David Páramo

Análisis superior

David Páramo

27 Feb, 2018

Gasolina y mentira

 

La gasolina se ha convertido en una constante dentro del proceso electoral. El mal llamado gasolinazo se usa como arma que fácilmente hace blanco en sectores quienes ven la realidad con lentes de desinformación y carga política.

Con dichos que parecen muy sencillos se han construido historias falsas en torno a la liberación del precio de la gasolina que, generalmente, prenden dentro de las redes sociales.

La semana pasada Ricardo Anaya trató de esquivar las bromas en Tuiter de José Antonio Meade hablando de los efectos del gasolinazo y Yeidckol Polevnsky subió un meme en el que dice: “Dice el PRI que con AMLO regresamos al pasado. Que bonito sería pagar seis pesos por el litro de gasolina”. ¿De dónde saldrían los recursos para bajar artificialmente el precio de la gasolina?

El eje central del mito es que el gobierno mexicano tiene la obligación de dotar a los mexicanos de gasolina barata, aún cuando eso implique desviar recursos de los contribuyentes en programas de subsidios o disminuir la recaudación. ¿Por qué la gasolina debe tener un precio determinado artificialmente y no por el mercado? La única razón es que así era, es la tradición. Como si los usos y costumbres siempre fueran buenos como trata de hacer creer la presidente del Comité Ejecutivo Nacional de Morena.

SIN MITOS

La gasolina es un insumo al que se le han conferido poderes míticos, como si su precio fuera fundamental en todos los demás de la economía. No falta el genio que trata de explicar el alza estacional del precio del huevo que se está registrando con el aumento del precio de la gasolina que se dio el año pasado.

Los costos de transporte, que no son únicamente la gasolina, tienen un impacto moderado en el precio total de los productos. 

Es fundamental superar el error de mantener el precio de la gasolina artificialmente bajo, puesto que para subsidiar a los más ricos se termina dañando a los más pobres. Los subsidios generalizados, como era el de la gasolina, benefician más a quien más consume, es decir, a los más ricos.

Más del 70% del subsidio del precio de la gasolina se concentraba en el 20% más rico de la población, es decir, se utilizaban recursos de los contribuyentes para beneficiar a quienes tienen más vehículos o los usan más. De acuerdo con el Inegi los estratos más altos de ingreso en la población destinan más de su ingreso a la compra de combustibles.

Si se hace un análisis de la trayectoria de la inflación queda claro que la liberación del precio de los combustibles fue una medida económicamente correcta puesto que libera recursos de los contribuyentes a favor de los que menos tienen (disminuyen las presiones sobre la deuda, que ha venido disminuyendo); socialmente justa (se deja de subsidiar a los más ricos) y es ecológicamente pertinente si realmente disminuye el consumo.

México es uno de los tres países que más gasolina consumen en el mundo, lo que indudablemente se debe al bajo precio. Si se quiere proteger el medio ambiente se debe hacer un uso mucho más racional de los combustibles.

Si, como dice Onexpo, la compra de gasolina ha disminuido 20% en este año, se trata de una gran noticia para el medio ambiente.

REALISMO MÁGICO

Anaya comete graves errores al oponerse a lo que llama gasolilnazo y tratar de culpar a Meade. Más allá de que es una medida económica, social y ecológicamente correcta fue aprobada por Acción Nacional dentro de una reforma estructural impulsada por ellos mismos.

Entre Morena y sus seguidores existe la teoría de que se debe volver al precio fijado artificialmente para la gasolina ya sea por regresar a programas de subsidio o una historia típica del Realismo Mágico, según la cual si se construyen dos refinerías se dejaría de importar combustible y bajaría de precio.

De entrada, es mejor que quien más consume pague más. En segundo término, dentro del precio total de la gasolina la refinación es menor al 13% del costo total. Es equivalente al precio del recipiente donde se guarda un cartón de huevo.

Hay quienes dicen que lo que debe hacerse es bajar los impuestos a la gasolina. Otra vez, ¿subsidiar a los ricos? ¿Quitarle a los que menos tienen para beneficiar a los ricos?

No faltan aquellos quienes proponen que Pemex vuelva a ser una paraestatal y que pierda dinero para que la gasolina se mantenga barata como si eso fuera un motor del desarrollo. Venezuela es uno de los países con el precio de la gasolina más bajos del mundo, también uno de los que mayores desastres económicos enfrenta derivados de la aplicación de un modelo económico fracasado y que, lamentablemente, algunos ven como opción para México.

 

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