Ser mamá y profesionista en México, la difícil decisión

CIUDAD DE MÉXICO.- Los días se inician con el despertador sonando a las 5:00 horas, desde ese momento comienza una carrera contra el tiempo, cada minuto es importante, pero sobre todo, hay que aprovecharlo.

Ellas se levantan antes que todos, preparan desayuno, mandan el lunch, y todavía les da tiempo de arreglar el uniforme para la escuela de ese día.

El segundo paso es, ahora sí, levantarlos y comenzar con el estira y afloja, porque ya es hora y se hace tarde, esos momentos en que debería utilizar la sicología inversa y, en lugar de decir que se apuren, rogar por que hagan las cosas más lentas, tal vez así funcione al revés.

El camino a la escuela tampoco es fácil. El tránsito cada día es más pesado y nadie sabe que un minuto tarde le puede costar el trabajo a esa mamá que parece psicótica al volante, pues decidió echarse la soga al cuello, quiso tener una profesión y además ser mamá ¿o al revés? Esa respuesta todavía es una incógnita.

Llega a la escuela, los despide, pero las carreras del día no han terminado, ahora viene su otra faceta: su trabajo.

Ahí tampoco las cosas le pintan fáciles, porque tiene que competir con otros hombres y mujeres, para los que sólo existe esa faceta, siempre la ven apurada, para ella en muchas ocasiones no existen los tiempos libres, aprovecha todos y cada uno de sus minutos para terminar con sus pendientes, muchas veces no tiene ni tiempo para platicar.

Dan las dos de la tarde y mientras muchos otros están pensando en qué van a comer, ella piensa en que se acerca la hora de ir por los niños a la escuela, y aún no termina su trabajo, afortunadamente tiene un jefe que le permite trabajar desde casa, así que nuevamente corre a la escuela en medio del tránsito infernal.

Llegan a casa y comen todos juntos. Después les da un tiempo para que jueguen, mientras ella sigue trabajando en los pendientes hasta que acaba con su trabajo de la oficina.

En casa, el siguiente turno implica hacer comida, ayudar a los niños con la tarea, realizar un poco de quehacer, y prepararse para el siguiente día.

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Así es como muchas mujeres trabajadoras se enfrentan a la decisión de compaginar la maternidad y su profesión, muchas se enfrentan al reto de demostrar que pueden ser productivas.

Así, hoy muchas mujeres se enfrentan al prejuicio de empleadores que las discriminan por ser madres, porque piensan que van a solicitar constantemente permisos, porque consideran que siempre tendrán en la cabeza otras cosas, menos el trabajo.

Se enfrentan incluso al prejuicio de sus propios compañeros, que siempre dicen con desdén: “es que tú no puedes porque eres mamá”, “no puedes viajar, no puedes ir a las comidas, no puedes aspirar a un mejor puesto”.

De acuerdo con el Inegi, de las mujeres solteras con un hijo que están ocupadas, 31.2% se encuentran en el sector informal, 12.2% en el doméstico remunerado y 38.6% están insertas en empresas y negocios, así como 16.4% laboran para instituciones.

En tanto, durante el primer trimestre, del total de mujeres solteras ocupadas de 15 años y más, con al menos un hijo, más de la mitad (57.1%) no recibe prestaciones por su trabajo, según datos del Inegi.

Respecto a la posición que ocupan en sus lugares de trabajo, seis de cada 10 mujeres solteras ocupadas con al menos un hijo nacido vivo se desempeñan como trabajadoras subordinadas, 26.2% trabajan por su cuenta, 6.6% no reciben pago por su trabajo y solo 2.8% son empleadoras. Así se celebra cada año el Día de las Madres en México.

kgb