El inframundo en nuestras calles

CIUDAD DE MÉXICO.- Al menos un indigente cruza nuestro camino diariamente. Cuando vamos al trabajo, a casa, a visitar a un amigo, a la familia, en el parque, en el parabús, saliendo del metro... pero nunca nos detenemos a mirarlo. Incluso, muchos prefieren voltearse y hacer como si no lo vieran o, en los mejores casos, lo miran, pero no hacen nada.

Por tratarse de una población migrante, no existe un censo oficial, sin embargo, se estima que en Ciudad de México viven 4 mil 354 personas en condición de calle, según el último censo de la Secretaría de Desarrollo Social capitalina (Sedeso), realizado de las 23:55 horas del miércoles 12 de julio a las 02:25 horas del jueves 13. Esto quiere decir que en 2 horas y media, las autoridades capitalinas recorrieron 446 puntos en las 16 delegaciones.

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El fenómeno que detonó en América Latina a finales de los años 70 por el desempleo, los acelerados procesos inflacionarios, la flexibilización del mercado laboral y las recurrentes crisis económicas, no solo se ha mantenido, sino que ha aumentado considerablemente, provocando exclusión, criminalización y discriminación múltiple.

El Protocolo Interinstitucional de Atención Integral a Personas en Riesgo de Vivir en Calle e Integrantes de las Poblaciones Callejeras en Ciudad de México refiere que la principal causa de este problema son las distintas formas de violencia dentro de la familia.

Personal del Instituto de Asistencia e Integración Social (IASIS) señala a HuffPost México que han encontrado casos de gente que viene de provincia a buscar oportunidades; connacionales y extranjeros en su fallido intento por llegar a Estados Unidos; personas que fueron echadas de su casas por sus propios familiares al padecer alguna enfermedad o por la pelea de una herencia, pero también catedráticos universitarios.

El IASIS, dependiente de la Sedeso CDMX, clasifica a la población callejera en indigentes, vendedores y/o trabajadores de esquinas, y pepenadores.

Los primeros viven y pernoctan en las calles; el segundo grupo trabaja en las vías públicas, pero tiene casa (el 85% vive en el Estado de México); y el tercero, sale a la calle a buscar PET o cualquier material reciclable para mantenerse y también tiene casa.

El IASIS manifiesta que parte de la población callejera rechaza la ayuda, pues "no le gusta seguir reglas ni cumplir horarios".

"Es un problema global, tú te encuentras homeless en Nueva York, Portland, Chicago, París, Londres, Madrid, es un problema global. Aquí en Ciudad de México, por ejemplo, en muchos casos ya es un estilo de vida.

Como cinco adultos mayores que viven y duermen en la esquina de Allende y casi Belisario Domínguez. Les hemos brindado toda la asistencia, les pedimos que vayan al CAIS (Centro de Asistencia e Integración Social), tratando de decirles de alguna manera que es más seguro un lugar bajo techo, con una cama, a la banqueta o la calle. Te dicen 'no, no, yo estoy aquí perfectamente bien. Si me vas ayudar, regálame una cobija'", explica personal de IASIS.

"Labor de convencimiento diaria"

Por derechos humanos, nosotros no podemos forzar a la gente a subirse a las camionetas y ayudarlos. Por eso hacemos labores de convencimiento todos los días, en todos los puntos. Generalmente nos vamos ganando poco a poco la confianza de ellos hasta que ven que lo que les ofrecemos, es realmente verdad... toda la ayuda del gobierno", comenta equipo de IASIS.

Según la información proporcionada, integrantes del IASIS recorren diariamente las calles durante la noche. Llevan café caliente, té o cobijas, además, de ofrecer acudir a alguno de los 10 CAIS que hay en la ciudad.

El IASIS asegura que bajo el reglamento del Protocolo para Poblaciones Callejeras, emitido en junio del año pasado, buscan prevenir que la cifra de personas en situación de calle se incremente.

"Les damos preservativos, a las mujeres se les dan toallas femeninas, se les habla de los riesgos de tener sexo sin preservativo, de cómo evitar enfermedades venéreas o de otro tipo.

En el caso de población callejera, los embarazos son pocos, porque como muchas de ellas son adictas a la famosa 'mona', pierden al producto. En los chavos, están tan metidos en eso (droga), que ya ni piensan en ello (relaciones sexuales)", se señala en la respuesta.

El presupuesto destinado a la operación de los CAIS durante 2016, de acuerdo a la propia Sedeso CDMX, es de 145 millones 772 mil 151 pesos, mientras que al 30 de junio de este año se han entregado 27 millones 445 mil 271 pesos.