Del verbo emprender

27 Ago, 2016

Empresas y familias en Japón

Conocemos el espectacular desarrollo del imperio japonés después de la Segunda Guerra Mundial. De estar en ruinas y con su orgullo ancestral por los suelos, emergió como la gran potencia económica (aunque ha tenido descalabros por la recesión que no ha permitido un crecimiento).

También conocemos grandes marcas en electrónica, acero, automóviles y también que estos conglomerados llamados Zaibatsu siguen siendo preponderantes en su economía, y son parte de grupos de familias. Desde el siglo XIX el país salió de la era feudal de los Shogunes y empezó su industrialización y creación de nuevos negocios. En un artículo reciente del FFI sobre ese país, un colega asesor japonés nos da información muy interesante sobre las empresas familiares de hace doscientos años  que sobreviven y los cambios que se han dado.

Hace unas décadas tuve contacto con un hombre japonés que al inmigrar a México ayudó a sus “padres” a crecer un pequeño emporio en el área alimenticia. Este emprendedor me atrajo al conocerlo porque siguió una tradición peculiar al Japón de antes de la guerra.

Su historia es que la pareja que no tenía hijos y ya era naturalizada en México viajó a su pueblo y “adoptó” a un joven para que viniese a manejar su pequeño negocio, y lo hizo su sucesor y heredero único. El muchacho aceptó (o más bien sus padres biológicos dieron su consentimiento y dejaron de ser legalmente su familia). Ya en este país, el negocio floreció, sus nuevos padres tuvieron en él un respaldo económico y de cuidados a su vejez y al fallecer, el heredero, su esposa también traída de Japón e hijos siguieron con la empresa familiar. Ignoro su situación actual. Esa práctica llamada IÉ fue parcialmente suprimida por la nueva constitución emanada de la ocupación aliada.

No ha habido una investigación similar en México, pero entiendo que en familias numerosas en el interior del país se acostumbraba acoger a “entenados (as)” que formaban parte de ésta, ya que sus padres habían fallecido o no tenían capacidad económica para atenderlos. En principio es una muestra más de la gran familia extendida mexicana, abierta y hospitalaria, pero que está en proceso regresivo por la modernidad, crisis, etcétera.

Sin embargo, que yo sepa, no hay una manera formal de adoptar a ese joven y hacerlo su sucesor y heredero del pequeño o mediano negocio familiar y menos pasarlo por encima de los descendientes sanguíneos. Me temo que lo contrario es más prevalente: Aunque son tratados en principio igual que a los otros hijos, en cierto momento, tal vez con la educación en universidades privadas, la entrada al negocio como sucesores y menos como herederos de éstas se ponen trabas económicas o simplemente la regla de que la sangre llama primero. Me interesaría saber de ejemplos (anónimos) que comprueben o no esta hipótesis.

Por lo pronto en Japón se está buscando modernizar a múltiples empresas familiares que, estoy seguro, van a revitalizar su economía.