Grandes revelaciones lanza Bernanke en su libro de memorias

Es asombroso escuchar a un ex presidente de la Reserva Federal reconocer que quizá engañó al público como parte de un acuerdo con otro alto funcionario del gobierno de EU
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Al escribir en su libro sobre los eventos que rodearon la caída de Lehman, Bernanke observa que le preocupaba que Goldman Sachs y Morgan Stanley fueran los siguientes en la línea. Foto Getty
Al escribir en su libro sobre los eventos que rodearon la caída de Lehman, Bernanke observa que le preocupaba que Goldman Sachs y Morgan Stanley fueran los siguientes en la línea. Foto Getty

Es asombroso escuchar a un ex presidente de la Reserva Federal reconocer que quizá engañó al público como parte de un acuerdo con otro alto funcionario del gobierno sobre uno de los momentos más importantes en la historia financiera reciente, y que ahora se cuestiona si debió de haber “sido más sincero”. Pero eso es precisamente lo que hace Ben Bernanke en sus memorias, “Valor para actuar; Memoria de una crisis y sus consecuencias”.

¿Cuál fue ese momento decisivo? La bancarrota de Lehman Brothers. Bernanke, en la que quizá sea la explicación más honesta del colapso de Lehman en 2008, revela que Henry M. Paulson, entonces secretario de la Tesorería, y él deliberadamente oscurecieron las cosas cuando se les preguntó sobre la quiebra de Lehman muy al principio, lo que permitió que se arraigara la narrativa de que el gobierno deliberadamente permitió el derrumbe del banco.

“En testimonio ante el Congreso rendido inmediatamente después del colapso de Lehman, Paulson y yo fuimos deliberadamente muy vagos al hablar de si se hubiera podido salvar a Lehman”, señala Bernanke. “Pero de antemano nos habíamos puesto de acuerdo en ser vagos, pues nos preocupaba profundamente que reconocer nuestra incapacidad de salvarlo lesionara la confianza del mercado e incrementara las presiones sobre otras empresas vulnerables.”

Ahora, empero, parece que él tiene algunas dudas sobre esas primeras declaraciones. “Me pregunto si debimos haber sido más sinceros y no solo porque nuestra vaguedad promovió la errónea opinión de que pudimos haber salvado a Lehman.”

La confesión ayuda a llenar un vacío importante en el concepto público sobre el fracaso de Lehman, quizá el momento más debatido de la crisis financiera y que por mucho tiempo se consideró el factor desencadenante. Bernanke ha tratado de sustentar un argumento similar en entrevistas anteriores, pero nunca de manera tan clara y enfática. Y tampoco había reconocido tan directamente que Paulson y él acordaron lo que dirían en público en los días posteriores al colapso de Lehman.

Durante años ha habido mucha especulación sobre si el gobierno hubiera podido salvar a la empresa y si su quiebra fue una decisión política. Las fugas de información de la oficina de Paulson _ en el sentido de que el gobierno no iba a poner dineros públicos en la firma _ así como los comentarios de Bernanke y Paulson en las semanas posteriores al colapso, avivaron las llamas antes de que empezaran los intentos de rescatar a Lehman.

“La declaración de Paulson, de que no se usaría dinero del gobierno para salvar a Lehman, tanto antes como durante el fin de semana, comprensiblemente alimentaron la creencia de que habíamos decidido dejar que quebrara Lehman”, señala Bernanke, refiriéndose al crucial fin de semana de mediados de septiembre de 2008, cuando se hizo evidente que nadie saldría al rescate de Lehman. “Hank (Paulson) tenía varias razones para decir lo que dijo, como su incomodidad personal y política con el rostro de rescates impopulares de instituciones demasiado grandes para quebrar.”

Pero Bernanke señala algo muy importante: “Las declaraciones de Hank en cierta medida estaban fuera de lugar, en el sentido de que los préstamos de la Reserva eran los únicos fondos gubernamentales disponibles. Habría sido decisión de la Reserva _ no de Hank ni de la Tesorería _ hacer o no el préstamos, en caso de que se hubiera considerado viable un préstamo del monto necesario para salvar a la empresa.”

Paulson ha sostenido desde hace largo tiempo atrás que sus declaraciones fueron tácticas, dirigidas a tratar de presionar a otros bancos para que pusieran su propio dinero a fin de rescatar a Lehman. “No queríamos que llegaran pensando que íbamos a traer en la mano la chequera del gobierno”, señala Paulson en sus propias memorias, “Al borde: Dentro de la carrera para detener el colapso del sistema financiero global”, publicadas en 2010.

Al escribir en su libro sobre los eventos que rodearon la caída de Lehman, Bernanke observa que le preocupaba que Goldman Sachs y Morgan Stanley fueran los siguientes en la línea y que si el público pensaba que la Reserva Federal no podía salvar a esas firmas, eso solo hubiera acelerado la crisis.

“Nuestra cautela sobre las razones de la quiebra de Lehman crearon confusión sobre los criterios de rescates futuros. ¿Hubiera sido mejor para la confianza de los mercados haber admitido que no podíamos salvar a Lehman? ¿O era mejor mantener la ambigüedad, como lo hicimos, lo que daba a entender que seguíamos teniendo la capacidad de llevar a cabo intervenciones en el futuro? No lo sé.”

Claro, siempre habrá quienes crean que la decisión fue política. “Yo entiendo por qué algunos han llegado a la conclusión de que la quiebra de Lehman fue una decisión”, señala Bernanke. “En cierto modo, es un cumplido equívoco. Hasta ese punto habíamos demostrado tal ingenio que es difícil imaginar que no se nos hubiera ocurrido una solución para Lehman.”

Precisa que simplemente fue imposible salvar a Lehman, señalando los casi 200,000 millones de dólares en pérdidas que sufrieron los acreedores de Lehman. Nadie ha declarado oficialmente ni se ha presentado ningún documento contemporáneo en los últimos siete años que diga que el gobierno había encontrado la forma de salvar a la empresa pero que decidió específicamente no hacerlo por razones políticas, argumento al que alude Bernanke en su libro. “No quiero que la idea de que la quiebra de Lehman se pudo haber evitado y que, en consecuencia su fracaso fue una decisión política, se convierta en el concepto popular, por la simple razón de que no es verdad”, advierte. “Hicimos todo lo que se nos ocurrió para evitarlo.”

*bb

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