Aviación Comercial: situación aún crítica

Los sindicatos, como los empleados en Aeroméxico que dirige Andrés Conesa, han apoyado a la empresa y han sido empáticos para resolver el gran desafío impuesto por la pandemia covid-19 y la contracción del mercado. El mercado se ha recuperado, pero lentamente.

Esta semana llegan los primeros 100 millones de dólares del DIP Financial comprometido por Apollo Asset Mangement, dentro del proceso de reestructura bajo capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos, pero un punto clave para avanzar en el proceso será la reducción de la flota aérea y, por ende, de la planta laboral.

El viernes, Ricardo del Valle, líder de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA), anunció que la aerolínea les solicitó una desvinculación de mil sobre cargos (son cerca de 3,000). Es de suponerse que lo mismo habrá ocurrido con ASPA (1,850 pilotos), que encabeza Rafael Covarrubias, y con el Sindicato Independencia, de Tomás del Toro, pues su flota ha pasado de 125 aviones a 106 en este proceso y se esperaría que el plan de negocios, el cual deberá presentarse en octubre reduzca la flota a alrededor de 80 aviones.

La aerolínea tendrá que estabilizarse, pero no implica que en la medida en que se recupere el mercado podría volver a “vincular” trabajadores.

Por lo pronto, un tema central para concretar el plan de negocios de la reestructura, el cual debe estar listo en octubre es la adopción de contratos colectivos flexibles y orientados a la productividad.

En otro tema, le platiqué de Zenith Aero, una empresa que fue constituida apenas en marzo de este año y que sonaba como “válvula de escape” para reflotar a Aeromar, de Danilo Correa, e Interjet, de Carlos Rello. Por cierto, asegura Interjet que pagó los adeudos de nómina el 1 de septiembre.

Los ejecutivos de ambas aerolíneas se deslindan de Zenith Aero y tampoco lo ven como una solución a los problemas encontrados en el due diligence. Lo comprobable es que el AICM, que dirige Jesús Rosano, mantiene a Aeromar en intervención jurídica por incumplimientos; y a Interjet desde febrero del 2020, pues a marzo de este año debía casi 850 millones de pesos, mucho más de lo que Mexicana de Gastón Azcárraga dejó como herencia al deteriorado aeropuerto capitalino.

¿Qué hacen? Aeromar, con 10 aviones e Interjet con sólo seis ya prestan servicios aéreos compartidos a Interjet, donde supuestamente Carlos Cabal Peniche y Alejandro del Valle inyectaron 150 millones de dólares, pues la aerolínea pasó de tener 66 aviones Airbus a tan sólo seis rusos Sukhoi que le impiden honrar todos los boletos que vendió.

El convenio de código compartido (sujeto a autorización de Cofece, que preside Alejandra Palacios) permitió que entre el 3 y el 4 de septiembre pasado Aeromar le operara 23 vuelos que Interjet y que este último le esté vendiendo los boletos en varias rutas.

Las dos marcas son valiosas, pero en el mes de agosto, según el Seneam, las dos aerolíneas concentraban el 6% de los adeudos en el pago de derechos de uso del espacio aéreo y pese que la ley obliga a estar al corriente, no se ha ordenado el cese de operaciones de ambas. Se tolera desde la Subsecretaría de Transporte, de Carlos Morán, la cual forma parte de las ruinas heredadas al hoy secretario de Comunicaciones y Transportes, Jorge Arganis.

El “código compartido” de Aeromar e Interjet tiene más rasgos de un intento de fusión que de acuerdo comercial, pues formalizaron ante el AICM la petición de atender a los clientes en los mostradores de Interjet, a pesar de que en el AICM no está permitido que sus clientes subarrienden, compartan el uso o cedan los contratos de arrendamiento.

Por último, hay un deseo generalizado de que la industria aérea se recupere porque es parte de una cadena de derrama económica que es fundamental reactivar, pero la política de aeronáutica civil y de fomento, al menos desde el gobierno no llega y puede ser correcto prometer que no habrá rescates como los de antes pero, de facto, los hay y en este asunto la mano de la burocracia está más que metida. Nada se transformó.