David Páramo

Análisis superior

David Páramo

13 Feb, 2018

Un México más chingón

 

Si escucha los discursos de Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya notará que ambos, equivocadamente, creen que México está en ruinas y que, por lo tanto, debe ser refundado. Que el país no aguanta más y que urge cambiar radicalmente el rumbo.

Ambos se equivocan en el diagnóstico. El primero parecería que está genuinamente convencido de sus creencias, el segundo lo hace claramente por interés político, puesto que va en contra de la línea de pensamiento no sólo del PAN, sino también de una buena parte de los postulados del PRD.

Ese error de diagnóstico se extiende incluso hasta aquellos quienes realizan análisis del proceso electoral, los cuales esperan que José Antonio Meade rompa con el gobierno de Enrique Peña Nieto. Que el candidato ciudadano por el PRI comience una serie de descalificaciones en contra del gobierno en el que participó para dar gusto y emoción a quienes esperan el fuego nuevo sexenal.

Si bien es cierto que el país tiene una gran cantidad de rezagos, especialmente en temas como seguridad, combate a la corrupción o productividad, es un error monumental pretender tirar el tablero. Derrumbar el edificio porque hay problemas de humedad y las cañerías están tapadas. Tirar todo a la basura y pretender iniciar de cero.

Los avances en México son innegables durante los últimos 20 años. Los cimientos del edificio son sólidos, como se ha demostrado ante los fuertes golpes del exterior registrados en 2009 o el año pasado. La economía mexicana está creciendo a pesar de una fuerte época de incertidumbre y volatilidad.

Estos cimientos se han venido construyendo desde la década de los noventa. Se ha pasado de ser una economía altamente dependiente del petróleo a una que se mueve por motores internos del sector privado. Hoy, el 16% de los ingresos públicos dependen del petróleo.

Se ha pasado del desbalance en las finanzas públicas y las crisis recurrentes de deuda a una economía que al final del año pasado registró nuevamente superávit primario con una disminución de la deuda como porcentaje del PIB. El empleo formal crece al ritmo de toda la historia del país. La inflación crece a la tasa promedio anual más baja desde 1970 y, en general, las finanzas públicas gozan de su mejor momento, lo que ha permitido a más de dos millones de personas salir de la pobreza extrema.

Todo el párrafo anterior está sustentado en datos duros, los cuales se tienen que enfrentar a percepciones, dichos al aire que simple y llanamente nada tienen que ver con la realidad, pero que se dan por hechos. No hay un solo dato duro que desmienta el buen momento de la economía nacional. Muy lejos de las crisis recurrentes. La última vez que la economía mexicana estuvo en crisis fue en 1995 y desde 2009 la economía crece consistentemente.

MEADE

Quien sí tiene un diagnóstico correcto, en muy buena medida por sus 20 años de servidor público, es Meade. Sabe que sería un error monumental destruir todo lo que se ha venido construyendo en el país a lo largo de las últimas décadas, pero que tampoco se puede estar satisfecho con lo que se ha logrado hasta el momento.

Se tiene que luchar abiertamente en contra de la corrupción. Mejorar las instituciones que se encargan de combatirla y cerrar las puertas, como bien lo hizo este hombre, en contra de la evasión fiscal.  Se debe encontrar una manera mucho más eficaz de luchar contra la delincuencia organizada, que no es por la vía del perdón o la amnistía.

Sin embargo, se debe mantener y profundizar lo que sí ha funcionado. Tratar de tirar todo a la basura y recomenzar de nuevo presenta dos problemas fundamentales: primero, se perdería muchísimo de lo bueno que se ha conseguido en favor de la población. Segundo, la capacidad de cometer errores por la vía del populismo es altísima.

Quienes esperan una ruptura entre el candidato ciudadano Meade y el PRI, esperando que prometa un cambio, cometen un error monumental en su análisis. La apuesta es mantener un rumbo que permita consolidar lo que se ha logrado y corregir lo que aún no está funcionando.

La inmensa mayoría de los mexicanos ha visto cómo mejoran sus condiciones de vida (en cualquier lado se pueden ver los datos duros que desmienten las impresiones o las creencias de algunos) y buscan mantener un camino que nos alejó de la hiperinflación y el desorden en las finanzas públicas. Son más los mexicanos que están convencidos de que ha llegado el momento de crecer, prosperar y florecer, algo que Meade definió como “lo que queremos es un México más chingón”.

INE

A toro pasado, el INE iniciará una campaña para inhibir la solicitud de copias de la credencial de elector para diferentes trámites como queriendo convencer de que ellos cuidan nuestros datos personales y aunque nadie les cree, lo cierto es que tanto la app para la recolección de firmas para candidaturas independientes, así como las nulas medidas de seguridad para acceder al padrón electoral, mostraron que el INE contribuye a la exposición de los datos personales, lo que vulnera a la población. Quizá por ello con esa campaña pretende lavarse la cara ante el innegable mercado negro de las credenciales de elector. Por lo pronto, la cuestionada app brindó un deficiente servicio con jugosas ganancias para el proveedor y algún cómplice. Ése sí, bien protegido.

 

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