¿Cuál es el perfil de un asesino en serie? Análisis de su mente según la UNAM

Según Feggy Ostrosky, directora del Laboratorio de Neuropsicología y Psicofisiología de la Facultad de Psicología de la UNAM, los asesinos en serie a menudo eliminan una parte de sí mismos con cada crimen cometido.

Estos individuos muestran características de psicopatía, clasificada como un trastorno de la personalidad.

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¿Cuál es el perfil de un asesino en serie?

Ostrosky, autora del libro Mentes Asesinas, señala que estos criminales suelen seleccionar a sus víctimas de un grupo específico, demostrando un patrón en sus elecciones.

Un ejemplo es Raúl Osiel Marroquín Reyes, conocido como el "Mata Gays", quien se enfocaba en víctimas homosexuales. Otro caso citado por la investigadora de la UNAM es Juana Barraza Samperio, apodada "la Mata Viejitas", quien fue acusada de asesinar a al menos 18 mujeres mayores, un comportamiento derivado, según se reporta, de la violencia que ella experimentó de su madre durante su infancia.

La doble vida de los asesinos en serie

Además de sus tendencias homicidas, muchos asesinos en serie llevan una doble vida, ocultando su verdadera naturaleza detrás de una fachada de normalidad.

Según Ostrosky, Barraza es un ejemplo claro; ella mostraba afecto y cuidado hacia una vecina anciana, a quien llamaba "mamita", mientras cometía sus crímenes.

Otro ejemplo perturbador es el de Luis Alfredo Garavito, quien asesinó a más de 300 niños y expresó en una entrevista su deseo de abrir un orfanato.

Estos casos reflejan cómo estos criminales pueden camuflar sus verdaderas intenciones con comportamientos que confunden y engañan a la sociedad.

Implicaciones neuropsicológicas y ambientales 

La UNAM ha llevado a cabo investigaciones exhaustivas sobre la mente de los criminales a través de estudios de resonancia magnética funcional, electroencefalografía cuantitativa y análisis genéticos, entre otros, bajo la supervisión de Ostrosky.

Estos estudios sugieren que la organización cerebral de un asesino serial puede diferir significativamente de la norma, apoyando la teoría de que un psicópata es tanto un producto de la naturaleza como de la crianza.

Ostrosky enfatiza que, aunque los genes juegan un papel en la regulación de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, la violencia es una conducta aprendida, influenciada fuertemente por el entorno.

La especialista de la UNAM explica que si a una persona no se le enseña a regular sus emociones en un ambiente hostil, es posible que desarrolle comportamientos violentos.

Además, una comunicación deficiente entre la amígdala, que gestiona el miedo y otras emociones en el sistema límbico, y los lóbulos prefrontales, que están involucrados en la toma de decisiones, puede resultar en actitudes extremadamente violentas.

En este sentido, aunque el perfil de un asesino en serie puede ser complejo y variado, las investigaciones de la UNAM proporcionan una visión clara de cómo combinaciones de factores genéticos, neurológicos y ambientales pueden influir en el comportamiento criminal extremo.

Esto subraya la dificultad de detectar y aprehender a estos individuos, dado que frecuentemente no se observa un patrón claro que los relacione con sus víctimas.