Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

23 Ago, 2022

El Fed no es Banxico, ¿o sí?

 

Esta semana es el 45 aniversario del Seminario Anual que organiza el Fed de Kansas en un lugar montañoso llamado Jackson Hole, Wyoming. Para muchos es un oráculo para anticipar qué podría hacer el Fed, de Jerome Powell, en su siguiente reunión de política monetaria, pero para otros (en general los hacedores de política de todo el mundo) será un marco de reflexión “no oficial” sobre las causas que hacen muy complicada la ejecución de la política monetaria.

El Fed, por ejemplo, ha elevado su tasa de referencia a la velocidad de la luz, considerando su historial reciente, pero sus efectos han sido limitados. Es cierto que el último dato de inflación fue a la baja, pero sigue siendo alta y los mercados que, normalmente reaccionan en el sentido deseado, muestran signos contrarios. Los bonos del Tesoro en lugar de elevarse se han estrechado y los mercados accionarios lejos de contraerse han vuelto a tomar aire. La economía, además, muestra una resistencia extraordinaria, la tasa de empleo está en niveles altísimos, la inversión corporativa continúa en expansión y ahora con el acta vs. inflación y cambio climático y subsidios a la vista ni los elevados precios de la energía parecieran enfriar el ánimo de compra del consumidor estadunidense.

Por eso resulta interesante la discusión, no sólo la participación el viernes 26 de Jerome Powell, pues del 25 al 27 Jackson Hole plantea el Reexamen de las limitantes de la Economía y de la Política, lo que me parece no sólo un acto de confesión de que no le han dado al clavo, sino que es un acto de reflexión que reexplora las reestricciones económicas que se construyeron durante la pandemia y el porqué los problemas de suministro se han colocado en el centro de la discusión global.

Hay un convencimiento de que el aumento en los cuellos de botella y la disminución de inventarios han limitado el suministro de bienes y servicios, al tiempo en que las políticas acomodaticias, fiscales y monetarias implementadas durante la pandemia para contener la caída, impulsaron la demanda a tal grado que resultó un desequilibrio estructural que impulsó la inflación en casi todas las economías del mundo.

Esa discusión parece un examen sobre los excesos en que incurrieron el Fed y los bancos centrales del G7, en particular, pues lo que consideraron una política extraordinaria e innovadora para responder a la pandemia hoy genera preguntas sobre cómo diseñar una política macroeconómica que permita evitar la recesión, resolver los problemas de sustentabilidad fiscal y el límite último que deben tener los balances de los bancos centrales, hoy bajo escrutinio, incluso por las apuestas que algunos han hecho al invertir en ETF.

Dicho lo anterior, se abre una interrogante para México, pues es cierto que nuestra economía enfrenta el mismo desafío que todas con este prolongado fenómeno inflacionario, en parte originado por la interrupción global de cadenas de suministro, pero hay elementos distintos que analizar a los que motivan la política monetaria del G7, porque ni tenemos un gran mercado de valores ni el mercado de bonos gubernamentales ha invertido el alza, ni la economía atraviesa por una fase de crecimiento excesiva que requiera enfriarse ni el sistema bancario es tan eficiente y no tenemos un déficit o deuda fiscal insostenible.

No dudo que haya sido invitada la gobernadora de Banxico a la venue que se realiza desde 1978 en el Jackson Lake Lodge en el Grand Teton National Park de Wyoming, pero seguro no asistirá. Lo que sí podría haber es una reflexión más pública, aprovechando el próximo Informe de Inflación Trimestral, para ahondar en esos desequilibrios que explican el impulso de la demanda en México y la falta de reacción de la oferta de algunos bienes y servicios, especialmente los relacionados con el consumo de alimentos.

Apunte final: Cuando los banqueros centrales y ministros del G7 llevan años violando las reglas de la ortodoxia fiscal y monetaria haciendo de la política acomodaticia su mantra antirrecesión, por más de una década por cualquier pretexto, lo único que queda es ver ¿cómo se acomodan?, o ¿es momento de analizar la forma de separarse del ciclo monetario antes de que el diferencial de tasa de fondeo se eternice en 600 puntos base? O qué, ¿seguimos subsidiándoles su empacho?

 

 

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