Abel Mejía Cosenza

Trump L’Oeil

Abel Mejía Cosenza

24 Nov, 2023

Los economics de una jornada laboral reducida

Ahora que el debate sobre una potencial reducción de la jornada laboral semanal de 48 a 40 horas está a todo lo que da, bien vale la pena analizar un poco las cifras que hay detrás de una modificación de tal naturaleza.

Empecemos por platicar donde se encuentra México en materia de horas trabajadas y productividad. Brasil, México y Chile encabezan la lista de los países que más horas laborales por semana suman con 39,5, 43 y 42.5 horas respectivamente. Uno podría de inmediato pensar que esto automáticamente significa que somos de los países más productivos del mundo, pero desafortunadamente no es así. Veamos algunas otras cifras que nos revelan el rezago productivo que tenemos en el país, particularmente cuando confrontamos a situación nacional frente a gigantes de la productividad de nivel mundial, como por ejemplo Alemania.

En este tenor tenemos que, conforme estos números, en México se trabajan en promedio 2,246 horas mientras que en Alemania tenemos que se trabajan aproximadamente 1,371 horas por persona al año. No obstante, las métricas señalan que la productividad en México es de 95 dólares por hora de trabajo, mientras que en Alemania se tiene una productividad de 106 dólares por hora de trabajo.  Las métricas pintan aún más tenebrosas cuando entramos al detalle de la comparación en los mercados laborales formales de estos dos países. México tiene una población de aproximadamente 130 millones de personas mientras que Alemania tiene aproximadamente 80 millones; a su vez, nuestro país tiene aproximadamente 60 millones de personas en la categoría de Población Económicamente Activa (PEA) y Alemania por su lado tiene una PEA de más de 40 millones. Pero tal vez la parte más escandalosa es que en México más del 50% de la PEA trabaja en la informalidad, mientras que en Alemania es menos del 10%.  Claramente estos números indican que hay algo que no marcha bien en el mercado mexicano, que el número de horas de trabajo tan alto no cuadra con niveles tan bajos de productividad y formalidad y que en el país se requieren cambios importantes.

En relación con la discusión actual sobre la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas, hay que señalar que la tendencia de países avanzados es claramente hacia el número menor.  Así tenemos que, en nuestros principales socios comerciales, Estados Unidos y Canadá, la regla es una semana de 40 horas. De igual manera en los países con mayores índices de productividad en el mundo, v.g. Irlanda donde la productividad por hora se estima en 140 dólares, se tienen semanas de 40 horas o menos. Esto pareciera indicar que en el país si hay espacio para una reducción del tiempo laboral semanal, siempre y cuando este cambio vaya acompañado con otras medidas que lleven a mejorar sustancialmente el nivel de productividad de los trabajadores mexicanos. 

Si uno lee los diferentes análisis de los beneficios buscados por las legislaciones que reducen las horas de trabajo, los principales objetivos son: (i) mejorar el nivel de vida de los trabajadores e (ii) incrementar los niveles de empleo bajo la tesis de que menores horas de trabajo resultarán en una demanda de más trabajadores para cumplir con los requisitos de horas-hombre que tienen las empresas.  Aunque el primer objetivo parece evidente, pues claramente menos horas de trabajo debería conllevar a más horas para disfrutar otros aspectos de la vida, en la práctica no es tan claro el beneficio pues en otros países esa reducción de horas de trabajo se ha traducido en (i) un menor ingreso por existir una clara relación entre el tiempo trabajado y la compensación percibida (pensemos en trabajos con un componente de ingreso variable, como por ejemplo las propias), (ii) en menores oportunidades de crecimiento laboral (pensemos en trabajos donde hay posiciones gerenciales o directivas que forzosamente requieren compromisos laborales con mayor número de horas y ya no se estarían generando en el país), o (iii) en una estagnación de salarios (al reducir la productividad por trabajarse menos horas, los salarios se “congelan” para reflejar esta menor productividad y la necesidad de contratar más personal).

Cuando se dan estas condiciones, poco o nada ha servido la reducción de la jornada laboral pues los trabajadores se encuentran sin poder recibir un mejor ingreso o tienen que buscar otros trabajos suplementarios para alcanzar el nivel de ingresos que necesitan. El segundo objetivo tampoco siempre se alcanza, pues muchas empresas que tienen que recortar las jornadas laborales no recurren a contratar más trabajadores, sino que simplemente generan los puestos de trabajo en otros lugares o reemplazan el capital humano con capital tecnológico para incrementar la productividad bajo la modalidad de horas reducidas. Es decir, no es que la idea de una jornada laboral no sea una buena idea o no sea un derecho social que está rezagado y se debe atender, si no que los beneficios buscados no se darán con el mero plumazo legislativo, sino que el cambio tiene que ir acompañados de otras medidas y políticas gubernamentales que cuiden de las aristas más negativas que pueden conllevar este tipo de cambios. Esperemos en México hagamos bien las cosas para que no salga más caro el caldo que las albóndigas.  Tomatazos en @MrMejiaCosenza.

  •  

PA’L GORDITO

El tradicional restaurante El Gaucho, en Monterrey, siempre cumple. Combinación de chorizo y gaucho y filete mignón con champiñones es la ganadora.

 

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube