Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

20 Abr, 2023

Autos chinos: ¿un paradigma o más de lo conocido?

Ser el multimillonario Elon Musk, no sólo por su capacidad de generación de valor o de destrucción del mismo, hace que todo lo que invierte y propone –así parezca descabellado— se convierta en una nota de primera plana en los principales diarios o secciones financieras del mundo.

La última es la decisión, aunciada ayer, de bajar márgenes para expandir el volumen de ventas de las ventas de Tesla en el creciente mercado de electrificación que, en el caso de EU, supone un subsidio a la compra de los vehículos. Recordemos que Biden logró un acuerdo con el Congreso para devolver hasta 7 mil 500 dólares a los compradores de vehículos con menor emisión de gases efecto invernadero, de acuerdo con una tabla establecida y en la muchas propuestas híbridas no han logrado calificar.

Con base en el último reporte de la Organización Internacional de Energía, las ventas globales de autos electrificados al cierre de 2022 alcanzaron el récord con 6.6 millones de unidades. En 2012, las ventas sumaban 120 mil vehículos, cantidad que hoy es vendida cada semana. Con 16.5 millones de autos eléctricos transitando en el mundo, el triple de lo que había antes de la pandemia, 10% de las ventas de vehículos es electrificada.

¿Por qué puede Elon Musk decidir un recorte de 20% en sus márgenes de ganancia en sus modelos 3 e Y? ¡Por el subsidio! Tanto al consumidor como del gobierno.

En el caso de México, en los últimos tres años, se ha incrementado la venta de vehículos electrificados (eléctricos e híbridos), pero lo que sorprende es la velocidad con la que han tomado cerca de 10% de ese mercado las 12 marcas chinas, algunas sin piso de ventas y ninguna con inversión directa para crear empleo ni transferir tecnología en México. Aprovechan el subsidio de su país para devorar el mercado, no para ganarlo. ¿Será sostenible? ¡No sé! De acuerdo con la AIE, el éxito en la adopción global de los vehículos electrificados obedece a varios factores, pero el más importante es el gasto público en subsidios (incentivos les dicen) que se duplicaron a cerca de 30 mil millones de dólares en 2021, provocando que las armadoras han quintuplicado el número de modelos lanzados al mercado entre 2015 y 2021. Hay ya 450 modelos de este tipo en el mercado mundial.

El caso chino es impresionante. Contabiliza más de la mitad de la venta de vehículos eléctricos (con 3.3 millones de vehículos vendidos en 2020, 2.3 millones en Europa y 630 mil en EU). En México se vendieron 5 mil 400 vehículos electrificados. En China, los autos electrificados son más pequeños y su costo es menor. La compra de un auto eléctrico es 10% más cara que un convencional, mientras que en otros países es de entre 45 y 50%, por lo que el país acumula 95% de los nuevos registros de vehículos (saca un nuevo modelo por mes) y ha comenzado una expansión agresiva hacia otras regiones del mundo.

Los autos chinos en México no pasarían la regla de origen del T-MEC ni tampoco la prueba de empleo. Cuatro marcas, entre ellas la Chirey y ARRA, se han incorporado a la AMIA, con propuestas de remate para el mercado de ingresos medios. La diferencia en precio es menor entre 30 y 40% que un modelo “tradicional”. El tema es que MG, Jac y los 12 modelitos circulantes pueden invertir en ganar mercado por subsidios de precio de su país de origen, pero nadie ha probado la posventa y tampoco se refieren al problema que generó la política cero covid-19 en China que, entre otras cosas, propició la expansión global de sus armadoras ante la contracción de un mercado que succiona a velocidad inigualable por el alto subsidio gubernamental, que ha vuelto al vehículo un artículo “desechable”. Lo barato de lo nuevo lo hace renovable.

En el caso del nuestro, la chatarra y los chocolates son el pan nuestro de cada día, aquí renovar cuesta, chatarrizar es imposible. ¿Realmente habrán pensado en la Secretaría de Economía y en la Presidencia de la República, el efecto que puede tener la penetración de autos eléctricos chinos en el mercado de México?

Aquí, insisto, lo que se subsidia es la chatarra, no la renovación del parque vehicular con objetivos de cambio climático, ¿o me equivoco?

 

 

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