Cómo terminar con un proyecto innovador... que no resultó [TIPS]

Cuando queda claro que una idea no va a funcionar, perpetuarla puede minar la capacidad de innovación y la energía de su organización
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 Entre más innovadora sea la idea, más depende de suposiciones que quizás resulten o no. Foto: Getty
Entre más innovadora sea la idea, más depende de suposiciones que quizás resulten o no. Foto: Getty
Romper nunca es fácil. Puede ser especialmente difícil si es usted un líder que está “rompiendo con” un proyecto innovador en el que uno de sus equipos aún cree apasionadamente. Pero tomar estas decisiones es parte crítica de la travesía de la innovación, y cuando se hace bien puede producir resultados positivos en todos los niveles.
 
Cada vez que encarga un proyecto innovador, no alcanzar sus objetivos es una posibilidad real. Entre más innovadora sea la idea, más depende de suposiciones que quizás resulten o no. 
 
Durante la última década se han desarrollado herramientas y técnicas para manejar mejor esas suposiciones, y ha habido una drástica caída en el costo de desarrollar y probar ideas. Esto significa que uno puede evaluar la viabilidad de un proyecto mucho más eficientemente que antes. 
 
Pero eso no cambia el hecho de que una buena idea en teoría tal vez no sea una buena idea en la realidad. Un beneficio prometido que funcionó en el laboratorio posiblemente no funcione a ninguna escala comercial.
 
A los equipos que trabajan en una idea puede dificultárseles ver la situación de manera objetiva. En la bruma de la innovación, los datos raras veces son claros. Los severos castigos por no cumplir los compromisos podrían hacer que a todos les interese seguir adelante. Y quienes toman las decisiones pudieran sentirse seducidos por la pasión de un equipo hacia un proyecto.
 
Pero cuando queda claro que una idea no va a funcionar, perpetuarla puede minar la capacidad de innovación y la energía de su organización.
 
A continuación te compartimos algunas formas de cómo iniciar la conversación:
 
1. Los datos no mienten. Es mucho más fácil romper con una idea si desde el principio ha sido claro sobre qué características tiene el éxito, y si ha aportado rigor al proceso. Siempre debería tener un plan “HOPE”: Hipótesis, Objetivo, Predicción y plan de Ejecución para medir y probar la predicción.
 
2. "Piensen en otras cosas que podríamos estar haciendo en lugar de esto". Los ejecutivos nunca deberían ver una idea en forma aislada. Delinear otras oportunidades más atractivas tanto para los recursos corporativos como para el propio equipo puede hacer que el rompimiento sea más aceptable.
 
3. “Tuvimos momentos grandiosos, y no me arrepiento para nada”. Cada vez que uno innova, nos recuerda Rita Gunther McGrath, pueden suceder dos cosas buenas. Se genera algún tipo de beneficio comercial u operacional. O, se aprende algo que posibilita un futuro beneficio comercial u operacional. Atrape ese aprendizaje y reconozca que algo verdaderamente útil ha ocurrido.
 
Cuando se hace constructivamente, el resultado neto de este tipo de rompimiento es casi siempre positivo. Ese tiempo y atención ahora puede redirigirse hacia nuevas ideas.
 
Scott Anthony es socio administrativo en Innosight. Su libro más reciente es “The First Mile: A Launch Manual for Getting Great Ideas into the Market”.

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