Economía sin lágrimas

9 Mar, 2017

¿Cómo serán las campañas de este año? ¿Igual que las anteriores?

En unos días darán comienzo, oficialmente, las campañas en Coahuila, Estado de México y Nayarit, así como en Veracruz; en los tres primeros estados los electores elegirán gobernador, integrantes del Congreso del Estado y presidentes municipales; en Veracruz, únicamente presidentes municipales.

Mi interés en el tema, más que en los resultados y en esa relación casi de magia negra que algunos ociosos dicen ver entre la elección del Estado de México y la presidencial del año próximo, radica en los contenidos y formas de las campañas mismas.

¿Qué propondrán para estimular la economía de los tres estados, todos los candidatos? ¿Qué propondrán en Coahuila, quienes aspiren a la gubernatura y los que busquen ser diputados locales, para reducir de manera significativa el monto de la deuda que con dificultades vienen administrando desde la salida del primer Moreira?

¿Cómo se relacionarán los candidatos con los electores? ¿Mediante los conocidos mítines masivos, aderezados con el agradable sonido de las tan bien conocidas matracas? ¿Y qué hay de las propuestas? ¿Qué tantas promesas a incumplir harán todos ellos? ¿Cuántas mentiras por día dirán cada uno de ellos? ¿Se les escapará, así como por no dejar, alguna que otra verdad?

¿Qué propuestas harán para que las mujeres participen más y mejor en los mercados laborales? ¿Qué les dirán a las que les exijan cambios legales, para reducir la carga que hoy representa la maternidad? ¿Cómo piensan, si es que piensan, hacer para que la educación del nivel medio superior y superior llegue a más jóvenes en los tres estados? ¿Tendrán algunas ideas para promover masivamente la enseñanza del inglés desde los primeros años de preescolar?

¿Acaso han pensado ya, los candidatos a diputaciones locales, qué iniciativas de ley someter a sus colegas para simplificar o simplemente desaparecer tanto trámite absurdo? Es más, ¿sabrán que tanto trámite sólo sirve para elevar los niveles de la corrupción y el monto de las mordidas, no para facilitar la inversión y la creación de fuentes de empleo?

¿Y el campo, apá? ¿Tienen idea los candidatos, qué pueden plantear y llevar a cabo en los ámbitos de su competencia, para reducir las trabas que impiden la llegada de capital y tecnología al campo mexicano?

Podría seguir preguntando y al final, ¿qué quedaría? Un gran desencanto porque, la experiencia nos dice que lo que veremos este año será, simplemente, más de lo mismo. Más promesas que serán incumplidas, más mentiras y una que otra verdad que se les barra por ahí; sin embargo, en concreto, nada nuevo.

¿En serio, así serán las campañas de este año en los cuatro estados señalados arriba? ¿Ésa será la conducta de cada candidato —de todos los partidos—? ¿No habrá por ahí alguno, que se atreva a modernizar una parte de su campaña? ¿Nadie se atreverá a utilizar en verdad las nuevas tecnologías? Como diría el clásico, ¿para qué? Si así ganamos, para qué cambiar.

¿Qué debe pasar en México, para que los partidos y sus candidatos decidan innovar en lo que se refiere a las campañas políticas? ¿De qué sirve presumir tantos smartphones y tanta tableta, no se diga ya tanta computadora? ¿De nada, o simplemente para más de lo mismo?

¿Qué cataclismo debemos enfrentar, para que nuestros políticos se atrevan a innovar, a tomar riesgos en la comunicación con sus electores para obtener su voto? ¿En verdad, nada nuevo veremos este año? ¿Los mismos mítines, las mismas reuniones temáticas con los mismos de siempre? ¿Son o no estas elecciones, la antesala de la grande del año próximo?

¿Concedemos el beneficio de la duda, y esperamos? Va pues, a esperar.