¿Por qué 'nadie' entiende qué es lo que quieren los terroristas?

La gente infiere los móviles de los terroristas a partir de las consecuencias observables de su comportamiento violento, no a partir de estudiar los grupos más científicamente
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Los observadores tienden a interpretar el objetivo de un actor en términos de la consecuencia de sus acciones. Foto: Reuters
Los observadores tienden a interpretar el objetivo de un actor en términos de la consecuencia de sus acciones. Foto: Reuters
Luego de los ataques de París del 13 de noviembre, los políticos y los expertos se acusaron mutuamente de “hacerle el juego a los terroristas”.
 
¿Pero cómo sabe uno qué quiere realmente el grupo del Estado Islámico, o ISIS (por su sigla en inglés)?
 
Una explicación viene de un sesgo cognitivo llamado teoría de inferencia correspondiente. Fue desarrollada en las décadas de 1960 y 1970 por el sicólogo social Edward Jones para explicar el proceso cognitivo a través del cual un observador infiere los móviles de un actor.
 
La teoría surgió del trabajo de Fritz Heider, quien veía a los individuos como “psicólogos ingenuos” motivados por una inquietud práctica: la necesidad de simplificar, comprender y pronosticar los móviles de los demás. Heider postulaba que la gente procesa la información aplicando reglas de inferencia que moldean sus respuestas al comportamiento.
 
La teoría de la inferencia correspondiente soluciona una pregunta crítica que Heider dejó sin contestar: ¿Cómo es que un observador infiere los móviles de un actor con base en su comportamiento?
 
Jones demostró que los observadores tienden a interpretar el objetivo de un actor en términos de la consecuencia de sus acciones. Jones presentó un ejemplo simple: un niño nota que su mamá cierra la puerta y que la habitación se vuelve menos ruidosa; la inferencia corresponsal es que la mamá del niño quería silenciar la habitación. 
 
De manera similar, la gente infiere los móviles de los terroristas a partir de las consecuencias observables de su comportamiento violento, no a partir de estudiar los grupos más científicamente.
 
Esto también ayuda a explicar por qué los supuestos móviles de los terroristas parecen cambiar tan rápidamente y de forma contradictora. 
 
Hasta los ataques de París, la sabiduría popular afirmaba que el Estado Islámico comete actos de violencia para establecer un califato en Oriente Medio no adulterado por la influencia occidental.  No obstante, desde los ataques se nos ha dicho que ISIS de hecho quiere provocar que Occidente interfiera militarmente más para exhibir el comportamiento brutal de Occidente. 
 
Antes de los ataques, se nos decía que Francia era un blanco importante para el Estado Islámico por su fracaso para integrar a la población musulmana. Ahora nos dicen que ISIS quiere que Francia y el resto del mundo se vuelvan aún más xenofóbicos contra los musulmanes con base en la teoría de que enajenar a los moderados podría hacerlos más receptivos al extremismo.
 
Con razón los medios constantemente se refieren a los terroristas como “mentes maestras” que cometen ataques “sofisticados”. Independientemente de lo que pase como resultado de sus ataques, la consecuencia invariablemente será vista exactamente como lo que los terroristas quieren.
 
Max Abrahms es profesor de ciencias políticas de la Universidad del Noreste y miembro del Consejo de Relaciones Exteriores.
 
kgb 

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