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De acuerdo con el centro politécnico de Francia, las autoridades ambientales en todo el mundo están pidiendo a los armadores de barcos que implementen soluciones amigables con el ambiente, desde paneles solares hasta motores alternativos a los habituales que consumen hidrocarburos.
Los estudios del centro politécnico demuestran que por lo menos entre un 40% y 45% de la flota mundial de barcos podría beneficiarse de una propulsión a vela entre 2022 y 2050, gracias a su bajo costo y amplia disponibilidad.
El viento fue desde hace más de 500 años, el motor que movió miles de barcos alrededor del mundo. Actualmente, mientras los precios de los combustibles aumentan, el viento es una fuente de energía con la que no se especula, es renovable, y la infraestructura que necesita para activarse y mover a un barco sigue siendo, por mucho, más barata que cualquier motor.
En realidad, se trata de una solución a corto plazo de la que pueden disponer prácticamente todas las marinas mercantes del mundo. Cerca de 15 navíos en todo el mundo utilizan un sistema de velas para avanzar en el mar y se espera que durante 2023 este número crezca al doble. Sin embargo, la dificultad técnica tiene que ver con el espacio que necesitan las velas para que en el exterior puedan extenderse y mover al barco.
De momento existe otra posibilidad, que si bien no sustituye completamente el motor, permite a los barcos aprovechar del viento y disminuir el uso de combustibles en un 20% y costos relacionados al funcionamiento del barco en 40%. La empresa francesa Airseas creó un parapente que puede unirse a los barcos y aprovechar del viento para jalarlos.
Otras empresas de logística ofrecen a productores, la posibilidad de asumir una política comercial con emisiones neutrales de carbono. Tal es el caso de Grain de Sail y Fairtransport, por ejemplo.
La primera es una empresa reciente, cuyo navío comercial realiza viajes entre el continente europeo y americano transportando productos agroecológicos como vino, café y chocolate.
El objetivo de esta empresa surgió al proponerse como meta traer a Francia, productos desde el otro lado del mundo sin generar una huella de carbono.
El barco busca reinventar las marinas mercantes del mundo, y ser un ejemplo a seguir. Es posible que el comercio ocurra sin que las emisiones de carbono aumenten y eso es lo que busca demostrar Grain de Sail.
La segunda empresa, Fairtransport, ya había comenzado con el proyecto de descarbonización desde 2007 y sigue activa en el mercado. Las empresas son únicas en su tipo y permiten a los productores acceder a métodos alternativos para comercializar, si la empresa tiene una agenda ambiental estricta.
Con información de Fairtransport, Grain de Sail y el Institute Politechnique de France.
Por: Sebastián Olivera
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