Abel Mejía Cosenza

Trump L’Oeil

Abel Mejía Cosenza

10 Nov, 2023

La caída de WeWork

Continuando con las malas noticias para el mercado inmobiliario de oficinas global, aquí les platicaremos un poco sobre el ascenso y la caída de WeWork, la otrora poderosa firma inmobiliaria americana especializada en el arrendamiento a corto plazo de espacio de oficinas compartidas o coworking.

En su pináculo, en 2019, WeWork llegó a ser valuada en cerca de 50 billones de dólares. Tan sólo 4 años después, la compañía se vio forzada a presentar una petición de bancarrota bajo el famoso Chapter 11 de la legislación de EU. Al momento de esta petición, el pasado 6 de noviembre, su valor de mercado era de menos de 50 millones de dólares y tenía un balance negativo con tan sólo 15 billones de activos y más de 18 billones de deuda.

Por un tiempo, WeWork fue la niña de los ojos de Silicon Valley, donde su fundador, Adam Neumann, sedujo a inversionistas de todo tipo, incluyendo la firma de inversiones multinacional Softbank que, en su momento, le proveyó recursos por 5 billones de dólares a WeWork. En 2019 hasta se hizo un intento de llevar a cabo una oferta pública de venta para maximizar el valor de la compañía, pero parece que fue el inicio de su decadencia.

Las investigaciones y escrutinio intenso que aplica a cualquier compañía que busca colocar sus acciones entre el público revelaron que había múltiples inconsistencias en las finanzas y operación de la empresa. Los cuestionamientos versaban desde el estilo excéntrico de liderazgo que ejercía su fundador, gastos excesivos, prácticas contables creativas y conflictos de interés de sus ejecutivos.

Una vez expuestos los huecos, el consejo de administración forzó la salida de su fundador y trataron de corregir el rumbo. Evidentemente, el daño hecho era demasiado profundo y la alteración del mercado inmobiliario de oficinas derivado del covid-19 fue la puntilla al ataúd.

Vale la pena hacer referencia a los excesos y excentricidades de su fundador, que se documentaron.

Reportes cuentan de la existencia de propiedades inmobiliarias con valor superior a más de 90 millones de dólares y que contaban con una cascada privada, un tobogán de tres pisos, sala de lujo en forma de guitarra, entre otras cosas.

Por su parte, en el libro The Cult of We: WeWork, Adam Neumann and the Great Startup Delusion, se relata que se rentaban aviones privados de manera regular y que los mismos se usaban para pura pachanga y que la compañía que rentaba los aviones los recibía en tan malas condiciones (después de los tremendos fiestones), que tenían que sacarlos de circulación un rato para repararlos. Así la buena vida que se daba el señor, obvio, a costo de inversionistas incautos.

Así, una compañía que tenía más de 700 lugares de oficinas compartidas en más de 35 países, hoy se encuentra en una situación sumamente delicada de pronóstico más que reservado. Por el momento, el proceso de bancarrota sólo afecta —al menos desde el punto de vista legal— a las unidades de negocio de WeWork en EU y no así a las de México.

En todo caso, es una de las historias de startups más terroríficas de tiempos recientes, toda una advertencia para aquellos que buscan ganancias extraordinarias en este ecosistema, pero sin realizar el due diligence adecuado.

Esta historia continuará, pero, en el inter, tomatazos en @MrMejiaCosenza.

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P’AL GORDITO

En Monterrey hay que hacer parada en La Torrada y pedir el Carpaccio de Alcachofa, unos taquitos griegos y unas mamucas. Chulada. (www.latorrada.mx).

 

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