Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

29 May, 2019

De medicamentos y sobreprecios

Le comenté ayer que hay condiciones imposibles de cumplir con eficiencia en la petición/orden realizada por la oficial Mayor de la SHCP, Raquel Buenrostro, dirigida al director de Administración del IMSS, Flavio Cienfuegos. Evidentemente, hoy es un asunto que retoma el nuevo director general del IMSS, Zoé Robledo, un personaje con enorme capacidad de “operación”.

¿Qué es lo que está en juego con el cambio de procedimiento realizado sin haber modificado la Ley de la Administración Pública y la de adquisiciones, para que la Oficialía asumiera las facultades que de facto ha publicitado en reuniones públicas y privadas?

En principio los tratados internacionales en materia de compras públicas, con Estados Unidos, Canadá, Europa, Alianza Pacífico, Japón y algunos de Latam, pero en especial el T-MEC (exNafta) por la violación a la Ley de Adquisiciones. Se ha dicho que la SRE, de Marcelo Ebrard, saldrá a promover la compra de medicamentos en las licitaciones internacionales y, bueno… todo es posible, pero deben considerar el tema de posibles violaciones patentarias si se permite la importación de medicamentos provenientes de países con estándares menores en materia de propiedad industrial.

La certificación de la Cofepris, cuyo presidente comisionado es José Alonso Novelo Baeza, asumió el compromiso de certificación expédita con las autoridades norteamericana, canadiense y europea para no permitir la importación de medicamentos provenientes de países con estándares menores (las chinadas como se les conoce por ahí), en materia de propiedad intelectual (patentes) y graves consecuencias en lo comercial.

Por otra parte, el procedimiento que se ha determinado para eliminar a los distribuidores en la logística de abasto, etiquetado, distribución y representación, mandata la concentración de las entregas del medicamento en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, lo que compromete la distribución de las unidades en todo el país y genera riegos sanitarios por la ausencia de red fría en el traslado de medicamento (no la tiene el IMSS ni el ISSSTE y menos los 22 estados participantes), lo que afecta no sólo la compra de medicamentos, sino transforma (pero sin eficiencia y trazabilidad) las relaciones con las farmacéuticas, que tendrán en directo que desarrollar su propia proveeduría y logística.

Otra es la propuesta que limita la participación en las licitaciones a los titulares de registros sanitarios y, no permite la de los representantes legales de los laboratorios establecidos que tienen los registros. A pesar de que es un acto civil y la presentación de un poder, notariado incluso, debería ser suficiente, provoca una burocrática modificación del registro.

Todo lo anterior es “salvable” si en el procedimiento que está por iniciar se resuelve, pero lo que parece una petición extrema es que los administradores de las instituciones del sector salud se vuelvan súper héroes de la logística para la distribución correcta de los medicamentos  ¿No cree usted?.

DE FONDOS A FONDO

El presidente López Obrador insiste que hubo corrupción en los procesos de compra consolidada partiendo de que 10% de proveedores (distribuidores) abastecían 80% de las medicinas que se compraban y puso como ejemplo el combate a la corrupción de la 4T, la compra de retrovirales, medicamento para tratar y controlar a pacientes con VIH.

El caso: el secretario de Salud, Jorge Alcocer, informó que había 20 fórmulas y se gastan 3,200 millones de pesos para la compra, y que en la última adquisición se ahorraron 57%, equivalente a 1,700 millones de pesos para abastecer a todo el sector salud.

Analicemos el caso: Los antirretrovirales se compraban por dos vías, con el IMSS en la consolidada y en Censida (recuerde que renunciaron Carlos Magis, encargado por ausencia de dirección, y Patricia Uribe, inhabilitada por la SFP).

La propuesta del grupo médico de la Secretaría de Salud fue no comprar los 20 retrovirales, bajarlos a ocho y explorar el genérico dado que sólo se compraban de patente. Adrián Quiroz, líder de los pacientes con VIH e integrante del Grupo Consultor de Conasida, siempre ha peleado para que no se adquirieran genéricos, pero Patricia Uribe y un médico (honesto), metieron al cuadro básico los genéricos, y por eso pudo Buenrostro comprarlos.

Pero a los competidores nada escapa. El medicamento al que llaman “La Triple” fue comprado por la SHCP en 800 pesos, cuando Stendhal lo vendía en 3 mil pesos. Stendhal cotizó en 850 y le bajaron un poco más el precio para cerrarla. ¡Eso es sobreprecio puro! y ¿cómo le hizo Stendhal para reducirlo?, ¿tiene razón la 4T? Por lo pronto, ¡ya no hay cuadro básico y ésa es la mejor noticia para la salud en México!

 

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