La delgada línea entre ejecución y estrategia

En el mundo real no hay ninguna diferencia significativa entre estrategia y ejecución
Management -
Hacer una distinción entre ejecución y estrategia sigue siendo equivocado. Foto: Pixabay
Hacer una distinción entre ejecución y estrategia sigue siendo equivocado. Foto: Pixabay
En el mundo de los negocios, a veces se dice que “una estrategia mediocre bien ejecutada siempre será mejor que una estrategia excelente mal ejecutada”. Es una buena frase, pero no hay ninguna base objetiva según la cual una estrategia pueda ser declarada “excelente” en caso de que sus resultados sean malos. E incluso cuando los resultados sean buenos, no se puede estar seguro de que la estrategia lo sea.
 
En su nivel más básico, la estrategia tiene que ver con la toma de decisiones, y las decisiones deben tomarse desde la cima de la organización hacia abajo. Los gerentes (y muchos académicos) distinguen entre estas decisiones, y a las tomadas por los gerentes superiores las llaman “estrategia” y a las tomadas más abajo en la escala jerárquica las llaman “ejecución”. 
 
 
Pero todas las decisiones de hecho son estratégicas. En el mundo real no hay ninguna diferencia significativa entre estrategia y ejecución.
 
Es cierto que una estrategia es tan buena como el eslabón más débil de la cadena de la toma de decisiones. Si “bien ejecutado” simplemente significa que las decisiones tomadas a lo largo de la cascada de decisiones de una estrategia son muy buenas, entonces una estrategia cuyas decisiones en la cima fueron mediocres efectivamente podría superar a una cascada que empiece con excelentes decisiones en la cima pero que se tope con una muy mala en algún lugar de la cadena.
 
Pero hacer una distinción entre ejecución y estrategia sigue siendo equivocado, porque reduce la probabilidad de que la gente más abajo en la cascada de la estrategia de hecho tome buenas decisiones. Cuando decimos que las decisiones son estratégicas, la gente les presta más atención y las ve como verdaderas decisiones. 
 
Comparativamente, decir que las decisiones son “ejecución” hace que la gente sienta que de hecho no enfrentan ni toman decisiones, así que piensan menos en lo que están haciendo. 
 
Dado que el éxito de una estrategia está en función de la calidad de la decisión más débil, la distinción entre “estrategia” y “ejecución” está condenando al fracaso a las estrategias de aquellos que la suscriben.
 
Roger Martin es profesor y ex decano de la Escuela Rotman de Administración. Es coautor de “Getting Beyond Better” y de “Playing to Win”.
 
kgb 

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