de Sete Brasil, así como de OAS y de Alumini, están siendo investigados, acusados de canalizar dinero de contratos inflados a políticos y ejecutivos de Petrobras, ese crédito podría no concretarse.

Sete Brasil les debe 4,300 millones de dólares a los bancos. Además, hay tres bancos entre los propietarios de la empresa. Uno de ellos es BTG Pactual, que tiene la participación más grande, de 27 por ciento. Los propietarios de la empresa invirtieron 3,000 millones de dólares adicionales. Pero, ya que tales inversiones suelen ser a través de instrumentos que implican a coinversionistas, la exposición de esos bancos podría ser menor.

Si Sete Brasil quiebra, las compañías contratadas para construir sus plataformas también padecerían.

Pueden esperarse problemas similares en los sectores de la construcción y de la energía conforme los contratistas de Petrobras –muchos de ellos son compañías gigantescas– reducen el gasto, y aun si evitan la bancarrota. Otras empresas tendrán que vender sus bienes para sobrevivir.

La banca

Y aunque los bancos de inversión podrían beneficiarse por asesorar en materia de fusiones y adquisiciones, otros bancos podrían salir dañados.

El Banco de Brasil, el más grande del país controlado por el Estado, tiene 11 por ciento de su cartera de préstamos en energía, construcción pesada y sectores relacionados, según un estudio del banco de inversión Brasil Plural. Al igual que otros bancos grandes, Banco de Brasil no está considerado en riesgo de quebrar pues tiene fuertes reservas y un flujo de ingresos diversificado, así como el apoyo implícito del gobierno. Pero algunos bancos pequeños son vulnerables.

Mencionando la desmesurada exposición del Banco Pine, un establecimiento mediano, a compañías de construcción, en enero Moody’s degradó su deuda a categoría de chatarra y la puso a revisión con miras a mayor degradación.

“No es de esperarse que quiebren bancos a causa de la Operación Lavado de Autos”, asegura Joao Augusto Salles, analista del sector financiero de la consultoría de inversiones Lopes Filho, en Río de Janeiro, “pero algunos tendrán que ser vendidos a los bancos grandes”.

El primer problema para Petrobras será calcular en cuánto rebajar el valor de sus bienes debido a la corrupción, a fin de poder conseguir una declaración de ingresos certificada. Si la empresa no logra hacerlo para junio, los dueños de 54,500 millones de dólares en bonos podrían exigir su pago inmediato.

La mayoría de los analistas aseguran que esa situación es improbable y que, incluso si ocurriera, no necesariamente significaría que la empresa suspendería el pago de sus bonos. Si hay una compañía brasileña demasiado grande para quebrar, ésa es Petrobras.

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