CNA, 39 años y van por 39 más

El Consejo Nacional Agropecuario cumple 39 años y aprovechando la realización de su asamblea de asociados, lo festejó con la publicación de un libro que, más allá del recuento de logros institucionales, muestra las capacidades extraordinarias de El Campo Mexicano. Así se titula.

Ayer fue presentado por Juan Cortina Gallardo, presidente del CNA, en presencia de la secretaria de Economía, Raquel Buenrostro y, del secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos, además de los expresidentes del organismo y otros personajes ligados directa o indirectamente con la actividad agropecuaria y que recuerdan que la seguridad alimentaria requiere congruencia y consistencia de las políticas públicas con los objetivos que se requieren para alimentar a 126 millones de mexicanos.

La seguridad alimentaria, sin duda, es un tema de seguridad nacional, como decía Cortina, pero también de solidaridad social con los 11 millones de mexicanos que desde el campo o el mar nos alimentan, como subrayó Buenrostro, o un tema de urgente solución que deriva del efecto del cambio climático: agua cara y escasa, y necesidad de utilizar tecnologías de punta para el manejo de los suelos, que son los únicos capaces de capturar la emisión de CO2, como subrayó Villalobos.

Pero todo cruza por una agenda que el CNA se ha propuesto revisar para lograr avanzar en el desarrollo del campo en los próximos 10 años, con los paradigmas que la incertidumbre global, la inflación y el cambio climático imponen y que atraviesan por temas puntuales en algunos sectores que requieren solución inmediata y un buen entendimiento con la administración del presidente López Obrador.

Revisando la agenda de prioridades, la que además explica en mucho el incremento de precios al consumidor, hubo un punto que se subrayó: en pleno combate a la inflación, los productores de maíz o el trigo, particularmente los pequeños, pero también los de volumen, atraviesan por una situación complicada, porque los precios de los insumos no han bajado, pero sí lo ha hecho el precio del grano (40% el trigo y 30% el maíz).

Hay propuestas sobre la mesa, como la del gobierno de Sinaloa para darle salida a la producción del estado, con apoyo directo al productor, pero no resulta replicable en todos los estados productores ni tampoco es eficiente.

Entre las prioridades está analizar una propuesta que permita reducir el impacto de los incrementos de insumos, pero también actuar sobre la cadena de comercialización de los productos primarios, porque el precio al que llegan al consumidor puede ser hasta cinco veces el precio al que vende el productor.

La agenda pasa por revisar, con la titular de Economía y el titular de Gobernación, Adán Augusto López –aprovechando la ventana de oportunidad del receso legislativo de aquí a septiembre–, la legislación en materia de plaguicidas, de manera que sea menos dañina para la producción primaria.

En el CNA se piensa que el tema de la producción de OMG, que afecta no sólo a granos, sino a la industria de la tela y el vestido, por la prohibición que se ha impuesto a la producción de algodón en México, por ejemplo, será discutido por los gobiernos de México y Estados Unidos en un panel técnico al amparo del T-MEC, en el que habrá que demostrar con hechos, no con posturas políticas o ideológicas, que los productos mejorados con biotecnología causan o no daño a las personas, al igual que el glifosato.

Un problema más, en parte producto de lo abierto que es el mercado mexicano, lo están registrando los productores de cerdo en México, por la reducción de exportaciones hacia China. Este país enfrentó un severo problema de fiebre porcina antes de la pandemia y durante ésta estuvo comprando casi todos los excedentes de México, Estados Unidos y de otros países como España, pero con el restablecimiento de sus capacidades de producción, estos dos países exportan a México sus excedentes y han provocado un doble problema: desplome de precios y excedentes de producción no colocada en México.

Muchos temas quedan en la lista, pero el más relevante es lograr una política pública realista para suavizar el impacto de los ciclos agrícolas.