Viví con lo estrictamente esencial por dos meses y me enseñó mucho sobre el dinero

Vivir con una maleta con apenas lo esencial por dos meses me enseñó mucho
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Vivir con una maleta con apenas lo esencial por dos meses me enseñó mucho. Foto: Pixabay
Vivir con una maleta con apenas lo esencial por dos meses me enseñó mucho. Foto: Pixabay

CIUDAD DE MÉXICO.- Como a muchos millennials les pasa, llegó el momento de mudarme.

Después de vivir por dos años y medio en una casa con cuatro compañeros más de piso, decidí buscar un lugar mejor que se acoplara a mis nuevas necesidades y presupuesto.

También, después de casi tres meses de búsqueda en la Ciudad de México, en la batalla por encontrar un departamento “bueno, bonito y barato” viví algunas ilusiones y muchas decepciones; entre ellas la que da origen a este relato:

Cuando creí que había encontrado el lugar ideal, el asesor de inmobiliaria me dijo que tenía que esperar una semana mientras se hacía el trámite. Lo hice. Mientras tanto, comencé a empacar mis cosas y una maleta de “primeros auxilios”; es decir: toda la ropa, zapatos, maquillaje, artículos de higiene y trastes que podría necesitar esa semana (la anterior a la mudanza) y la primera semana después de mudarme, como si me fuera a un pequeño viaje.

Gran error: el trámite con la inmobiliaria no sólo se prolongó una semana más, sino un mes completo. Por supuesto, yo no iba a desempacar todo lo que ya había guardado y más sin saber si en cualquier momento comenzaría la mudanza. No hice más que vivir con esa maleta de primeros auxilios.

Cuando concluyó ese primer mes y la primera semana aún no quedaba nada claro. Comencé a buscar un nuevo departamento (en el que ahora vivo) y con el que se hizo el trato en sólo dos semanas más.

Para ese entonces ya llevaba un mes y tres semanas viviendo con las mismas pocas cosas.

Lo que aprendí tras pasar un año sin comprar nada

Esto es lo que tenía en la maleta de primeros auxilios:

  • 3 vestidos
  • Un pantalón de mezclilla
  • 2 playeras
  • Un suéter
  • Una Pijama
  • Ropa interior (3 items de cada categoría)
  • Un par de tenis, un par de botines y un par de sandalias
  • Cosméticos esenciales (dos lipsticks, máscara de pestañas, dos sombras individuales, un delineador, bb cream y rubor; un jabón para la cara y una crema hidratante)
  • Un jabón, un shampoo, una esponja de baño y una toalla para secarme
  • Crema para peinar y un cepillo para el cabello
  • Pasta y cepillo dental
  • Un vaso, una taza, un plato, un tenedor y una cuchara


Con eso y nada más viví un mes y tres semanas y la semana posterior a la mudanza: dos meses en total.

Lavando y usando la misma ropa y los mismos trastes. Mientras tenía todo empacado previamente y después en mi nuevo hogar.

2 pares de zapatos, unas chanclas y unas pantuflas: así es un minimalista en México

¿Qué aprendí? Después de este periodo supe que no es necesario tener tanto: ni tanta ropa ni zapatos que ocupan espacio y que pocas veces nos ponemos o que pasan de moda. Ni siquiera tantos cosméticos o productos de belleza como jabones, cremas, sueros, tónicos, toallitas, etc.

Tampoco son necesarios tantos libros, libretas, bolsos, mochilas, esmaltes de uñas, aretes, collares, anillos o pulseras.

Por supuesto que se puede vivir con lo esencial, decentemente y sin parecer descuidado.

No son necesarios tantos gastos y, si pudiéramos evitarlos, podríamos ahorrar, invertir y tener mucho dinero: no padecer al final de quincena el sufrimiento de comer atún o sopa instantánea.

Claro que se puede, pero: REALMENTE TERMINAS ABURRIDO.

Después de ese tiempo sólo deseaba vestirme, maquillarme y hacer tantas otras cosas de otra forma.

También terminé deseando leer mis libros, ver mi televisión, ponerme todos mis zapatos, maquillarme el rostro todos los días, etc.

Mi conclusión es que una vida minimalista -como proponen muchos millennials gurús del minimalismo y zero waste- es viable, pero en algún momento resulta ser monótona.

13 cosas que debes comprar si quieres independizarte y vivir cómodo

De cualquier forma, algo sí aprendí: la próxima vez que quiera comprar algo me lo pensaré dos veces: no es agradable mudarse con tantas cosas encima (empacarlas y desempacarlas) y no vale la pena gastar en tanto que muchas veces no se va a usar.

Aún sigo depurando mi mudanza, pues hay muchas cosas que no uso o no visto. Así que esa es mi lección: comprar sólo lo justo.

Tú, ¿podrías vivir con lo justo dos meses?

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*livm

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