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Los altos precios de los hidrocarburos y, principalmente, del gas natural, así como las afectaciones en la cadena de suministro, han aumentado el consumo de carbón a escala mundial para la generación de energía.
De acuerdo con un análisis de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) aun cuando muchos países están impulsado el uso de las energías renovables, esto sigue sin ser suficiente para abastecer la demanda energética, por lo que muchas de las plantas de generación eléctrica que utilizan carbón y que ya habían cerrado o se habían dejado en reserva, han vuelto a ser reactivadas.
Se espera que el uso mundial de carbón aumente un 1.2% en 2022, superando los ocho mil millones de toneladas en un solo año por primera vez y eclipsando el récord anterior establecido en 2013. Esto significa que el carbón seguirá siendo, por mucho, la mayor fuente de emisiones de dióxido de carbono del sistema energético mundial.”
La IEA insistió en que los altos precios del gas natural, en medio de la crisis energética mundial, han llevado a una mayor dependencia del carbón para generar energía.
El informe menciona que, debido a que el mercado internacional del carbón se mantuvo ajustado en 2022, y la demanda para la generación de energía alcanzó un nuevo récord, provocó que los precios de este combustible subieran a niveles sin precedentes en marzo, y en junio fue debido principalmente por la crisis energética global.
Para la IEA esto significa que el carbón seguirá siendo, por mucho, la mayor fuente de emisiones de dióxido de carbono del sistema energético.
La demanda de carbón alcanzará un máximo histórico este año, lo que aumentará las emisiones globales. Al mismo tiempo, hay muchas señales de que la crisis actual está acelerando el despliegue de energías renovables, eficiencia energética y bombas de calor, y esto moderará la demanda de carbón en los próximos años. Las políticas serán clave para garantizar un camino seguro”, se aseguró.
A pesar del comportamiento del carbón en los mercados internacionales y los buenos márgenes de ganancia que están recibiendo los productores por su comercialización, actualmente no hay señales de un aumento en las inversiones para el desarrollo de nuevos proyectos.
Esto refleja la cautela entre los inversionistas y las empresas mineras sobre las perspectivas a mediano y largo plazo de este tipo de material, pues a pesar de la situación actual aún se espera que en 2025 la demanda europea disminuya por debajo de los niveles de 2020.
Por Nayeli González
